Al momento de la nota, Gaspar Benegas está, literalmente, en la cola del mundo: Tierra del Fuego. Avisa que está produciendo bandas de allí, y el que avisa no traiciona, claro: hará lo que pueda para que todo salga más o menos dentro de lo previsto. Por caso, explicar de qué va ese trío de nombre tan raro (La Mono) que formó con Lucas Argomedo, bajista y cellista de Lisandro Aristimuño, y el baterista del Bahiano, Ramiro Naguil. “Los tres nos conocemos desde la infancia”, es la primera data que tira Benegas, también guitarrista del Indio Solari. “Siempre mantuvimos nuestra amistad y cada uno desarrolló su carrera artística. Es cierto que, en medio de ese desarrollo, compartimos muchos proyectos, pero nos debíamos esta experiencia de componer juntos y encarar un proyecto de cero. Lo hicimos a manera de hobby y sin grandes pretensiones más que la de disfrutar de hacerlo”, cuenta el guitarrista y cantante, a punto de presentarse con sus amigos los días viernes 24 y sábado 25 de noviembre en Lucille (Gorriti 5520), junto a Valentina Cooke & Lobos.
La Mono, entonces, es un power trío que viene de participar en el BArock con resultado meritorio. También de meter mucha gente en Niceto y publicar un disco, cuyo nombre va de suyo: Experimento. “Todos los temas del disco significan mucho para nosotros y estamos seguros de que hay varias canciones buenas, pero hay dos que resonaron más en la gente: ‘De tu mano’ y ‘Autodestrucción’. No sé. No son las mejores letras, pero tal vez sean las más sinceras”, es lo que delinea el guitarrista como una de las aproximaciones a la estética del grupo en general, y a la del disco en particular. Otra será la de resaltar el carácter “único” de la banda. “Así como cada persona es única, también las bandas son únicas. La verdad es que no queremos hacer música de estilo ni repetir fórmulas. Si bien tratamos de pertenecer a algún circuito, nuestro no–estilo solo nos permite hacer nuestro propio camino, y reinventarnos cada día. Por eso, la única estética que avalamos es la autenticidad, a tal punto que preferimos sonar mal y original, más que sonar bien, pero parecido a otro grupo”, se juega Benegas, que espera la doble jornada en Lucille con el cuchillo entre los dientes, sobre todo porque el viernes van a poder entrar menores. “Sabemos que hay un público de la banda con el cual todavía nunca nos encontramos porque son chicos... y esta es ‘la’ oportunidad”, enfatiza el guitarrista, desde ese confín geográfico distante tres mil kilómetros del cero.
–¿Por qué La Mono?
–Porque al ser músicos nos cuesta traducir una idea en palabras. Este nombre era una joda y quedó. Le decíamos así a modo de chiste y a la hora de buscar un nombre serio, bueno, ninguno gustaba tanto como el que veníamos usando en la intimidad.
–¿Cómo fue la experiencia en general y en particular en el último Buenos Aires Rock?
–Fue una gran experiencia, porque le perdimos el miedo a los festivales. Tuvimos que enfrentar a un gran público que no tenía mucha idea de quienes éramos, pero nos recibió muy bien... pudimos sonar y estar a la altura de grandes bandas.