Con organización del Centro de Estudiantes de la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario, hoy a las 19, el Complejo Cultural Atlas (Mitre 645) recibe la visita de Marcos Berta, el notable artista, realizador y efectista del cine argentino, responsable -entre muchos otros films- de los efectos especiales y el maquillaje prostético de Aterrados y Cuando acecha la maldad, de Demian Rugna. Un diálogo imperdible, que contará con la moderación del realizador y productor Pablo Romano (productor en Memoria de una madre, con dirección de Mauro Ojeda y filmada en Rosario y Alvear, con Berta a cargo de los SFX). “Creo que siempre fui una especie de niño monstruo, siempre me gustaron los monstruos, crear mundos nuevos, y preguntarme sobre lo que existe más allá de nuestra existencia y las banalidades, como en qué podría convertirse alguien o algo”, comenta Marcos Berta a Rosario/12.

“Desde muy pequeño, siempre tuve facilidad para el dibujo, inventaba mis propias historias y mi recurso eran las películas de terror, donde sucedían cosas que no ocurrían normalmente en la tele. Para mí fueron importantes películas como Indiana Jones, Thriller de Michael Jackson, Terminator, Alien; hubo una gran sensibilidad artística en esas películas de los ochenta, y me llevaron a buscar nuevas formas de poder hacer una representación de lo que tengo en la cabeza, o como instrumento hacia algo más grande que yo, como un largometraje. Fue una mutación constante entre todas las cosas que me llamaron la atención, como los animales, los dinosaurios y las máquinas, la que me llevó a querer construir cosas con las manos y dibujar”, continúa.

-Una experiencia física, artesanal, que a diferencia del digital tiene un impacto indudable ante la cámara.

-En el caso nuestro, en el género ci-fi o terror latinoamericano, hay caminos a explorar respecto del digital, pero como consumidor de esa época, elijo hacer cosas con las manos; es la manera que nos permite traer un poco a la tierra el material duro. En Alien: Romulus pasa un poco eso, hay decorados de verdad y los monstruos están hechos y manufacturados por personas reales, no es una construcción en VFX, y eso le da una potencialidad a las películas y a que la gente lo crea, para que el espectador crea de verdad el cuentito de que eso puede llegar a tu puerta y asustarte.

-Algo que seguramente se experimenta también en los rodajes.

-Sí, por supuesto, se genera algo en el set también. Cuando es algo que ves y lo tenés, al momento de estar contando la historia, pasa a tener otro peso, es un peso artístico, temporal, de resolución. Hay muchos factores que se conjugan cuando estás filmando, a diferencia de cuando agarrás las cosas después, en donde se diluye un poco esa sensación de lo que se quiere generar. Me parece que es la parte divertida, la de poder decir, bueno, vamos a filmarlo de tal manera, vamos a hacer esto, vamos a inventar planos. Muchas veces, en los storyboards se agregan planos no previstos, porque el efecto está bueno o porque la criatura está buena, y eso es algo que no sucede en la postproducción. De hecho, cada vez que estoy en un set, pienso en que las películas son para siempre, porque no hay un tratamiento sobre lo que vos hiciste, más allá de que podamos laburar después en VFX o incluso, en los peores casos, borrar escenas, algo que por suerte no me pasó. Por eso, a veces sucede que estamos corriendo en el medio de un rodaje, y uno está obligado a concentrarse más. Lo táctil, lo pesado, lo que se siente real, es siempre otra cosa.

-Y al mismo tiempo, entrar en empatía con la mirada de quien dirige, vos ya tenés una experiencia con muchos realizadores.

-Todos los proyectos son diferentes, yo confío mucho en la intuición y tengo que entender con quién estoy trabajando. Siempre hay un trabajo previo en el cine, y solo el cine permite este tipo de cosas: cuando se acerca el director de arte, por ejemplo, hay ahí un conocimiento y una indagación de mi parte que a veces es hincha pelotas, porque yo soy hincha pelota con mi trabajo (risas), pero que hace mucho al resultado final. ¿Cómo pensás esto, cómo pensar un background, cuál es la historia? A veces, pasa que hay un monstruo porque hay un monstruo, pero sin una construcción sobre por qué hay un monstruo, y ese tipo de cosas son muy interesantes, porque terminan proponiendo algo nuevo a la historia, al guion y al espectador.

-¿Qué te aportó el trabajo con Demian Rugna?

-Cuando trabajás con amigos que admirás, todo se potencia. Yo soy un gran fan del cine de Rugna, por el tipo de películas que propone, por la mirada que tiene y por la libertad que me da trabajar con él. Si bien él es muy claro con las cosas que quiere, siempre me permitió experimentar cosas o proponer, y eso es lo más interesante, porque más allá de los éxitos y qué sé yo, cuando uno está filmando no sabe la potencialidad que puede llegar a tener lo que se está haciendo. Tiene una mente muy creativa, sus guiones te disparan cosas, y al proponérselas, él siempre se copó y me dio una libertad creativa muy amplia.

-Hablabas de ser hincha pelota, pero creo que la obsesión debe ser un rasgo inevitable en este trabajo.

-Pero también, a veces, es muy limitante. Me pasa con otros directores que, hasta que no tienen el proyecto de tal o cual manera, no lo terminan. A mí me pasa en el talle: vos tenés que confiar en lo que estás haciendo, en los materiales y en la gente con la que trabajás, porque si no, se vuelve imposible y las cosas no se llevan a cabo. Uno es parte del proceso y hay que entenderse de esa manera, más allá de estar comandando la cuestión, y eso me parece súper importante, porque permitís que sucedan otras cosas, tal como ocurre cuando estamos con la cámara, ante accidentes fortuitos frente a los que uno tiene que estar ávidamente preparado y aprovecharlos a su favor.