Anita sonríe a cada momento. Las aventuras que inventa y se inventa, la mantienen viva. Una francesa nacida hace 39 años con personalidad inquieta y curiosa; es arquitecta y antropóloga y hoy se gana la vida como fotoperiodista, afincada hace por lo menos 15 años en Buenos Aires.
Le gusta presentarse como franco-argentina, habla de la pronta doble nacionalidad que está tramitando para pertenecer aún más a la tierra que eligió y que le puso en el camino grandes desafíos profesionales, pero sobre todo, en estos últimos tiempos, personales.
La madre de Anita Pouchard Serra nació durante la ocupación francesa de la actual Argelia, más precisamente en la ciudad de Orán. Mucho tiempo después, el trabajo de Anita la llevó a descubrir que en su nuevo terruño también existía una ciudad homónima, que en este caso se llamaba San Ramón de la Nueva Orán, ya que el fundador colonial de las calientes tierras del norte salteño, Ramón Pizarro, también era nacido en la Orán de África.
Esta casualidad se convirtió en un leitmotiv que llevó a Anita a comenzar un proyecto foto-documental uniendo y entrelazando las dos Orán, a uno y otro lado del Océano Atlántico.
-¿Cómo nace la idea de Buscando a Orán?
-En principio nace porque mi mamá nació en Orán de Argelia. Después, con la independencia y la guerra, emigraron a Francia. Entonces en los últimos años esa historia pasada, su infancia en Argelia, volvió mucho más a la superficie, no paraba de hablar del tema. Y como a mí me interesan los temas que tienen que ver con los conflictos, con la memoria, empecé a acompañar un poco eso y a intentar un proyecto para entender un poco más de mi país y de la historia migratoria de la familia.
Pero ir en ese momento a Argelia no era sencillo, por la visa, porque además vivo lejos, y tampoco terminaba de saber si mi mamá quería volver o no, de hecho nunca volvió desde 1962. Entonces el viaje a Orán de Argelia me pareció que había muchas chances que no suceda. Y hace cuatro años, buscando no recuerdo nunca bien qué, veo que había otra ciudad que se llamaba Orán en el mundo y que estaba acá en Argentina, pero que se llama la Nueva Orán. Empiezo a investigar un poco y veo que hay una conexión con el fundador Ramón Pizarro, entonces dije, “bueno, si no puedo ir a la de África, voy a intentar ir a la otra Orán y esa va a ser mi Orán”. Así empezó, medio de casualidad, y empecé a ver unas conexiones entre las ciudades, también en relación a lo colonial, a la independencia, a todos estos temas que me interesa trabajar a través de mi proyecto personal.
Empecé a filmar, sacar fotos e imaginar con esta Orán inspirada por la otra y por mi historia personal. El proyecto fue creciendo en varios aspectos hasta que este año finalmente pude ir a Orán de Argelia, y entonces como ya estaba en contacto con la Municipalidad de la Nueva Orán, propuse una activación fotográfica para las fiestas patronales mostrando imágenes de esa otra Orán que había dado origen a la Nueva Orán, en el espacio público para ver la reacción de los habitantes. Esto sobre todo porque hay toda una especie de mito-leyenda de "¿por qué se llama Orán la ciudad? ¿por qué Ramón Pizarro eligió ese nombre? ¿dónde queda esa otra ciudad?". O sea, algunos saben que era en África, otros no, y la idea fue esa, un poco jugar y preguntar a los oranenses de Salta cuál era su imaginario de esta otra Orán que había dado el nombre a su ciudad. Y para eso invitarlos a que miren la foto que más les gustaba, que fueron impresas en banners de 2 metros por 2 metros, y sacarles un retrato muy cerrado con ese plano atrás de la ciudad y una pequeña entrevista. Así nació el proyecto y lo que me trajo puntualmente acá.
-¿Cómo se va ensanchando el proyecto ahora que pudiste conocer las dos Orán?
-Es un proyecto que no para de evolucionar en función de la recepción del público mismo. Ahora la idea es llevar estos nuevos retratos a la Orán de Argelia y seguir ese relato entre dos orillas, sobre la visión y la imagen del otro lugar y los puentes que surgen sobre las historias en relación a la época colonial y a la independencia. A partir de estos materiales que vengo recolectando, también estoy haciendo una pieza audiovisual que mezcla los dos territorios sin que sepamos dónde estamos, ni en qué momento, justamente, tratando de unir el relato con las temáticas que sí comparten.
-¿Cuál fue tu sensación con esta búsqueda de la memoria personal, familiar, histórica, cuando llegaste por primera vez a la Orán de Salta?
