El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta Kamala Harris encabezarán los actos conmemorativos por el aniversario del atentado a las Torres Gemelas, en lo que será el último antes de finalizar su gobierno. Durante su mandato, la lucha contra el islamismo radical se centró en diversas medidas y posicionamientos, con especial énfasis desde el inicio de la guerra contra Hamas en Gaza, el 7 de octubre de 2023. Antes de esto, uno de los momentos clave fue la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán en 2021, tras el regreso de los talibanes al poder, lo que marcó un fracaso para Washington.
“Verán al presidente y al vicepresidente juntos mientras lamentan las miles de vidas que se perdieron ese día y también a los socorristas que obviamente arriesgaron sus vidas para proteger a los estadounidenses ese día”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en declaraciones recogidas por el medio estadounidense The Hill.
El octogenario mandatario y la candidata a sucederlo en la presidencia viajarán a la Zona Cero en Nueva York, al Memorial del Vuelo 93 en Shanksville y al Pentágono en Arlington, Virginia, para rendir homenaje a las víctimas de los ataques en los tres sitios, en lo que será el vigésimo tercer aniversario.
El apoyo a Israel
En cuanto a la lucha contra el islamismo radical durante su gestión, las medidas de Biden se implementaron mayoritariamente desde el inicio de la guerra en Gaza, hace casi un año. Desde el primer momento, su gobierno expresó un firme apoyo a Israel tras el ataque de Hamas en suelo israelí, que causó la muerte de alrededor de 1.200 personas y resultó en más de 200 secuestrados. Este respaldo incluyó la provisión de millones de dólares en ayuda militar y el veto a resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU que pedían un alto el fuego inmediato en este conflicto, que ya cobró la vida de más de 40.000 gazatíes.
El apoyo del gobierno no estuvo exento de críticas. En abril, estudiantes universitarios encabezaron protestas para que Biden retire su apoyo a Israel y promueva un cese al fuego. Pese a los intentos por reprimirlas y con cientos de detenidos, las protestas se extendieron a más de 60 universidades del país. Estas protestas se replicaron también en países vecinos como Canadá y México, así como en países europeos como Francia, España, Reino Unido y Suiza.
El gobierno estadounidense también ha intentado en algunos momentos equilibrar su apoyo a Israel, presionando para que evite acciones que puedan ser vistas como violaciones de derechos humanos. En diciembre pasado, durante un acto, Biden advirtió sobre el impacto que podría tener un plan del ejército israelí para inundar el complejo de túneles de Hamas en Gaza, expresando su preocupación por la seguridad de los palestinos inocentes.
En ese sentido, el mandatario demócrata instó al gobierno israelí, encabezado por Benjamín Netanyahu, a no repetir los errores que cometió Estados Unidos tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, y le pidió hacer todo lo posible para evitar que civiles palestinos inocentes resulten heridos o asesinados. "No cometamos los mismos errores que cometimos el 11 de septiembre: no hay razón por la cual Estados Unidos estuviera en una guerra en Afganistán", remarcó.
El fracaso en Afganistán
La invasión estadounidense en Afganistán comenzó en respuesta a los atentados contra las Torres Gemelas en 2001, con el objetivo de derrocar al régimen talibán, que protegía a los líderes de Al-Qaeda, responsables del ataque. La intervención militar buscaba eliminar la amenaza del terrorismo islámico y desmantelar las bases de entrenamiento de Al-Qaeda.
Aunque rápidamente lograron expulsar a los talibanes del poder, el conflicto en Afganistán se extendió por casi 20 años, marcado por una insurgencia persistente y un esfuerzo continuo por estabilizar el país, que incluyó la capacitación de fuerzas afganas y la implementación de medidas para intentar fortalecer el gobierno local. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos internacionales, los talibanes lograron recuperar el control en 2021, poco después de la retirada definitiva de las tropas estadounidenses.
Así, la guerra más larga en la historia de Estados Unidos culminó en una humillante derrota para la primera potencia mundial y sus aliados occidentales, lo que desató una ola de críticas contra la administración de Joe Biden, tanto por la forma en que se ejecutó la retirada como por las consecuencias geopolíticas y humanitarias que siguieron.