El juez federal de Garantías Julio Bavio condenó a 5 años de prisión por el delito de transporte de estupefaciente a Armando Escalante, una persona no vidente que por su discapacidad estaba cumpliendo en prisión domicilairia una pena anterior por el mismo delito y en ese contexto reincidió.

En agosto de 2022 ya había sido condenado a 5 años y 6 meses de prisión. Ahora el juez Bavio lo declaró reincidente y unificó las penas en una única de 7 años y 6 meses, de prisión efectiva. Bavio también condenó a Rubén Escalante, hermano de Armando, en su caso, a 5 años de prisión por el mismo delito. Además, ordenó el decomiso de un automóvil y de 79 mil pesos.

El caso fue llevado adelante por el fiscal federal Ricardo Toranzos, quien sindicó a Armando Escalante como el principal responsable del tranporte de 49 kilos de cocaína. 

El fiscal sostuvo que Escalante tenía un rol preponderante en las maniobras de tráfico que llevaba adelante, ya que se verificó que hizo varios viajes a Bolivia para negociar la adquisición de cocaína.

La investigación que permitió dar con Armando Escalante surgió de otra que la Gendarmería Nacional llevaba adelante en torno a una organización que obtenía la droga en la frontera y la trasladaba al sur del país, previo paso por la ciudad de Orán, donde la droga se acopiaba.

La fiscalía estableció que Escalante, junto a Víctor Sánchez, que está prófugo, dirigían una dotación de mochileros que cruzaban la frontera a la altura de la localidad de Aguas Blancas, en el límite fronterizo.

De acuerdo con la acusación, Escalante demarcaba el itinerario que debían hacer los cargadores por una zona de monte hasta una finca del lado argentino, donde la droga se acumulaba y pasaba a una etapa de “enfriamiento” hasta que nuevamente salía con destino a la ciudad de Salta.

La investigación pudo establecer en su momento que Escalante tenía previsto reunirse con Sánchez en el paraje El Orejón, en Bolivia, donde iban a recibir un cargamento de 49 kilos de cocaína e iban a coordinar la forma en que la ingresarían al país.

Aunque los investigadores no pudieron ubicar el lugar exacto del encuentro, sí dieron con Rubén Escalante cuando circulaba por la ciudad de Orán conduciendo un utilitario Renault Kangoo. En la calle Corrientes, entre Alberdi e Independencia, se detuvo junto a un auto Chevrolet Spin que estaba estacionado; bajó y sacó del asiento trasero una mochila, con la que se acercó al automóvil mientras que su conductor descendía para recibir la carga.

En ese instante intervinieron integrantes del Grupo Operativo Conjunto del NOA y la Unidad de Procedimientos Judiciales de Orán de la Gendarmería Nacional y detuvieron a Rubén Escalante, que arrojó la mochila e intentó huir sin suerte, en cambio, el receptor de la droga logró subir al coche y escapar. 

En la Renault Kangoo se encontraron dos mochilas cargadas con un total de 49 kilos y 672 gramos de cocaína. A partir de allí, se avanzó con una serie de allanamientos y la detención del jefe de la organización y de Peralta, quien finalmente fue sobreseída a pedido de la fiscalía, porque no se reunieron elementos de prueba en su contra.

En su momento, cuando se formalizó la imputación y se trató la modalidad de cumplimiento de la prisión preventiva, la fiscalía había sostenido que Armando Escalante debía cumplir la nueva pena en el Complejo Penitenciario Federal NOA III, sin ninguna chance de ser beneficiado otra vez con el arresto domiciliario. El fiscal Toranzos sostuvo que la continuidad la prisión domiciliaria significaría estar “dando un carné para cometer delitos, pues el acusado sabe que tiene asegurado el arresto domiciliario”.

Toranzos remarcó que cuando estaba con la domiciliaria Armando Escalante “no sólo cometió un nuevo delito, sino que dirigió la maniobra de tráfico”.