Cuando se suspende toda la obra pública, se pierden más de 100.000 puestos de trabajo en la construcción y nadie se indigna más allá de algún X, debemos buscar el origen de semejante desidia ciudadana -entre otras causas- en la sistemática estigmatización que sufre la obra pública del periodo K. La detención ilegal y arbitraria de Julio de Vido, mentor y ejecutor de dicho plan, fue un mensaje del poder a la política. Durante nueve días, por cadena nacional, el fiscal Luciani falseó datos de rutas y presupuestos, tratando de inculpar a CFK. Sin una sola prueba, solo por el afán de poner en el banquillo de los acusados a un gobierno popular. Es lo que se conoce como la Causa Vialidad. Ese recorrido mediático y judicial hizo y hace que gobernadores como Pullaro acepten sin chistar la parálisis de la obra pública. Santa Fe tenía 200 obras en marcha y le dejaron 20. A pesar que le votó todo a LLA. Eso sí, jactancioso y sin sonrojarse dijo: ”A la provincia de Santa Fe no la pasan nunca más por arriba”. Entonces, ¿que vendría a ser pasarla por arriba?
Si hoy se pueden pulverizar las jubilaciones y gasear sin miramientos a los jubilados, es porque previamente se deslegitimó hasta el cansancio la política previsional del gobierno de CFK y se persiguió a sus ejecutores. La detención de Amado Boudou, quien pergeñó el plan de estatización de las AFJP, es “un botón de muestra”. No menos importante es la forma en que fue detenido. Ahí se puede ver en su esplendor cómo funciona el rayo estigmatizador.
La estatización de la AFJP significó arrebatarle a los bancos un negocio de 10.000 millones de dólares, y ponerlos al servicio del sistema previsional público. Una medida histórica equivalente a la nacionalización de los ferrocarriles. ¡Mira si te lo van a perdonar!
Cuando derechistas como Fargosi, Ritondo o Espert califican de inútil o inoperante a Axel Kicillof y piden que sea juzgado por su mala gestión en la estatización de YPF, estos fascistas ponen un juicio de 16.000 millones de dólares por delante de la recuperación de Vaca Muerta, obviando que es un bien tasado en más de 200.000 millones de dólares. No es que no sepan sumar: están militando una nueva privatización de la empresa estatal. A este rayo estigmatizador se suma alegremente la derecha peronista, que lo fustiga por sovietico o progresista. Buscan deteriorar la imagen del gobernador. Ojo! Juegan todos en el mismo equipo: el de la Embajada. Tienen plan y no son improvisados.
Cuando se habla de los ñoquis de La Cámpora en Aerolíneas Argentinas o en pueblos remotos de provincias, aparecen listas truchas de militantes y luchadores sociales que cobran sueldos como azafatas o pilotos de la empresa, estamos frente a una acción estigmatizadora a dos puntas. Una va dirigida contra las empresas públicas; la otra, contra la política. Usan el rayo estigmatizador con el fin de generar consenso, para vender la empresa. Y de paso cañazo, desacreditar a la militancia camporista que tanto le molesta a la derecha.
Se darán cuenta que las cuatro acciones descritas, no fueron cuatro hechos desconectados entre sí. ¡No! Fueron impulsadas y desarrolladas durante la gestión de CFK, que es el objetivo más preciado a destruir por los sectores del poder concentrado. Ahí está el verdadero “porqué” de que la quieran asesinar.
No se puede entender en su totalidad el proceso político argentino, y menos el resultado electoral, sin analizar el papel estelar del Partido Judicial, los medios hegemónicos y el rol de la calumnia, la injuria y la estigmatización en este entramado neocolonial. Una concordancia maléfica que lubricó la llegada de Milei al gobierno, a lo que hay que sumar los errores propios (varios) que pavimentaron el camino. Verbigracia, el acuerdo con el FMI, la pobreza creciente y el precio de los alimentos. No demos más vueltas: este combo letal es la verdadera insatisfacción democrática. El intento de magnicidio a la ex presidenta fue lo que abrió la puerta final a esta pesadilla.
