En la noche del viernes, mientras la vicepresidenta Victoria Villarruel era recibida con honores en la Fiesta Nacional del Inmigrante de Oberá (después de encontrarse con el gobernador Hugo Passalacqua en Posadas), a poco menos de cien kilómetros el padre de los hermanos Kiczka interrumpía una manifestación pacífica contra la pedofilia en Apóstoles y dejaba una respuesta inquietante sobre la inocencia de sus hijos.

Leonardo Kiczka es padre de Germán y Sebastián, ambos detenidos en el penal de Cerro Azul de Misiones por una causa de consumo y circulación de material de abuso sexual infantil, aunque también se investiga la producción del mismo. Su domicilio en la localidad de Apóstoles había sido parte de los allanamientos iniciales de la causa, en febrero pasado, y se especuló en lo sucesivo con su situación procesal. Sin embargo, fueron sus hijos quienes terminaron involucrados cuando la investigación retomó ínfulas en agosto y ambos cayeron en prisión después de permanecer prófugos durante una semana.

El primer registro visual de Leonardo Kiczka data del domingo 1º de septiembre: fue uno de los convidados a la polémica visita que los hermanos recibieron en la Comisaría Segunda de Apóstoles, quienes entre risas y tortas fritas fueron filmados por distintos medios y la imagen logró tuvo altísimo rebote. Una indignación generó consecuencias: la ministra de Seguridad Patricia Bullrich pegó el grito en canales amigables, los jefes de la seccional fueron destituidos y los Kiczka rápidamente trasladados a la Unidad Penal de Cerro Azul, una cárcel de mayor seguridad. De momento están en celdas separadas. Y ya les fue rechazado el primer pedido de excarcelación.

Cuentan que ese movimiento de Germán y Sebastián Kiczka de la seccional al penal respondió también a la información que circulaba sobre una marcha en ascuas contra la pedofilia en Apóstoles, aparentemente con la Comisaría Segunda como destino final. La localidad que habitaban el diputado misionero y su hermano mayor es tan solo el epicentro de un espiral que se va abriendo con causas parecidas por pedofilia, pornografía infantil y abuso sexual en Leandro N. Alem y la misma Oberá, no con la misma notoriedad pública pero en iguales niveles de hechos preocupantes.

En efecto, una discreta concentración se produjo hacia la noche del viernes en la plaza San Martín, la más grande de Apóstoles, frente a la Municipalidad, la iglesia San Pedro y San Pablo y la escuela 21. Un periodista del diario Primera Edición de Misiones se acercó a conversar a una mujer presente en la marcha y, en el video que registró, comienzan a escucharse gritos.

“¿Le ofende? A nosotros nos ofenden los niños abusados”, se oye a una mujer, quien agrega: “A mí no me va a callar nada”. Cuando la cámara toma la escena, aparece Leonardo Kiczka amenazando: “Ojo con los carteles”. Un repudio generalizado obligó al padre de Germán y Sebastián a retirarse de la escena, abandonando la plaza hacia la calle Gregorio Matorras. “A usted debería darle vergüenza lo que esta haciendo. ¿Qué viene a hacer acá?”, lo inquirió la misma mujer a la que había advertido.

Rodeado de cámaras y micrófonos, Leonardo Kiczka fue acorralado a preguntas. “Que se manifiesten por los menores me parece bárbaro. Pero que no ataquen mi negocio. Porque el negocio es mío…” fue lo primero que dijo. En efecto, Kiczka tiene una pizzería a apenas una cuadra de distancia de la plaza San Martín. La misma cuenta con un perfil de Instagram cuyos comentarios a las publicaciones fueron cerrados para evitar el escarnio. La última foto subida en ese perfil social data del 1º de mayo y en ella se ve a Sebastián Kiczka detrás de la barra, manipulando una computadora en la zona de la caja.

La aparición del padre de los detenidos en la concentración parecía responder, según sus palabras, a expresión de los manifestantes contra su pizzería, algo que en rigor de verdad no se llega a apreciar. “Yo acepto que se movilicen por los menores, estoy totalmente de acuerdo. Pero están muy equivocados…. Hay un cartel relacionado a mi negocio, pero el negocio es mío y yo no estoy imputado. Así que no voy a aceptar las barbaridades que están diciendo”.

Sin embargo, lo más sorpresivo se produjo cuando un periodista le consultó si creía que sus hijos eran inocentes. “Ya se van a enterar”, dijo. “¿Lo son o no lo son?”, le repreguntaron. “No, no, no”, fue su contestación, sin que quedara claro si en verdad lo que estaba diciendo era que se negaba a responder tal interrogante. “Después se van a enterar de la verdad. No puedo hablar. No puedo comprometer. No quiero hacer. No quiero decir. Yo puedo correr peligro”, balbuceó con notable nerviosismo.

Al día siguiente, Leonardo Kiczka viajó a la Unidad Penal de Cerro Azul a visitar a sus hijos Germán y Sebastián. Nuevamente interceptado por periodistas en la puerta de la cárcel, y en relación al episodio de la noche del viernes en la plaza San Martín de Apóstoles, el padre de los detenidos dijo que los manifestantes eran “personas pagas”.