LA ESTRELLA AZUL 7 puntos

(España/Argentina, 2023)

Dirección y guion: Javier Macipe.

Duración: 129 minutos.

Intérpretes: Pepe Lorente, Cuti Carabajal, Mariela Carabajal, Noelia Verenice López, Demi Carabajal.

Estreno en salas de cine.

Biopics de músicos acorralados por fantasmas de todo tipo y color hay a montones, un género a esta altura clásico que nunca se abandona. Existe algo inherentemente fascinante en los retratos ficcionales de seres reales cuyo talento es horadado por adicciones, períodos de escasa creatividad o el propio ego, entre otras malas yerbas. La estrella azul, ópera prima del español Javier Macipe que dice presente en el pelotón de posibles candidatas para representar a su país en los premios Oscar, es eso mismo y también es otra cosa. Basada libremente en la vida del músico zaragozano Mauricio Aznar Müller, líder de la banda de rock Mas birras, activa durante los años 80 y parte de los 90, La estrella azul acompaña a la versión cinematográfica, encarnada por Pepe Lorente, en el viaje que el joven cantautor emprendió hacia tierras argentinas en un período de oscuridad artística y personal. ¿Acaso viajó Aznar a Buenos Aires en busca de las raíces del tango, esa marca país inoxidable?

Por el contrario, una pasión de infancia encendida gracias a un LP familiar lo llevó a tierras cordobesas en peregrinación hacia el Festival de Cosquín y tras la estela de Atahualpa Yupanqui. Aunque quiso el destino –así al menos lo describe el guion del propio Macipe– que un encuentro casual en una peña lo llevara a la vecina provincia de Santiago del Estero, donde pasó una fugaz temporada en el seno de la familia extendida de los Carabajal. Es entonces cuando La estrella azul muestra las mejores armas narrativas: aderezando la ficción con elementos semi documentales, el reparto suma a algunos de los miembros actuales del famoso clan de músicos. Por caso, es Cuti Carabajal quien se encarga de interpretar a su hermano Carlos, y Demi Carabajal hace de sí mismo, aunque con una edad mayor a la que tenía en aquel momento.

Lejos de empaparse de solemnidad, la película de Macipe, coproducida con Argentina, construye una relación de maestro y discípulo afable: a pesar de tratarse de un músico consumado, Aznar no logra dar con la clave del rasgueo de guitarra típico de la chacarera. Cuando finalmente logra hacerlo, el español sólo atina a decir “Gracias, Sr. Miyagi”. En medio de las enseñanzas, que también incluyen a otros miembros de la familia, La estrella azul coquetea con un posible romance e incluso la posibilidad de que el protagonista esté por fin sanando de un pasado reciente con tintes autodestructivos. Lo mejor, sin duda, es el estilo ligero de la narración, con una cámara ubicua que parece seguir a los personajes como si se tratara de un film de no ficción. El baile en una peña o la escritura de una chacarera al pie de un árbol no se sienten como postales turísticas o procesos forzados por el guion sino como instancias emocionales genuinas.

El último acto, que coincide con el regreso de Aznar a España, parece volver a las estructuras más convencionales de la película biográfica dedicada a la vida y obra de un músico, que ahora debe enfrentarse a la incomprensión de sus colegas y, sobre todo, los espónsores. Ni siquiera la confirmación de que la exitosa banda Héroes del silencio hará un cover de uno de sus temas logra sobreponerlo a un fracaso inesperado: no lograr cosechar lo sembrado en tierras santiagueñas. Una línea de dialogo anticipa el final trágico, habilitando así una intervención frontal del cine dentro del cine. Se trata de una ficción y, cuando el equipo de rodaje se hace presente en cuadro, el personaje pasa también a ser el actor que lo interpreta. Al final del camino, el de La estrella azul es el retrato de un inconformismo extremo e inevitablemente doloroso.