Una sucesión de eventos desfavorables determinó la segunda derrota de la Selección Argentina en lo que va de las Eliminatorias Sudamericanas y la séptima del ciclo de Lionel Scaloni. El calor irrespirable de Barranquilla (41 grados de sensación térmica a la hora de comienzo del partido) sumado a un piso seco, duro y desparejo, el talento de James Rodríguez de pocas apariciones pero todas determinantes y a un penal muy discutible que le sancionaron en el segundo tiempo a Nicolás Otamendi contra el lateral Daniel Muñoz le dieron forma a un 2-1 en contra que no bajó a la Argentina del primer puesto en la tabla. Y que Colombia celebró como lo que verdaderamente fue: el desquite de la final de la Copa América que hace dos meses perdió en Miami.

Se podía perder y se perdió sin que haya nada para criticar. El equipo de Lionel Scaloni afrontó con su mayor profesionalismo la hoguera del estadio Metropolitano, insoportable hasta para los propios espectadores. Y padeció también un campo de juego preparado para que la pelota no corriese todo lo rápido que necesitaba. Colombia no fue mucho más y el empate debió haber sido el resultado final. En todo caso, el desequilibrio lo marcaron las pinceladas talentosas de James Rodríguez que, cuando se dieron, terminaron volcando el resultado.

James participó de los tres goles del partido: a los 24 minutos del primer tiempo y a la salida de un córner, pinchó una pelota de zurda por encima de un Dibu Martínez demasiado jugado al primer palo y la colocó en la cabeza de Yerson Mosquera que casi debajo del arco anotó el 1 a 0. A los dos minutos de la segunda etapa, dejó corto (raro en él) un pase para Muñoz que interceptó Nicolás González y convirtió en el empate argentino tras un pique largo que se llevó a la rastra a Mosquera y una buena definición por entre las piernas del arquero Vargas, Y a los once, le cambió el palo a Dibu y convirtió el penal que VAR mediante le dio la victoria a los colombianos. Intervino poco James, abrumado él también por la alta temperatura. Pero lo poco que hizo fue más importante que lo de ningún otro.

Argentina llegó más en el primer tiempo que en el segundo. Lo hizo a pesar de que los volantes pisaron poco el área colombiana (Leandro Paredes estuvo bien bloqueado) y Julián Alvarez y Lautaro Martínez debieron bajar demasiado a buscar juego. Luego del empate, pareció que el equipo de Scaloni podía imponer superioridad. Pero los ingresos, luego del penal, de Alexis Mac Allister por Paredes y de Gio Lo Celso por un De Paul fastidioso con el calor no ayudaron a iluminar el panorama. Los campeones del mundo y bicampeones de América empujaron pero sin claridad. Colombia, sobre todo en el último cuarto de hora, cortó demasiado el partido y lo demoró todo lo posible. Necesitaba ganar y ganó. Por ventaja mínima. Pero ganó.

Pasó la primera ventana de Eliminatorias del año. Con una victoria y una derrota. La segunda vendrá muy pronto: el 10 de octubre, la Selección visitará a Venezuela y el 15 recibirá a Bolivia, posiblemente en Santiago del Estero. Seguramente con el capitán Lionel Messi en la cancha. No debe entonces dramatizarse la derrota porque no complica nada ni se dio al cabo de una mala actuación. Se podía perder de visitante contra Colombia. Mucho más en medio de una hoguera insufrible de calor y humedad. Y perdió acaso porque le dieron en contra un penal que no fue. Sólo por eso.