Luego de sus visitas en 2015 y 2017, el grupo estadounidense DIIV (se pronuncia “Daif”), cultor del dream pop y shoegaze, regresa renovado. Así queda claro en su último álbum de estudio, Frog in Boiling Water (2024), que presentará este jueves 12 de septiembre, a las 20, en C Complejo Art Media (Av. Corrientes 6271). “Si bien la última vez que salimos de gira estuvo genial, creo que estos shows son los mejores que estamos dando. No lo decimos nosotros sino los periodistas y fans que nos vieron en vivo en la gira que hicimos por Estados Unidos”, afirma el bajista Colin Caulfield. Y el guitarrista Andrew Bailey añade: “Cuando tocamos las canciones de Deceiver, nuestro tercer álbum, aún se siente esa pasión con la que las grabamos. Y combina muy bien con los temas nuevos”.
El título del disco está inspirado en La historia de B, novela que publicó en 1996 el escritor estadounidense y crítico cultural Daniel Quinn, y que relata cómo un joven sacerdote se aleja de su religión para acercarse a las enseñanzas ambientalistas de un conferencista internacional llamado “B”. “Cuando terminamos la música y las letras del álbum, pensamos qué palabra o frase podía representar bien a esas canciones”, explica Bailey. “ (Zachary) Cole (Smith, frontman del grupo) leyó en la secundaria La historia de B y yo lo leí luego. Ahí Daniel Quinn usó la parábola de la rana hervida para denunciar el avance del calentamiento global. No sé si es el mejor de esa trilogía (la completan los libros Ishmael y My Ishmael), pero su cuestionamiento sigue siendo esencial: ¿esto es lo que hace la civilización?”.
En consonancia con lo expuesto por Quinn en ese trabajo, Frog in Boiling Water retrata el colapso lento, enfermizo y abrumadoramente banal de la sociedad bajo el capitalismo en su etapa terminal, al punto de que la sociedad occidental normalizó la realidad más brutal. “La razón por la que nos preocupamos por los movimientos sociales y la clase trabajadora es por ese sufrimiento que suelen padecer sobre todo en los últimos tiempos”, justifica Bailey, al otro lado del zoom. “Lo que está sucediendo es que la clase dominante, que a su vez es la clase propietaria, está allanando el terreno para el colapso. Están subiendo la temperatura para ver el aguante de la gente, lo que derivó en la caída del poder adquisitivo. Para ellos lo que está pasando es algo normal. Y eso es terrible”.
Caulfield, desde otra ventana del zoom, pide la palabra para completar la idea. “Entiendo que es importante mirar una línea de tiempo más larga, como de bloques de 100 años, porque es lo más lejos a lo que puede llegar la vida humana. Hubo muchos colapsos y apocalipsis en nuestro planeta, y, si lo ves en retrospectiva, eso es apenas parte de un ciclo”, reflexiona el músico, cuya banda definió a este trabajo como un “testamento hipnótico a la resistencia”, debido a las dificultades que tuvieron para sacarlo (estuvieron a punto de separarse tras terminarlo, por el desgaste del vínculo entre ellos, la dinámica familiar y los problemas económicos). “Creemos que lo que vivimos en este momento es crucial a razón de nuestra esperanza de vida. Pero si salís de ese enfoque, te darás cuenta de que en realidad es algo que sucede una y otra vez”.
A propósito de Daniel Quinn, quien falleció en 2018, a éste se le atribuye el concepto de “democracia biorregional”, que propone una mejor representación de la economía, el cuerpo y las preocupaciones ambientales. Algo que hoy parece una utopía, amplificada por el avance de la ultraderecha y posibilidad de que Trump vuelva a ser elegido presidente de los Estados Unidos. “Desde hace algunos años, los movimientos sociales se convirtieron en una especie de tercer partido en los Estados Unidos" (vale la pena recordar que en la nación norteamericana prima un sistema bipartidista), dilucida el baterista Ben Newman, quien se suma a la entrevista. “En los últimos años, el Partido Demócrata se acerca cada vez más a lo que se entiende hoy como izquierda. Sin embargo, tenemos muy poca fe en el electoralismo”.
“El sistema partidista estadounidense son dos caras de una misma moneda", opina Bailey. "Es sinónimo de extracción corporativa y de riqueza, así que no creo que podamos lograr un cambio sustancial”. Y Newman vuelve a la carga: “Acerca del planteamiento de Quinn sobre la democracia biorregional, creo que si tuviéramos un sistema más democrático estos problemas serían un poco más fáciles de abordar. Lo irónico de todo esto es que no podemos votar por ellos sino por un proyecto macro y por una persona menos peor que la otra. No podemos elegir en qué se gastan nuestros impuestos y cosas así. Así que nuestro país no es una democracia, en el sentido de que todos tengamos el mismo poder político: es una dictadura diseñada por la clase propietaria”.
Los tres músicos de DIIV coinciden en que hoy el mundo occidental de adentró en una “nueva Edad Media” (sobre todo tras la pandemia), teoría acuñada por el filósofo y escritor italiano Umberto Eco a mediados de los años '70 del siglo pasado. “Existe la sensación de que vivimos en una monarquía”, despacha el baterista. “En esta nueva Edad Media, nosotros, como clase comerciante, queremos tomar decisiones. Lo que es cada vez más complejo. Así que en las elecciones presidenciales que se vienen (se producirán el 5 de noviembre) intentaremos confrontar a los terratenientes, a la clase propietaria, y haremos lo posible para darle el poder a esas decisiones que benefician al pueblo”.
Ante que pensarlo como un manifiesto social y político, el grupo neoyorquino asegura que este cuarto álbum absorbe buena parte de las voces que los rodean. “No somos Rage Against the Machine, pero nos gusta hacer rock. No tenemos otra alternativa”, cavila Newman. En tanto Caulfield va al hueso del repertorio: “En este disco, las canciones tienen contenido musical que lleva mucho peso emocional. Por eso para nosotros era importante poder mezclar las dos cosas”. Y Bailey remata: “Volviendo a Daniel Quinn, sus ideas decantaron en una especie de nueva revolución tribal, a partir de un ecologismo radical y el primitivismo. Él dice algo así como: ‘Somos seres tribales y trabajamos juntos. No sé cómo lo haremos. ¿Creen que son capaces? Si no lo saben, no olviden que son humanos. Entonces averígüenlo’”.