El topo totalitario no solo se infiltró en el Estado para destruirlo desde adentro, como confesó en un medio de EEUU. El topo totalitario se mueve como una bacteria en el cuerpo político social y acomete contra la democracia, vaciándola también desde su interior, como un infiltrado. Todos los días la corroe mientras alimenta su proyecto mesiánico, como si gobernara por derecho divino. Cuando habla