La agenda conservadora de los Estados Unidos, cada vez más corrida a la derecha, está marcada -y subrayada- ahora por una iniciativa de la Fundación Heritage. Se trata del Proyecto 2025. Kamala Harris aludió a ello en su debate con Donald Trump en la noche del martes y alertó de los vínculos entre este programa y el candidato republicano.

En rigor, es una plataforma pergeñada por grupos de derecha antes de que Trump consiguiera, por tercera vez consecutiva, la candidatura republicana a la presidencia. El think-tank que la moldeó ha estado presente en la vida de la derecha estadounidense desde los tiempos de Ronald Reagan. 

De hecho, el Proyecto 2025 se pensó para cualquiera fuese la candidatura republicana. La Fundación Heritage suele armar temas de agenda desde los años 80, pero nunca fue tan ambiciosa como en esta oportunidad. 

Salvando las diferencias, así como Reagan moldeó gran parte de su proyecto en los Documentos de Santa Fe, que marcaron el giro a posiciones más conservadoras, el Proyecto 2025 encarna algo similar. 

Kevin Roberts, director de la Fundación Heritage, fue el cerebro del nuevo programa a partir de 2022, a la espera de un regreso de los republicanos a la Casa Blanca. “Estamos en el proceso de la segunda Revolución Americana”, aseguró en Real America’s Voice, un canal de cable de derecha, a principios de julio. "No habrá derramamiento de sangre si la izquierda lo permite”, agregó.

En 900 páginas, el Proyecto 2025 plantea, entre otra cuestiones, criminalizar la pornografía, disolver los departamentos de Comercio y Educación, rechazar la idea del aborto como medida sanitaria y combatir a quienes hablan de cambio climático.

Entre otros postulados, señala, respecto de este último punto, que  el Servicio Meteorológico Nacional, es “uno de los principales impulsores de la industria de la alarma sobre el cambio climático”

Además, sostiene la necesidad de que el Ejército actúe contra la inmigración ilegal en la frontera con México. El dato sugestivo es la mención permanente a Trump y su gobierno a lo largo del extenso documento. 

El vínculo con el expresidente pasa por los miembros de la Fundación Heritage que pasaron por su gobierno, como Russell T. Vought, exdirector de presupuesto de Trump, actual director de políticas públicas de la Convención Nacional Republicana, y uno de los redactores del Proyecto 2025. Otro nombre que asoma es el de John McEntee, exjefe de personal de la Casa Blanca.

Trump busca desligarse. Afirma no tener nada que ver, como lo aseguró en sus redes el viernes pasado. “Algunas de las cosas que dicen son absolutamente ridículas y lamentables”, llegó a decir, sin aclarar a qué se refería. En cierta medida, preferiría los postulados de Agenda 47, una agenda de prioridades no tan ambiciosa como la de la Heritage. 

Coincidencias y divergencias

En los hechos, hay diferencias entre el exmandatario y el Proyecto 2025. Por ejemplo, este es mucho más agresivo con las restricciones al aborto que Trump, que ha ido cambiando, desde el rechazo visceral en 2016 hasta declarar que cada estado debería pronunciarse sobre el tema. 

Sin embargo, las coincidencias son más que llamativas. Por caso, ambos, Trump y la Heritage, coinciden en erosionar la independencia del Departamento de Justicia. Según el Proyecto 2025, hay exceso de burocracia. Y también hay cercanía en las posiciones sobre controlar la inmigración. Desde la Heritage apoyan la opción de deportar personas, igual que Trump. 

Ni hablar en materia de políticas de género: no hay fisuras en el repudio a la transexualidad. Y en cuanto a la economía, la cercanía es total a la hora de proponer aranceles a la importación. Además, el Proyecto 2025 pretende que se retome una norma de la presidencia de Trump que Joe Biden se encargó de derogar: la Agenda F, por la cual se nombra en la función pública a personas cuyo único requisito era ser leales a Trump. 

Los demócratas han rechazado el Proyecto 2025 y lo tachan de autoritario. “El Proyecto 2025 debería asustar a todos los estadounidenses”, llegó a decir Joe Biden en un comunicado. “Le daría a Trump un poder ilimitado sobre nuestra vida cotidiana”, añadió.

Algunos asesores de Trump consideran contraproducente quedar pegados a la Heritage en este momento, mientras hay conservadores que aceptan esa propuesta para llevarla al gobierno. Por ejemplo, Steve Bannon, uno de los cerebros de la alt-right, que dijo que la iniciativa "desmantelaría el Estado administrativo ladrillo a ladrillo”.