Daniel Angelici tiene un problema menos. El empresario del juego, considerado por muchos analistas como operador del Gobierno Nacional en la Justicia, fue sobreseído en la causa en que se lo investigaba por presunto tráfico de influencias. Tal como consignó Página/12 en su momento, la causa se inició a partir de la denuncia de un abogado tras las acusaciones de la diputada nacional Elisa Carrió, quien afirmó: “Yo me voy a seguir ocupando de investigar la corrupción aunque Angelici lo quiera impedir. El presidente de Boca interfiere en la Justicia y el presidente de la República lo sabe”. Según la denuncia, Oyarbide y Angelici –señalado por Carrió como “operador judicial” del presidente Mauricio Macri– se habrían reunido y habrían negociado la dimisión del juez, que finalmente el primer mandatario aceptó por consejo del ministro de Justicia, Germán Garavano.
El fiscal Federico Delgado había impulsado la causa para investigar si Angelici, quien llegó a ocupar la vicepresidencia del Colegio de Abogados, “actuó y actúa como operador”, en el marco del delito de tráfico de influencias, que el Código Penal castiga con uno a seis años de prisión.
Oyarbide fue acusado de falso testimonio después de declarar en la causa. Cuando lo hizo, ya había renunciado como juez. En su declaración, el ex magistrado dijo que no conocía a Angelici, lo cual quedó desmentido cuando se vieron fotos de ambos en una fiesta de cumpleaños del juez en Abasto.
Además, alegó que no usaba teléfono celular para negar vínculos con Angelici. El fiscal adjuntó fotos en las que se veía a Oyarbide usando teléfono móvil. Además, sostuvo que hubo llamados de un celular de un empleado de Angelici al teléfono de la pareja de Oyarbide cuando se produjo el cambio de gobierno. Así y todo, Casanello consideró que no había fundamentos para seguir con la investigación.