La concejala de la ciudad colombiana de Medellín y exfiscal Contra el Crimen Organizado de ese país, Claudia Carrasquilla Minami, afirmó ayer en Rosario que “si no se depura la policía no vamos a poder combatir el crimen”, porque las organizaciones narco “lo que mejor que tienen es esa alianza” con las fuerzas de seguridad. Al participar de un conversatorio sobre esa temática organizado por el gobierno provincial, sostuvo también que ambas ciudades “no tienen similitudes” en cuanto al desarrollo de la narcocriminalidad que las atraviesa.

Carrasquilla Minami, conocida como “La Dama de Hierro”, apodo habitualmente empleado den mujeres “fuertes” a cargo de asuntos públicos, estuvo ayer en Rosario para participar de un conversatorio sobre el abordaje del crimen organizado y las medidas implementadas para bajar los niveles de inseguridad en Medellín y Rosario, que se realizó en la Sala “Rodolfo Walsh” de la sede local de Gobernación.

La concejala disertó en un panel junto al secretario de Análisis y Gestión de la Información del Ministerio de Justicia y Seguridad, Esteban Santantino, y al diputado nacional Gabriel Chumpitaz, encargado de la visita de la especialista a Rosario.

Durante la conversación, que estuvo dirigida a funcionarios provinciales, locales y del Ministerio Público de la Acusación (MPA), Carrasquilla Minami destacó la necesidad de articular las tareas de investigación entre diferentes estamentos del Estado; la importancia de la inteligencia criminal y la de inventariar a las organizaciones narco.

La exdirectora Nacional contra el Crimen Organizado de Colombia resaltó en rueda de prensa le necesaria “depuración” de las fuerzas de seguridad para combatir al narco.

“Lastimosamente Argentina, Rosario, Colombia, Medellín, no escapan al tema de la cooptación de Estado, como la llamamos nosotros”, dijo la especialista.

Añadió que “no sólo es la policía, también los jueces, los fiscales, y la misma policía. Si no se depura, para crear unas investigaciones de transparencia policial, pues no vamos a poder combatir el crimen, porque lo mejor que ellos tienen es esa alianza con la policía”.

En esa línea, la actual concejala de Medellín dijo que “si no la tuvieran no podrían crecer y persistir en el negocio”, y recordó que, como ha sucedido en la mayoría de las causas seguidas por el MPA rosarino, en Colombia “en cada investigación contra el crimen organizado había de 10 a 15 policías al servicio de ella”.

Una reforma policial no es parte –al menos por ahora- de la agenda del Ministerio de Justicia y Seguridad que comanda Pablo Cococcioni.

Por el contrario, la palabra oficial está orientada a empoderar a la fuerza de seguridad. El 13 de agosto pasado, durante el acto por el 170° aniversario de la Policía de Rosario, el gobernador Maximiliano Pullaro destacó que quiere “una policía firme y de mano dura en el marco de la ley”.

No son iguales

Consultada acerca de si son homologables los procesos que vivieron en materia criminal la ciudad de donde proviene con la que visitó, Carrasquilla Minami fue tajante al asegurar que “no”.

“Rosario no tiene similitudes con Medellín. Sí, en cambio, sabemos que en Buenos Aires estuvo ‘Mi Sangre’ –por el narco Henry de Jesús López Londoño-, que es un hombre muy representativo del narcotráfico en Colombia. Con la cooperación que hubo a través de la DEA (la agencia estadounidense de control de drogas ilícitas), pudo ser deportado y judicializado”, explicó.

La concejala destacó que “es muy importante la articulación” y, en ese sentido, dijo que “hay que tener en las ciudades un plan articulado de todas las autoridades, administrativas y de investigación, para que esos indicadores no sigan aumentando”, en relación a las tasas de criminalidad.

“La inteligencia es fundamental”, siguió Carrasquilla Minami, para quien es significativo crear “un inventario criminal de las organizaciones que se dedican al tema del narcotráfico, para poder determinar quiénes son esas cabezas visibles que permiten que el narcotráfico llegue a otros países”.

La especialista se refirió así a organizaciones de tráfico trasnacional de drogas, de las que al momento no hay registro en Rosario, donde las bandas son clanes familiares muy violentos. Señaló “la modalidad que ellos tienen para colocar la droga, como la contaminación de los barcos que salen de los puertos, pero también lo que se llaman las mulas, y a través de los aeropuertos internacionales también se carga la droga”.