Esta tarea de demolición siempre tiene etapas. “No siempre se persigue el objetivo de tumbar al líder; primero se lo intenta domesticar. Así, la operación ablande (lease estigmatización) suele iniciarse con familiares y colaboradores más cercanos para provocar que lo dobleguen ".(Lawfare, guerra judicial mediática, Bielsa-Peretti) Si no lo consiguen, como con CFK, entonces se lo intenta asesinar.
El relato estigmatizador requiere también de espejos virtuosos. El "honestismo" es su partenaire perfecto. Este es una manipulación con sentido político del concepto de honestidad, donde la doble vara es la medida permanente que se usa para evaluar la conducta política del populismo. Si una acción la ejecuta la derecha está bien, si la misma acción la ejecutamos nosotros, es delito. La misión del honestismo es declamar y reclamar una conducta a los sectores populares, desde una presunta superioridad moral con el solo objetivo de descalificarlos. El poder exige a los otros la virtud que nunca practica. El mejor ejemplo es Stolbizer, acusando de corrupción al K y después votándole todo a Macri y Milei.
Este tipo de comportamiento apunta a desprestigiar al campo nacional y popular in totum, para separarlo de la sociedad, generando a su alrededor un cordón sanitario infranqueable. Si sos K no se puede ni tomar un café con vos. El propósito es aislar totalmente a quienes expresen y defiendan las ideas de bienestar del pueblo de a pie, y que sus seguidores se avergüencen de ellos por ser corruptos. El objetivo es transformar al peronismo K en parias, e impedir u obstaculizar cualquier política de alianza.
Esta acción segregacionista emana directamente de la embajada de los EEUU. La explicitó Horacio Rodriguez Larreta, con la aquiescencia del embajador Marc Stanley, definiendola con una claridad meridiana: 70/30. Es decir unir al 70% del espectro político para aislar al 30% K: ”Buscamos terminar con el Kirchnerismo para siempre”, remató. En el Consejo de las Américas, el embajador se entusiasmó con la propuesta e instó a ejecutarla inmediatamente, sin esperar las elecciones. Igual fervor por la idea expresó el ex embajador de Alberto Fernadez en Washington, el “peronista” binacional Jorge Argüello, presente en el evento. Todos contra el kirchnerismo: embajada, radicales, PRO, LLA y pejotismo. Basta ver hoy las dificultades que enfrenta el peronismo parlamentario a la hora confluir con otros bloques, para comprobar en la práctica cómo funciona esta entente multipartidaria del odio, y lo exitosa que es. La cosa sigue siendo Braden o Peron. Ahí y así estamos hoy.
La personalización de la infamia también está a la orden del día en nuestra América. Quienes se oponen sin dobleces a la hegemonía neoliberal reciben su correspondiente rayo estigmatizador. El Partido Judicial y su infantería mediática y partitocrática, son los grandes actores de esta etapa.
El personaje más vituperiado de la historia Argentina, después de CFK, fue Juan Perón. No hubo estigma deshonroso que no quisieran colgarle. Para sacarlo de la cancha le achacaron calumnias de todo tipo (sexuales, económicas, morales, las que se les ocurran). No pudieron. El les advertía a los propios que se querian colgar de la estigmatización para sacar ventajas electorales:”Quien lucha contra un compañero, es un enemigo o un traidor”. Ese apotegma peronista es imperecedero, Los sectores populares no pueden sumarse a la estrategias de la derecha ayudando a demonizar a los que luchan. Estamos en un tiempo donde por una banca, le venden el poncho al invierno. No vale todo.
Debemos ser solidarios con los que pelean y leales entre nosotros. No existe otra forma de enfrentar esta política criminal más que con la unidad del campo nacional y popular. Hay que ordenarse para no ser presa fácil del enemigo, porque vienen por todo y por todos y todas. Especialmente por CFK quien se ganó todos los palmarés en esta carrera. Nadie está a salvo del rayo estigmatizador porque “Aunque seas tan casto como el hielo y tan puro como la nieve no te salvarás de las calumnias”. Y si sos k o zurdo, menos.