La intención primera de Mariana Baraj, al formar el trío Cocaibica, fue empezar a experimentar en el universo de la música electrónica para luego “sumarle el color orgánico”, en los vivos. Devino, por esa senda, otra intención de la cantante, percusionista, productora y compositora nacida en Buenos Aires, y actualmente radicada en Salta: tocar con su hermano baterista Marcelo (hijos ambos de don Bernardo) con quien no tocaba desde las épocas de Catupecu Machu, banda que integraron en los principios. “Si bien ya venía colaborando con Villa Diamante, Uji y Mad Professor, entre otros, tenía la inquietud de generar un proyecto y salir a tocar, y acá estamos”, se expresa la Baraj, que concretará finalmente la intención a tres fechas: este miércoles a las 20 en Guajira Bar, de La Plata (Calle 49, 484); el viernes –misma hora- en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), y el domingo, a las 21, en el Nicanor Bar (Dardo Rocha 298, Monte Grande).

“Los shows serán muy activos e intensos, y nos encanta que la gente baile”, asegura la música sobre la paradas que tendrán el consecuente fin de presentar Fuego Legüero, primer disco del trío, que completa el productor, cantante y Dj boliviano –ex Superluz- Leo Camargo, y que Baraj se encarga de describir. “En su gran mayoría, el trabajo tiene su punto de partida en la raíz folklórica, aunque nos interesa también incorporar ritmos que son emblemáticos de la región de las yungas, como el pim pim, que están desapareciendo”, cuenta Mariana sobre un disco que efectivamente pendula entre variados ritmos, estéticas y enfoques.

Conviven en efecto una chacarera “al hi hat trapero” y con charango, donde la percusión manda firme, como “La Fuerza”, con la lúdica “Aire Santo”, cumbia que el trío usa para cerrar los shows, bien arriba. Y las dos, a su vez, coexisten en un mismo todo con “Nave”, tal vez el tema más bello del disco. “La matriz de esta canción es el sonido de un instrumento de percusión melódica, con mucha presencia. Nos inspiró la sonoridad aire y tierra de la nave, y la letra habla de la transformación”, explica Baraj.

-¿Cuánto de electrónica y cuánto de tierra creés que tiene la música del trío, en general?

-Creo que logramos encontrar un buen equilibrio entre ambos elementos. Tratamos de mantener el color de los instrumentos tocados, incluyendo también a otros instrumentistas para luego mixturar con bases electrónicas, programaciones y samplers. Es un equilibrio cobijado en el fuego legüero, digamos. Justamente, elegimos este nombre, porque forma parte de la letra de la canción “Soy Cocaibica”, música que nos define nombrando el ritmo, el bombo legüero, la coca, el bica –estimulante de la coca- y el fuego.

-¿Cómo se integra este tema en el mosaico que proponen?

-Bueno, es una canción despojada y profunda. Nos gusta pensar en el calor del fuego y que nuestra música trascienda fronteras, que se escuche a la legua. Por esto también el nombre del grupo, ¿no?

-¿Y el del disco?,¿por qué va asociado alegóricamente al de la coca?
-Porque tanto Leo como yo estamos en constante relación con la hoja de coca, dado que él es boliviano, yo vivo en Salta y ambos coqueamos. La coca y el bica son un maridaje muy especial, y están presentes en todo el noroeste de Argentina y Bolivia… conforman una combinación poderosa y medicinal, que forma parte de nuestra cultura.

-Tenés diez discos a la fecha, Mariana. ¿A cuál de ellos creés que remite o se acerca Fuego Leguero?

-Creo que podría tener cierto color de Vallista y de Margarita y Azucena, sobre todo porque la copla está presente en este disco, como en aquellos dos. Encajan bien en este sentido.