Desde Brasilia

Decepcionado con Nicolás Maduro y más que irritado con Javier Milei. El presidente Lula da Silva está disgustado con su colega y "compañero" venezolano mientras analiza la tensión diplomática luego de que fuera revocada la autorización para que Brasil represente los intereses argentinos en Caracas.

El enojo no es menor con su colega, y nunca tratado como "compañero", Milei quien desde Buenos Aires volvió a atacar al líder petista a pesar de las gestiones para cuidar de la residencia oficial en Venezuela.

Reunión de emergencia

Este domingo el presidente mantuvo una reunión de emergencia en el Palacio de Alvorada, en Brasília, con la ministra de Relaciones Exteriores en ejercicio, Maria Laura da Rocha. El canciller, Mauro Vieira, participó a distancia, pues se encuentra en Omán realizando una visita oficial.

De acuerdo con fuentes gubernamentales que hablaron con varios medios el gobernante progresista defendió la permanencia de los funcionarios brasileños en la embajada hasta que Milei escoja otro gobierno para que lo represente ante Maduro.

Lula y los diplomáticos conversaron, además, sobre la situación de seis aliados de la líder opositora, María Corina Machado, que permanecen refugiados en el predio ubicado en la exclusiva Lomas de la Mercedes caraqueña. Uno de los asilados afirmó que supuestos agentes del gobierno cortaron el suministro de luz de la misión diplomática cuyo ingreso fue bloqueado.

En paralelo desde el Palacio Miraflores se denunció que los opositores alojados en territorio argentino -tal es el status de la embajada – aprovechan esa cobertura para organizar operaciones terroristas y hasta un magnicidio.

Amorim

Durante la reunión de este domingo también se conversó sobre la fuga del excandidato presidencial, Edmundo González Urrutia, que luego de ser acogido en la embajada de Países Bajos, recibió asilo en España.

El asesor internacional de la Presidencia, Celso Amorim, a quien Maduro y González Urrutia recibieron, por separado, el 29 de julio en Caracas, un día después de las elecciones presidenciales, no participó del encuentro en Alvorada por encontrarse en Rusia.

Durante su visita a Venezuela de hace un mes y medio, la última de las varias que hizo desde el retorno de Lula al gobierno en 2023, cuando se restablecieron las relaciones bilaterales, el consejero evitó verse con Maria Corina Machado.

Este sábado, desde Moscú, Amorim se refirió a la actual situación en la Embajada."Considero muy extraña la actitud de Venezuela, es un instituto conocido del derecho internacional la protección internacional de intereses (de terceros países)". La decisión de quitar el permiso para que Brasil tutele la embajada "me llama la atención y realmente me choca (...) es algo que no tiene cabida, claro que tendrá repercusiones políticas".

"Deja mucho que desear"

Ante de recibir a la canciller en funciones Maria Laura da Rocha en la residencia oficial, Lula había declarado que el gobierno de Nicolás Maduro "deja mucho que desear" por no haber presentado las actas de los comicios de julio. Afirmó que, al igual que su colega colombiano Gustavo Petro con el cual ha mantenido conversaciones telefónicas, no pretende reconocer la reelección de Maduro hasta que no se divulgue esa documentación.

Descartó, asimismo, aceptar como válidas las actas presentadas por Machado, cuya autenticidad fue puesta en duda por Amorim.

Mediación

Lula recordó, durante una enrevista concedida el viernes a una radio católica del estado de Goias, la buena relación que cultivó con Hugo Chávez, quien en 2003 aceptó su propuesta de crear un Grupo de Amigos de Venezuela, después del golpe de Estado de abril de 2002. Y mencionó que en esa organización ad hoc participaron Estados Unidos y España, cuyos presidentes de entonces, George W. Bush y José María Aznar, no tenían ninguna afinidad con Chávez. A tal punto eran antichavistas que habían sido los primeros en reconocer al presidente de facto, Pedro Carmona.

Imbuído de esa vocación negociadora, Lula dijo a la radio goianense que seguirá buscando caminos en pro de una distención, y para tal propuso la formación de un gobierno de coalición entre oficialismo y oposición, o la celebración de nuevos comicios. Dos sugerencias que ya fueron rechazadas por maduristas y machadistas.

Y como cierre del comentario criticó el embargo económico de Estados Unidos. "Yo no voy a romper relaciones (con Venezuela) y rechazo el bloqueo, porque el bloqueo no perjudica a Maduro, perjudica al pueblo, creo que el pueblo no debe ser víctima de eso".

Llamada pendiente

Una fuente del Palacio del Planalto le dijo a este cronista que e más allá de los sacudones en la relación con Caracas, Lula mantiene en pie su intención de telefonear a su colega venezolano sin que hasta el momento se haya fijado una fecha, que seguirá en consultas con Gustavo Petro y probablemente visitará en su país al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador entre fines de este mes y principio de octubre.

Las especulaciones sobre una llamada con Maduro han estado a la orden del día. El canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, declaró que "probablemente" iba a realizarse la semana pasada, especulación que fue desmentida enfáticamente por el ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello.

Milei

La vocación acuerdista de Lula tiene un límite llamado Javier Milei. La semana pasada durante las negociaciones para facilitar el diálogo entre oficialismo y oposición venezolanos, y resolver la crisis desatada por la prohibición de representar los intereses argentinos en Caracas, llegó al Planalto la noticia de que Milei había calificado a Lula como "tirano" por avalar el bloqueo de la red social X determinado por el Supremo Tribunal Federal.

El diario O Globo consultó a fuentes de la Presidencia y la Cancillería sobre la repercusión de esa afirmación. Los funcionarios consideraron "inaceptables" las expresiones de mandatario argentino, del cual recordaron que hace poco más de un mes solicitó el socorro brasileño para asumir la representación ante Venezuela.

La respuesta de Brasilia a la Casa Rosada, que está siendo analizada, puede ser desde la suspensión de las reuniones de alto nivel gobiernos a la convocatoria del embajador en Buenos Aires, Julio Bitelli, según el periódico.