En medio del escándalo por los votos del radicalismo que se dieron vuelta para aprobar el veto de Javier Milei a la reforma previsional, Pablo Domenichini toma posición y avisa que “los dirigentes que no estén de acuerdo con los valores del radicalismo, pueden buscar otro lugar”. De acuerdo con el planteo de Gastón Manes, que propuso elevar una denuncia al Tribunal de Ética, el diputado provincial entiende que lo sucedido en la Cámara Baja “es un problema grave que envía un mensaje confuso de lo que el radicalismo representa”.

Desde allí se para en el comienzo de una interna que lo tendrá como protagonista el 6 de octubre, cuando con el apoyo de Facundo Manes y Martín Lousteau desafiará al oficialismo liderado por Maximiliano Abad que llevará como candidato al ex intendente de Trenque Lauquen y ex candidato a vicegobernador por la lista que impulsó a Patricia Bullrich para la presidencia, Miguel Fernández, que también cuenta con el apoyo del ex vicegobernador Daniel Salvador, el ex intendente de San Isidro Gustavo Posse y una veintena de intendentes bonaerenses.

Este duelo, para el hombre que encabeza la nómina de Futuro Radical e integra el espacio Evolución que comanda Lousteau, será clave en la reconfiguración de la representatividad del radicalismo en la Provincia. Sin rodeos, afirma que la UCR Provincia debe estar en sintonía con el Comité Nacional y ser claramente opositor a Javier Milei.

En diálogo con Buenos Aires/12, Domenichini no deja tema sin tocar, como rector de la Universidad Nacional Guillermo Brown, habla de la crisis del sector universitario y científico, y apunta contra los cinco correligionarios que cambiaron su voto en la sesión de este miércoles. “Se desvirtúa la identidad partidaria cuando los legisladores votan el veto a la reforma jubilatoria en un acto distinto a lo que votaron hace unos días atrás y que encima era un proyecto del partido”, dice sin titubear.

 

En ese marco, y pese a que no son pocos los intendentes y dirigentes boinablancas que reclamaban la unidad, que incluso fue parte de los discursos abadistas, el candidato opositor pone el ojo en “la identidad”, en jaque luego del debate en torno a la reforma previsional. 

—¿Por qué es necesaria una elección interna?

—Por dos razones. La primera, porque la UCR de la provincia de Buenos Aires debe marcar con claridad cuál es el rumbo político de la construcción en la que se va a desarrollar, respetando la identidad histórica de sus valores. Entendemos que el radicalismo debe ser opositor a un Gobierno nacional que no cree en la educación pública, que no cree en una jubilación digna para quienes se esforzaron toda su vida, que en el marco de equilibrio fiscal está dispuesto a romper cualquier cosa. El radicalismo provincial debe acompañar al radicalismo nacional en su posición opositora a La Libertad Avanza. Y la segunda, porque hay que modificar el mecanismo de toma de decisiones. Hay que discutir con todos los sectores que hacen al partido, tanto intendentes como legisladores o dirigentes y tomar decisiones consensuadas para construir una alternativa en la Provincia. Hacerlo con la mejor tradición social demócrata de nuestro partido para construir un frente con sectores afines. Esto es lo que se debe discutir y podemos hacerlo en una interna para dirimir estas miradas.

—¿Considera que la conducción de la UCR Provincia es afín al Gobierno nacional?

—Veo que algunos dirigentes del partido acompañaron la propuesta de las precandidaturas de Patricia Bullrich y Luis Petri, quienes hoy forman parte del Gobierno nacional y no he escuchado autocritica alguna por la actitud de estos dirigentes por su convalidación a un Gobierno que lleva políticas como desfinanciar las universidades y avasallar a los jubilados. En ese marco, creemos que es necesario discutirlo y decir lo que cada uno piensa. Si algunos creen que el radicalismo tiene que estar cercano al Gobierno nacional, estaría bueno que lo puedan decir.

—Desde el abadismo y algunos intendentes sostienen que la sociedad no quiere ver disputas internas de los políticos, ¿está de acuerdo?

—Coincido en que la sociedad está atravesando problemas graves en el marco de crisis económica y la recesión que son consecuencia de algunas de las definiciones de la política económica del Gobierno nacional y que hay preocupación por no llegar a fin de mes y el desempleo creciente. Pero también creo que la elección de autoridades del radicalismo no involucra a la sociedad. No estamos definiendo algo en un marco general. La decisión de quienes conducen los comités y, puntualmente, el de la Provincia es una decisión de los afiliados. Más allá del momento difícil que estamos atravesando, es importante dejar en claro el rumbo partidario. Siempre fue un valor del radicalismo su discusión interna y es algo virtuoso.

—¿Es posible que las listas puedan confluir antes del 6 de octubre? ¿Hubo intentos de parte de Abad?

—Es cierto que hubo diálogos previos a la presentación de listas el 6 de septiembre, pero lamentablemente no nos pudimos poner de acuerdo en unificar miradas sobre el partido y los posibles acuerdos que se deben construir de cara a los desafíos enormes que atraviesan los bonaerenses. Por eso se presentaron dos listas. Desde que se presentaron, ya se empezó a consolidar lo mejor posible qué es lo mejor para el radicalismo, y con la firme convicción de que si nos toca conducir el Comité será para que el radicalismo sea una opción en la Provincia.

