En la superficie, la relación entre Javier Milei y Mauricio Macri parece haberse encaminado, de momento. El expresidente llamó a su tropa a "ayudar" al Gobierno. El jefe de bloque del PRO, Cristian Ritondo, participó en más de una reunión del presidente con los bloques aliados (reuniones que nacieron de un consejo de Macri). Y el PRO ayudó a evitar que el Congreso rechazara el veto a la movilidad jubilatoria. Y todos amigos... Pero (siempre hay un "pero") en lo profundo la competencia entre ambos sigue. El PRO aportó al día siguiente tres senadores a la derrota de Milei cuando el Senado rechazó el DNU de los fondos reservados de la SIDE. Hubo un diputado del PRO que también apoyó a los jubilados. Todo indica que el doble juego de Macri está lejos de haberse acabado.

De fondo, la discusión sigue siendo por el electorado. La mayoría de los encuestadores ven que todo el crecimiento de Milei es a costa de quienes antes fueron Juntos por el Cambio: sobre todo, el PRO y la UCR.

Eso explica en parte por qué algunos radicales se muestran ávidos de congraciarse con Milei, incluso a costa de ir en contra de sus propias decisiones y votar medidas fuertemente antipáticas socialmente, como se vio con las jubilaciones.

En ese electorado que puede perder, Macri tiene una amenaza latente donde las opciones son dos: unírsele (la opción que ya tomó Patricia Bullrich) o desgastarlo. En esa segunda corriente, Macri también viene observando las encuestas para ver cuán marcado es el declive de Milei en su imagen positiva. La realidad es que viene perdiendo desde el comienzo de su mandato, pero no sufrió un derrumbe como le ocurrió a otros presidentes.

Entonces, todo es una amistad en tensión. Un día parece que van a chocar de frente y la pelea en 2025 va a ser inevitable. Otro día, milanesas de por medio, parece que van camino a una alianza inminente. Pero la alianza no llega. De hecho, ni siquiera está cerca la posibilidad de que formen un interbloque en Diputados, como confirmaron a este diario desde el PRO. "Eso, en todo caso, será al final del camino, no al comienzo", dicen desde el PRO.

En las buenas y en las Macri

La semana pasada, el Gobierno experimentó una victoria y varias derrotas. El PRO estuvo en ambas, lo que marca que el fin del doble juego de Macri con Milei no ha llegado. Ese doble juego se mostró menos sutil cuando el expresidente mandó a su bloque de Diputados a rechazar el DNU de la SIDE, luego sus senadores apoyaron la reforma jubilatoria y a continuación, Macri salió a decir que apoyaba el veto de Milei. Para completar el intrincado juego del gato y el ratón (más que el león), los diputados del PRO terminarían ayudando a garantizar que ese veto siga firme.

Esa fue la victoria parlamentaria que el PRO le ayudó a conseguir (además de cinco radicales sin problemas para sacarse selfies). Ese resultado tuvo como preludio un encuentro entre Macri y Milei donde el expresidente le sugirió que se pusiera al frente de ordenar los bloques parlamentarios. Después de eso, Milei encabezó no una, sino tres reuniones con diputados y senadores. De dos participó Ritondo, a quien Macri sigue proponiendo como reemplazo de Martín Menem. Es un objetivo que todavía no alcanzó, y que viene de la mismísima formación del Gobierno de Milei, pero Macri no se da por vencido.

Hasta ahí, era todo festejos en la Rosada. Decían que la nueva mesa política está funcionando, que la alianza con el PRO va hacia adelante. Ese "todos" no incluye a Santiago Caputo, que sigue teniendo la peor opinión del expresidente y que seguirá jugando sus cartas en este juego de desconfianzas y traiciones.

Pero quien haya observado con atención, podrá ver no la mano de Macri, pero sí una pequeña ayuda (si se quiere, un empujar con el dedo a alguien que ya se estaba cayendo) en las derrotas que le siguieron a Milei en el Senado. Tres senadores del PRO colaboraron con el rechazo al DNU de los fondos reservados de la SIDE. Una de ellas es Guadalupe Tagliaferri: es larretista y forma parte del nuevo think tank de Horacio Rodríguez Larreta, por lo que podría no contársela como parte de una estrategia de Macri. De hecho, en la misma línea, el diputado PRO Alvaro González -también del círculo de Larreta- votó a favor de los jubilados. Pero hay otros dos que no son línea Larreta y que también pusieron su voto: Alfredo de Angeli y Victoria Huala.

Según fuentes del bloque de Senadores, esto fue deliberado y es una estrategia que puede repetirse a futuro. "Somos aliados, pero nos vamos a seguir diferenciando en temas de transparencia", dice una alta fuente de esa bancada a este diario. En ese punto, los 100 mil millones de pesos que Santiago Caputo quería para la SIDE y que fueron pobremente defendidos en el discurso del Gobierno eran el flanco perfecto para que Macri demostrara que no todo será amor. Lo mismo ya ocurrió cuando sacaron el decreto para limitar la ley de acceso a la información pública: hubo comunicado del PRO rechazando la medida y hasta quejas de Ritondo en un encuentro que tuvo con Karina Milei.

Macri seguirá, entonces, jugando al aliado del oficialismo, pero no parece perder ocasión para buscar el lugar justo para asestarles golpes que los vayan desgastando. Cuando más desgastado llegue Milei a 2025, mejores posibilidades hay para una negociación. Y, si las negociaciones fracasan, para disputarle el electorado.