-Fue como intentar, capaz forzar al principio, conectar las dos ciudades, la otra solo la conocía, en ese momento, por relato familiar, por memorias. Por ejemplo, el calor, la luz fuerte del sol, que es algo que comparten las dos ciudades. Dejarme llevar por eso, por colores, interrogar primero mi propio imaginario. Lo que pregunté a los oranenses ahora en esta activación es lo que yo me pregunté toda la vida, "¿cómo es esa Orán de Argelia? ¿Cuáles son los colores, el paisaje?", fue buscar cosas que me podían parecer familiares por el relato y el imaginario que me habían transmitido en mi familia.
-¿Cómo recibieron la idea de “Buscando a Oran”, de conectar con la Orán de Argelia, los oranenses de la Nueva Orán?
-En mi primer viaje hablé poco, fue más bien de reconocimiento. Y este año viajé en enero y fui entrando más en contacto, tanto con autoridades como con varias personas de la ciudad. Sentí un interés grande y sobre todo siento que hay tanto amor a la Nueva Orán de parte de sus habitantes, que cualquier dato que pueda contribuir a completar esa historia, a hacer puentes, lo reciben bastante bien y fue muy emocionante el contacto con los habitantes en el marco de la muestra, intercambiando sentimientos y emociones.
-Ahora que pudiste ir a la Orán de Argelia ¿Qué conexión, qué similitudes o puentes encontraste?
-Son ciudades muy diferentes. Primero porque la Orán de Argelia tiene alrededor de un millón de habitantes, es una ciudad que da al mar, es un puerto y tiene mucho patrimonio histórico. Pero hay otras cosas más simbólicas que las unen. Hay una leyenda que dice que Ramón Pizarro decidió hacer la Nueva Orán en Salta porque era el mismo calor y clima que el de su infancia en Orán de Argelia. Entonces ese calor, esa luz, el viento que hay también por más que no estemos al lado del mar, para mí son estas cosas las más significativas que las reales y concretas. Eso también da pie para mucha imaginación. Estoy trabajando con las imágenes, con texturas, con el color de la tierra, de las paredes, jugando mucho más con eso que con decir que hay tal estatua, que está allá y está acá también.
-Estos días fueron las fiestas patronales y festejo de la fundación de la Nueva Orán, ¿Cómo los viviste y cómo tomaron la intervención en los espacios públicos con tu muestra?
-¡Fue tremendo! una muy linda energía. Instalamos las muestras en el espacio público y yo hice como guardia a la mañana y a la tarde sentada en un banquito mirando a la gente mirar, realmente atendiendo a la muestra. Y entonces cada vez que una persona se acercaba empezaba a hablar. Yo no había puesto en la muestra dónde quedaba esta otra Orán, porque la idea era hablar y que surja de la conversación lo que pensaban ellos. Hay gente que pensó que las fotos estaban en Salta o en Italia, fue muy lindo eso de cómo representamos otro lugar cada uno y cuáles son las características de paisajes urbanos o naturales que asociamos a diferentes lugares. La verdad que la recepción estuvo muy buena, en los medios locales también, lo cual me permitió que haya gente que se entere, que venga a visitar la muestra y pasar un tiempo charlando conmigo. Y después sí, fue un programa muy festivo, muy intenso en la ciudad. Fue muy lindo como se mueve la ciudad, como todo el pueblo se moviliza para estos días, además era un cumpleaños de 230 años, una cifra más redonda, entonces tenía todavía más importancia. Me quedé muy impresionada por la movilización que generó todo el armado de estos dos tres días de fiesta.
-¿Alguna anécdota que te haya sorprendido con los visitantes a la muestra?
-La última pregunta que les hacía a las personas con las que interactuaba era “ahora sabiendo que en el pasado estas dos Orán han sido relacionadas de alguna manera por la historia de Ramón Pizarro, "¿qué les gustaría que pudiera pasar en el futuro?”. Y entonces hay un par de respuestas que son bastante opuestas y que me parece interesantes. Gente diciendo "bueno, que nos vengan a ayudar y a decir cómo podemos funcionar mejor, cómo podemos mejorar la economía, necesitábamos que alguien nos dé consejos", y al revés otros, siguiendo el imaginario de que están África decían, "capaz nos necesitan y los podríamos ayudar nosotros", o sea, aparecía lo opuesto, eso me parece muy rico también en términos de cómo nos representamos nosotros y cómo representamos a los demás en nuestro imaginario.
Pero todo el mundo estaba muy entusiasmado con la idea de que pase algo entre las dos ciudades. De hecho, un amigo en Orán de Argelia que subió imágenes que le compartí a sus redes, me comentaba que ya hay gente que está en campaña para que hagamos algo en Argelia con estas imágenes porque se fascinaron con la idea. Entonces eso es lo lindo, porque todavía no está el final de la historia y hay que ver hasta dónde nos puede llevar.