Con el respaldo que le da su condición de presidente de la Asociación campeona del mundo, Claudio "Chiqui" Tapia parece haberle ganado al presidente de la Nación, Javier Milei, y al ex primer mandatario Mauricio Macri, el primer round internacional de la larga pelea por la conversión de los clubes de fútbol en sociedades anónimas deportivas. Los dictámenes de FIFA y Conmebol avalando la postura de que solo AFA está habilitada para determinar la naturaleza jurídica de sus clubes afiliados robustecen la posición de Tapia como principal defensor del formato de sociedades civiles sin fines de lucro que las instituciones se dieron a si mismas desde que comenzaron a ser fundadas a fines del siglo diecinueve.

Mauricio Macri siempre se ufanó de su llegada a los más altos niveles de decisión del fútbol mundial. Mucho más desde que Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, lo puso al frente de la fundación de la entidad, un cargo más simbólico que efectivo en el que maneja un presupuesto de 38 millones de dólares para el período 2023/26. Si la influencia de Macri verdaderamente fuera la que él dice tener, habría conseguido que la multinacional de la pelota guardara prudente silencio y no se expidiera. No era necesario que lo hiciera. Y en verdad tampoco aporta nada novedoso. Pero la noticia es que FIFA y Conmebol han resuelto jugar del lado de la AFA. Y en esta controversia, lo que es bueno para la AFA es malo para Milei, Macri, Sturzenegger y todos los que empujan el ingreso de los capitales privados al fútbol argentino.

Cada vez que la dictadura militar primero y los distintos gobiernos democráticos después quisieron poner un pie o tener algún tipo de influencia en el fútbol, Julio Grondona argumentaba que si eso sucedía, la Argentina sería inmediatamente desafiliada de FIFA y Conmebol y no podría participar de los Mundiales ni de ninguna otra competencia internacional. Como quien lo decía llegó a ser "el vicepresidente del mundo", su palabra fue un muro en el que se estrellaron todas las intenciones políticas.

Once años despues de la muerte del caudillo de Sarandí, Tapia recurre al mismo argumento para meter miedo y alinear voluntades. Entiende que con el DNU 70/23 reglamentado por el decreto 730/24, el gobierno de Javier Milei se entromete en la gobernanza de la AFA y los clubes. Y podría perfilar las causales perfectas para una ruinosa exclusión internacional del fútbol argentino en momentos en que la Selección Argentina es campeona del mundo y bicampeona de América y produce recursos por más de 80 millones de dólares anuales.

Tapia juega con las cartas que tiene a mano. Pero nunca pasó eso que decía Grondona y ahora sostiene él. Durante su gestión presidencial en 2016, Macri consiguió el aval de FIFA y Conmebol para intervenir la AFA través de una Comisión Normalizadora liderada por Armando Pérez, por entonces titular de Belgrano de Córdoba. De hecho, los abogados de la FIFA, el suizo Primo Corvaro, y de la Conmebol, la paraguaya Monserrat Jiménez, directora de asuntos jurídicos de la entidad y ahora firmante de su comunicado, pasaron largas jornadas en Buenos Aires buscando el encuadre legal para que esa intervención no fuera calificada como una intromisión estatal en los asuntos de la pelota. 

Las dos entidades madre del futbol mundial y continental avalaron aquella movida de Macri y la Selección y los equipos argentinos jugaron todo lo que tenían que jugar. Siempre Argentina tuvo peso propio en la mesa del fútbol mundial. Y mucho más ahora que ostenta el campeonato del mundo y tiene entre sus filas a Lionel Messi, acaso el jugador más famoso del planeta. FIFA y Conmebol han tomado nota de este marco político y han salido a respaldar a uno de sus afiliados más notables. Y por añadidura a "Chiqui" Tapia. "Yo voy a avanzar en la agenda de la libertad. La AFA no está por encima de la Constitución Nacional ni del Gobierno", repite Javier Milei dispuesto a pasar por arriba de todo con tal de que lleguen las SAD. La pelea será larga. En todo caso, AFA acaba de ganar el primer round.