El cantón San Lorenzo del Pailón, en la frontera norte de la provincia de Esmeraldas, Ecuador, es escenario de un monumento que rinde homenaje a la mujer afroecuatoriana. Esta estatua que está ubicada en el redondel de La Mujer, destaca no solo por su belleza y simbolismo, sino también por su mensaje profundo y atemporal: la lucha, la resistencia y el papel esencial que la mujer afrodescendiente ha desempeñado en la historia y la cultura.

Vestida con atuendos tradicionales, donde sobresalen los colores vibrantes del amarillo y el rojo, la figura femenina está acompañada de dos bombos, instrumentos claves en la música marimba, símbolo de la identidad afroesmeraldeña. Con los brazos abiertos en un gesto que evoca bienvenida y calidez, la estatua se convierte en un faro de esperanza y orgullo en una comunidad que ha luchado por su reconocimiento.

La inauguración, realizada el 8 de marzo del 2020, por el Día Internacional de la Mujer, contó con la participación de figuras locales y residentes de San Lorenzo. La misma incluyó una serie de actividades culturales que reflejaron la riqueza del legado afroecuatoriano. Grupos de marimba ofrecieron cantos y arrullos en un desfile que recorrió las principales calles de San Lorenzo bajo el lema "Mujeres libres de violencia", y el evento culminó en el malecón escénico Simón Bolívar con presentaciones teatrales a cargo de los jóvenes de la región.

Este monumento llega en un momento crucial para la población afroecuatoriana, en un contexto donde su lucha por los derechos territoriales, la justicia social y el reconocimiento cultural sigue enfrentando grandes desafíos. Las tierras afrodescendientes en el norte de Esmeraldas, asignadas a las comunidades en 1994, han sido objeto de presión por intereses extractivistas, lo que amenaza la supervivencia de la cultura y la seguridad alimentaria de estas comunidades. Pese a los avances constitucionales en Ecuador, que reconoce a los afrodescendientes como un pueblo titular de derechos colectivos, la pobreza, el abandono estatal y la violencia siguen siendo obstáculos significativos.

El monumento refleja la resistencia histórica para la comunidad afroecuatoriana, representa una reafirmación de su identidad, una reivindicación de su rol fundamental en la construcción de la sociedad ecuatoriana.

En una ciudad como San Lorenzo, que ha sido testigo de tantas luchas y sacrificios, la estatua de la mujer afroecuatoriana se erige como un símbolo de esperanza y resiliencia, un recordatorio de que las mujeres afrodescendientes han sido y seguirán siendo pilares de su comunidad. Esta obra no solo honra a las mujeres del pasado, sino que también es un llamado a las generaciones presentes y futuras a continuar con la lucha antirracista. El legado de la mujer afroecuatoriana está vivo, y San Lorenzo lo celebra con orgullo y determinación.