Elon Musk afirma que su hijo ha muerto desde que hizo el tránsito a lo trans. Fueron los ideólogos woke y la ideología "progre" los que mataron a su hijo hetero. Si es un psicótico o un idiota importante es irrelevante. En tanto nuevo señor de la guerra testimonia el giro reaccionario y represivo que va tomando forma en el capitalismo occidental.

Desde esta perspectiva es interesante ver la convergencia antiprogre de EE.UU, Rusia y China.

Este punto de coincidencia en las disputas geopolíticas muestra que vamos hacia un mundo donde convivirán a la vez la locura y el disciplinamiento.

Es el destino incierto del progresismo, para las ideologías duras es fácil de parodiar, la concepción progre no cuestiona las estructuras de la explotación capitalista, en cambio para las derechas o los capitalismos autoritarios es una catástrofe de las costumbres fundamentales.

En cualquier caso son variantes del cambio antropológico del que somos testigos

Es lo que saben los entrenadores y coach de las ultraderechas, Trump y sus sucedáneos monstruosos; se dirigen a un público capturado por un imaginario paranoide cuyas vidas están amenazadas por un genio maligno que va a destruir nuestras certidumbres. Si no fuese así, las adhesiones serían imposibles al nivel de barbaridades criminales que se pueden pronunciar sin temor a destruir el límite.

No es posverdad, el prefijo "pos" implica cierta idea de superación o un dejar atrás.

Más bien se trata de una psicosis colectiva que ha destruido o vuelto muy frágiles los puntos de anclaje históricos.

La neurosis no es colectiva, si lo es, lo es bajo la forma del Malestar en la Cultura que describió Freud.

Las locuras sí son colectivas, pues emanan de un fondo de destrucción de las distintas formas de vínculos sociales.

Ninguna forma de aceleración tecnológica puede cambiar esta realidad, más bien es volviendo a un punto de apoyo en el proyecto emancipador que se abrirá, pero esto es solo una apuesta, el camino a la extraviada experiencia de la verdad.