En una mañana signada por la violencia, símbolo de la tensión extrema que experimenta la sociedad, se vivió en Hurlingham, oeste del conurbano bonaerense, un momento de máxima tensión: un remisero que empuñaba un arma de fuego obligó a su pasajero a bajarse del auto y pedirle perdón. La violentísima escena fue filmada por los periodistas de un móvil de TV que cubría un hecho de inseguridad (otro) que había ocurrido horas antes.
El remís se detuvo frente a una casa y el conductor comenzó a gritarle a uno de los dos pasajeros quellevaba. Fuera de sí, se bajó del auto y sacó un arma de su bolsillo. “¡Tirate abajo, boca abajo!”, le gritó al joven, que lentamente se arrodilló en la vereda. A su lado, una mujer que lo acompañaba y que luego se supo que era la pareja del pasajero, intentaba aliviar las tensiones. Mientras lo apuntaba con el arma, el conductor le exigía que se disculpara.
"A mí no me escupas", le espetó el remisero al joven, quien respondió: "Me faltó el respeto usted también". Después de este intercambio, el chofer le indicó al joven que se levantara y se fuera, y luego se subió al auto y se marchó.
Luego de que se viralizara las imágenes del hecho, difundidas por los periodistas que estaban en el lugar y los vecinos que subieron videos a las redes, la Policía de Hurlingham ordenó la detención del chofer, imputado por "amenazas agravadas y uso de arma de fuego". Según trascendió, el remisero era oficial retirado de la Policía Federal.
El joven amenazado, por su parte, habló más tarde con los móviles de televisión y contó su versión del caso. "Hubo una discusión porque me tenía que dejar del lado de enfrente. Me fui, lo mandé a cagar. Salí del auto y me apuntó con un arma. Ahí me caí", concluyó.