Con más de diez años de trayectoria, la banda oriunda de Necochea El Plan de la Mariposa logró encontrar una voz propia y un lugar relevante en la música argentina. A partir de un trabajo horizontal y autogestivo, el grupo de rock y música popular de los hermanos Andersen desembarcará este sábado 14 de septiembre a las 20 en el Movistar Arena (Humboldt 450) para presentar su nuevo disco, Correntada (2024), un trabajo que consolida su identidad sonora y estética. La transformación, los cambios, la resiliencia, la diversidad, el amor propio, el cuidado de la naturaleza y el respeto por la humanidad y la vida comunitaria son algunos de los ejes poéticos de esta banda que logró conectar con un público masivo. “Lo lindo de los discos es embarcarte en una aventura que no sabés para dónde te va a llevar. Encontrar una fórmula es aburrido, más allá de que haya procesos que se repiten. Pero siempre está bueno el vértigo nuevo”, apunta el cantante Sebastián Andersen sobre el espíritu inquieto del grupo.

El eje conceptual del disco gira en torno a una especie de ser divino, Don Correntada, que tiene como don hacer circular las emociones por el agua del cuerpo y transformar los pesares en sentimientos más livianos. “Este Don Correntada es el personaje que está en la tapa y su don es que lleva las emociones al cuerpo”, explica Sebastián. “El disco está atravesado por eso: son canciones que intentan aceitar y lubricar la relación entre las emociones y el cuerpo. Si la emoción la llevo al cuerpo, también logro mover y sacar afuera lo que necesito”, sostiene el músico. A fuerza de canciones potentes y sensibles, el grupo bonaerense radicado en Ciudad de Buenos Aires se completa con Camila Andersen en voz, Valentín Andersen en guitarras y voz, Máximo Andersen en teclado, Santiago Andersen en violín, Andrés Nör en bajo y Julián Ropero en batería.

“Son todas composiciones nuevas, no hay ningún refrito anterior. Hubo mucho trabajo de sala de ensayo, con un ida y vuelta con la compu, el home estudio y los instrumentos virtuales”, precisa el violinista Santiago Andersen sobre el proceso compositivo y sonoro del disco. “Son canciones que las hicimos en el último tiempo y buscamos una sonoridad más sintética. Estado de enlace es un disco en el que las baterías se escuchan más grandes, el audio es de banda más setentosa, pero en este disco las baterías son más sintéticas y comprimidas”, precisa su hermano Sebastián. “Cada elemento se escucha más en sí mismo. Queríamos probar ese viaje. Estuvimos más encima de la mezcla y tratamos de encontrar una sonoridad que nos representara. Regrabamos varias veces las canciones”, dice.


Más que un lugar de llegada, el estadio cubierto de Villa Crespo es una posta más en el camino de El Plan, por más que tenga casi 15 mil personas de capacidad. No lo considera en términos de resultados sino de procesos. Desde el disco debut, Brote (2009), la banda necochense construyó un trayecto musical terrenal, receptivo y cercano con su público, un diálogo casi de uno a uno. Tocó en la calle, en el subte, en teatros independientes, salas alternativas y creó su propio festival (ver abajo) hasta llegar a la masividad con el disco Estado de enlace (2020). Y ese buen presente se expresó con la llegada a Obras Sanitarias a fines de 2021 y al Luna Park en 2023. “No es un lugar de llegada ni uno más. No nos interesa llegar a ningún lado, estamos yendo en un recorrido que está arrancando”, distingue Sebastián Andersen sobre el show en el Movistar Arena. “Es un proceso de aprendizaje, es un viaje. Siempre es hoy. Es un lindo momento para celebrar que estamos haciendo esta fecha con un montón de gente que viene a apoyar esta historia”, dice.

-¿Qué importancia le dan al afuera, a lo que está sonando en el momento?

Sebastián Andersen: -Hay dos instancias que son importantes poder distinguir y separar. Una cosa es el momento de creación, porque atenta contra el hecho creativo estar pensando en si le va a gustar a alguien o no. Crear algo tiene que ver con una conexión con vos mismo y si especulás con el afuera, interviene mucho la mente. El arte es sumergirte en el viaje de tratar de cristalizar algo que a vos te pasa. Hay un sentimiento y lo cristalizás. Después, una vez que creaste la canción, le podés dar una mejor oportunidad. Y eso tiene que ver con el afuera, porque implica grabarla, producirla y mezclarla de la mejor manera posible. Eso también implica pensar en compartirla y es una instancia totalmente válida. En esa instancia está bueno pensar en el afuera en el sentido de dar lo mejor para compartir esa esencia que logré desprender de mí.

Santiago Andersen: -Tiene un germen inicial que es lo que le resulta conmovedor al que lo hace. En una canción hay un rayo de emoción que te atraviesa. Y ese germen tratamos de que siga vivo a través del proceso de grabación y que se comunique de la mejor manera, tal vez con un video.


Sebastián: -Al público que le copa El Plan es muy variado y muy abierto, no es que escucha un solo estilo. Si vamos a ver a Jorge Drexler nos saluda un montón de gente y si vamos a un show de Dillom, también. No estamos enfrascados en alguna escena. Me gusta que así sea, porque a veces eso de pertenecer te puede generar un blindaje hacia nuevos viajes que quieras emprender porque tal vez le debés cierto "culto" a esa escena.

