No sé a quién se le ocurrió calificar a las y los trabajadores jubiladas y jubilados de "clase pasiva".

En esta época de infamias y paradójicamente o no tanto las movilizaciones de jubiladas y jubilados permiten dimensionar el nivel de crueldad del capitalismo y sus ejecutores de políticas de ajuste permanente.

Los hacedores del malestar general vulneran a diario la dignidad de las personas, las condenan a la miseria y la exclusión social.

Las edades de las y los condenados a padecer la sobreexplotación, la opresión y la dominación abarcan un amplio arco que las infancias, pasando por las y los jóvenes, la generaciones intermedias y las y los ancianos.

El nivel de perversión de los uniformados lanzando gas pimienta a la cara de las y los jubilados es una demostración más de la metodología represiva gubernamental para llevar adelante el plan de empobrecimiento por desposesión.

Además, el gobierno sigue aprovisionándose de armas de disuasión a la protesta social.

Como no somos ni aceptamos ser objetos sino sujetos activos seguiremos resistiendo.

Como canta Liliana Felipe: Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.

Está a la vista la valentía y el coraje de quienes se defienden de la expoliación y la ruindad y cobardía de las y los que empuñan los artefactos represivos que solo tienen de humanos la apariencia física.

Todo está a la vista, por supuesto quedará guardo en la memoria de estos años vergonzantes y crueles para las mayorías desposeídas.

Carlos A. Solero