—¿Esta elección interna puede graficar la composición del votante radical?

—Creo que debería reflejar la decisión de un afiliado que quiere tener identidad propia, que quiera construir una alternativa progresista para los bonaerenses y colaborar con en una alternativa progresista a nivel nacional. Después estará quienes, hasta acá, vean que el marco de participación dentro de los esquemas electorales del partido ha sido el correcto.

—¿La UCR bonaerense debe tener candidatos propios?

—Un punto importante es que sea un partido que acompañe a dirigentes con capital político de cara a la sociedad y que sea protagonista. Muchas veces, las decisiones de quienes conducen el partido están más guiadas por los acuerdos que por ser protagonistas con nombres propios que el partido puede proponer. Se va a dirimir en esta interna la vocación protagónica de ser una alternativa para los bonaerenses.

—En este contexto de búsqueda de identidad, ¿cómo tomó lo sucedido con los 5 diputados que habrían acordado con Milei avalar el veto al aumento de las jubilaciones?

—Es un problema grave la actitud de ciertos dirigentes o legisladores que envían un mensaje confuso de lo que el radicalismo representa. Se desvirtúa la identidad partidaria cuando los legisladores votan el veto a la reforma jubilatoria en un acto distinto a lo que votaron hace unos días atrás y que encima era un proyecto del radicalismo. El radicalismo tiene que tener identidad clara.

—¿Coincide con la idea de expulsarlos del partido?

—En ese marco, los propios dirigentes que no estén de acuerdo con los valores del radicalismo, pueden buscar otro lugar. Pero, si es que no se van, estoy de acuerdo con utilizar los mecanismos institucionales del parido. Debería ser por motus propio porque no coinciden con el partido. Pero estoy totalmente de acuerdo con el comunicado tal cual lo planteó Gastón Manes.

—¿Lousteau hoy está más cerca del kirchnerismo que de Milei?

—Lo importante es sostener posturas de las que uno esté convencido como radical. Lousteau lo plantea con mucha inteligencia y habla de una identidad que permita ser alternativa. Es actuar sosteniendo con responsabilidad la labor legislativa y ejecutiva de cara a apoyar lo que esté bien más allá de quien lo esté proponiendo. Seguramente haya algún tema con el que podamos coincidir con LLA, en otros casos con el kirchnerismo, pero hay que sostener una identidad propia. Si esa identidad lleva a comulgar con sectores afines de manera coherente, bienvenido sea. Lo importante es qué hace el radicalismo en materia de identidad más allá de lo que dicen las redes.

—¿En qué consiste la identidad radical a la que hace alusión?

—Una identidad socialdemócrata donde prime la eficiencia de un Estado que brinde oportunidades a través de la educación y que pueda generar un desarrollo de la economía que de posibilidades de crecimiento. Es la mirada de un Estado eficiente con conciencia social, ese es el radicalismo que pregonamos.

—A esta altura del gobierno, luego de la marcha de abril y la falta de solución salarial a los docentes universitarios, ¿cuál cree que es la intención del Gobierno nacional con las universidades?

—Me parece que hay escuchar al presidente y no hay que profundizar mucho más ¿no? Tiene una mirada de equilibrio fiscal que se lleva puesto muchas cosas que son importantes para el desarrollo de Argentina y que será consecuencia compleja a mediano y largo plazo. Las universidades, así como el sector tecnológico y científico, pasaron a ser una variable más a desguazar o ajustar. La pérdida de la excelencia académica, la posibilidad de investigar y las acciones que llevan adelante las universidades, son consecuencias graves a futuro producto del desfinanciamiento. Todos los países desarrollados del mundo coinciden en que uno de los capitales más importantes de las naciones es el intelectual, el recurso humano. No invertir en ese desarrollo es malo para el futuro.

—¿Cómo será la relación del partido con el Gobierno provincial en caso de que sea el nuevo presidente?

—Tiene que ser una oposición constructiva. Una posición con todas las posturas que la UCR tenga en función de mejorar la calidad de vida de los bonaerenses, mejorar la posibilidad de desarrollo de provincia Buenos Aires, más allá de quien lo acompañe, y con la convicción de que si la UCR esta defendiendo banderas al lado de gente, será una alternativa para los bonaerenses.

—¿Tanto Manes como Lousteau se unirán a la campaña?

—Este viernes comparto un acto en la localidad de Tandil con su intendente, Miguel Ángel Lunghi y Federico Storani. Será nuestro primer acto de campaña. Además, el lunes comparto una actividad con Manes en la UNAB. Es una actividad que ya estaba prevista. Manes vendrá a dar una charla en el marco de un programa de abordaje de ludopatía infantil que es un tema con mucha relevancia, sobre todo en jóvenes del conurbano. De todas maneras, en estos días armaremos una hoja de ruta.

—¿Qué les expresaron los intendentes ante la presentación de la lista?

 

—Hay intendentes radicales que en ambas listas. Nuestro candidato a secretario general es el Salvador Serenal, intendente de Lincoln, y a la cabeza de la lista de convencionales nacionales está Lunghi de Tandil. En la otra lista otros intendentes son candidatos. Hay varios que con buena voluntad buscaban la unidad, pero creyendo en el ejercicio democrático estarán eligiendo o votando por alguna de las dos opciones, y más allá del resultado estarán trabajando en conjunto.