-Como banda se organizan de manera autogestiva y horizontal. ¿Por qué creen que afianzaron este crecimiento y esta masividad?

Sebastián: -Creo que tuvimos mucha suerte, pero no sé por qué pasa esto con El Plan. Parte de la gracia es que es indescifrable. En todo este tiempo nos hemos vinculado con muchas personas y hemos tenido contacto desde un lugar saludable. Desde que tocar en la calle hasta ver a alguno a la salida del Luna Park, siempre nos vinculamos con la personas. Hay una cercanía con el público y eso en la lógica de El Plan es importante. También por lo que dicen las canciones. Siempre tratamos de estar presentes y conectar con las personas. Pero no hay una fórmula. El para qué es importante. Hacemos canciones para colaborar con el proceso de las personas que tengan ganas de escuchar El Plan y que eso les dé una mano si es que quieren. Es súper importante para nosotros el contenido. Las canciones tienen impacto en las personas. Esa línea se profundizó en estos años. Los humanos somos muy parecidos; en el fondo, a todos nos pasa más o menos lo mismo. Y nuestras canciones son de catarsis. La música vino a darnos una mano porque estar vivo es un quilombo. La música te saca de la racionalidad del día a día y te permite ver en perspectiva porque tiene un componente espiritual.

-¿Y creen que en este presente tan digitalizado e individualista es importante reconectar con el cuerpo de uno y de los otros?

Sebastián: -Pese a la crisis, los recitales están llenos. Dentro de las cosas por las que va la gente a los shows está el hecho de tener este momento de roce, de desconexión, de no estar mirando tanto una pantalla. Es importante la conexión con el cuerpo. El cuerpo es uno y uno es con el cuerpo. Pero siempre necesitamos la conexión con los demás. Existen las dos cosas. El cuerpo es uno y se expande hacia afuera. Y en la conexión con el otro mejoramos como personas.

-¿Hay una idiosincracia de Necochea en El Plan? El agua está muy presenta en las canciones.

Sebastián: -Una de las cosas más interesantes que tiene Necochea es que atraviesa muchos momentos diferentes en lo que es la vida de la ciudad. Tiene un invierno muy frío, y mucha gente se va de la ciudad o se mete para adentro. Es difícil transitar el invierno, y tenés que estar fuerte emocionalmente o bien acompañado. Y eso rebota en un verano muy arriba que generalmente carga con todas las expectativas de gran parte de la ciudad, del ánimo general, desde lo económico también. Es la cosecha del campo, son los barcos en el puerto cargando granos, es la pesca y el turismo. Una explosión muy cortita, que dura -con toda la furia- cuarenta días. Y todo eso particular hace al ser necochense, porque no cualquier ciudad vive esos cambios tan grandes. Todo eso está en El Plan de la Mariposa, que pasa por muchos estados de ánimo: podemos ir al frío del invierno, a lo más denso, y también podemos ir al mejor día de enero en la playa con un fogón y cagándonos de la risa. Ese rango de emociones y energía está en El Plan, más allá del mar y la naturaleza.

Santiago: -Y el mar como un gran catalizador, que tiene algo de lo mismo que tiene la música: una conexión muy directa con la emocionalidad, una fuerza muy potente. A mí me gusta mucho surfear, y me meto en julio y es un flash. Aparecen ballenas en el fondo y toda la luz del invierno genera una especie de gran atardecer. Necochea te propone un montón de pelis distintas.

Sebastián: -Necochea tiene mucha música, mucha cultura, una escuela de música. El verano también propone el circuito de paradores y lugares para tocar. Hay un festival de jazz, un festival para niños y niñas, y también se hacía el festival Indiegesta. Hay muchos músicos en Necochea. El puerto es un flash también. Es un caldo de cultivo con mucha densidad y mucho tránsito.

Imagen: Guadalupe Lombardo


Festival Isoca

Una construcción colectiva

El espíritu autogestivo y la conexión con la naturaleza se tradujo en 2019 en la realización de un festival propio, el Isoca. Un encuentro con música en vivo, talleres, charlas, feria y actividades alternativas que realizan en las afueras de Necochea, en el partido de San Cayetano. La intención es conectar con el arte y la naturaleza durante tres días en una suerte de convivencia comunitaria. Salvo en 2021, el Festival Isoca se realizó desde 2019 cada verano, con la participación de artistas como Lisandro Aristimuño, Mocchi, Perotá Chingó, Pedro Pastor, Cata Raybaud, Feli Colina, Dancing Mood y Adrián Berra, entre otros. Esta vez, será el 17, 18 y 19 de enero, con la programación a confirmar. “Es un festival alternativo que tiene tres pilares importantes: hay música en vivo, muchos talleres de formación y la gente se queda a acampar", cuenta Sebastián Andersen. "La onda es ir a quedarte y convivir tres días ahí en el monte. En esa convivencia se arma una dinámica relacional muy positiva: nadie tira basura al piso y todos cuidan el espacio. Es un festival que no tiene sponsor, se sostiene con la venta de entradas”, cuentan los hermanos Andersen. “No hay señal de celular, además. Obviamente hay ambulancias y bomberos, y conexión satelital mínima para urgencias. Es un ambiente muy familiero y el atardecer en la laguna es impresionante. El encuentro les baja un cambio a todos y se predisponen de otra manera. Estamos varios días armándolo con amigos. Es una gran construcción colectiva. Y una de las mejores cosas es que se generan nuevas redes, relaciones y amistades”.