"A mi discurso no lo tengo escrito. Seguramente diré lo que el Señor me inspire", aseguró a Salta/12 el arzobispo Mario Antonio Cargnello, en alusión a su homilía central de hoy por la tarde, durante la celebración religiosa que tendrá lugar en el Monumento 20 de Febrero con los Santos Patronos de la provincia y cerrará las celebraciones del Señor y la Virgen del Milagro.
La respuesta la dió mientras acompañaba en los tramos finales de su peregrinación hasta la Catedral Basílica de Salta a las y los promesantes que arribaban alrededor de las 5 de la tarde desde la Puna salteña. "¿Tiene previsto aludir en algún tramo de su homilía (de hoy) a la situación económica y social que atraviesan las y los salteños?", insistió este medio. "La situación está muy fea para todos, porque a nadie le alcanza la plata", respondió.
Con esos fieles del departamento Los Andes, peregrinó el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva. "El pueblo sencillo ya sufre y no necesita diagnósticos, porque sabe y la pelea todos los días", dijo García Cuerva a este diarioi, en respuesta a la consulta que pretendía indagar si, en sus conversaciones con las y los peregrinos en el trayecto del descenso, circularon temas relacionados con la actual crisis económica. "Conmigo compartieron qué pasa en sus vidas", agregó, "los análisis económicos y políticos los dejamos para después". Minutos después, mientras las y los puneños a quienes acompañó ingresaban a la iglesia matriz salteña, se estrechó en un fuerte abrazo con la máxima autoridad católica en Salta.
La peregrinación es un acontecimiento tan importante como la procesión con los patronos que comenzará hoy a las 15. "Vengo a pedir por trabajo, a ver si me contrata alguna minera, porque en Santa María no hay nada mejor", contó un peregrino que recién llegaba en bicicleta a la plaza central de Salta desde Santa María, en Catamarca, localidas que integra la región de los Valles Calchaquíes.
"Nosotros pedimos por medicina para los jubilados, para que pare la violencia contra los adultos mayores. Es un pedido por más sensibilidad, más solidaridad y empatía con la gente, porque el gobierno nacional parece haberse olvidado del pueblo", expresó a Leonardo Leiva, miembro del grupo de 150 ciclistas que viajaron desde Joaquín V. González, en el sur salteño, y que ayer por la tarde esperaban su turno para ingresar primero a la plaza central de Salta, antesala del encuentro con las imágenes del Señor y la Víirgen del Milagro. "La clase política accede al poder por las urnas y toma decisiones que ya no impactan en el bienestar de las mayorías", añadió Leiva.
"La fe mueve montañas", respondió otro promesante que viajó desde Guachipas, en el sur del Valle de Lerma. "Peregriné porque pedí por trabajo y los patronos me lo concedieron. Vengo a agradecer", aseguró. "La mayoría pide a los patronos por paz y por la unión de la patria", contestó el diácono Marcos, uno de los sacerdotes que lanzaba gotas de agua bendita a
los y las promesantes que ya estaban a metros del templo.
En medio de ese gentío, donde algunos fieles ondeaban banderas argentinas y amarillas y blancas del Vaticano, junto a la multicolor wiphala, una mujer le dijo a este diario que había peregrinado por dos motivos: por la salud de su hija primero y mejores condiciones de vida en la Puna. "Vivo en San Antonio de Los Cobres y la minería no puede dar trabajo a todos. Yo soy tejedora y no tengo las habilidades que piden en ese tipo de empleo. Mucha gente grande, de antes", dijo, "no sabe leer y escribir, pero igual necesitan trabajo. Es todo lo que pedimos, vivir mejor".
“Gracias por permitirme darles la bienvenida antes del encuentro con nuestros Santos Patronos”, dijo por su lado el gobernador salteño, Gustavo Sáenz, que esperó a los peregrinos vallistos de Palermo, Luracatao, La Zanja, El Rodeo, Fuerte Alto, Cachi Adentro y Agua Negra a pocas cuadras del damero central de la ciudad. "Estamos aquí acompañando a la gente. El Milagro representa sobre todo esperanza y fe", dijo ."Estamos presentes en un año muy especial y difícil", afirmó, "por lo que pedimos a Dios y a nuestros Santos Patronos que podamos seguir adelante”.
Otros pactos de fe
Sentados sobre los paños de pasto que componen la plaza central, también al borde de canteros o en los bancos de la plaza, las y los promesantes descansaban ayer por la tarde después de completar su trayecto.
Sobre un sector cercano al Museo de Alta Montaña, un grupo de peregrinos mineros sahumaban las imágenes que habían bajado en andas y descansaban todas juntas en el suelo. "Peregriné con los mineros desde la mina hasta San Antonio de Los Cobres, porque son mis hermanos y lo hago desde hace varios años", afirmó Javier Haddad, gerente de Minera Santa Rita.
Entre los ingresos del jueves, primer día del Triduo y de la masividad de peregrinos en la plaza central, se destacaron cerca de 10 mil infantes y adolescentes que integran distintos cuerpos de la Policía Infantil de Salta y peregrinaron desde barrios de la zona sur y este de la capital. "Oremos por nuestros niños y niñas, que integran los cuerpos infantiles de las fuerzas de seguridad de la provincia, para que el Señor y la Virgen los guíen por el camino del bien", dijo el sacerdote a cargo de recibirlos. Luego agradeció al ministro de Seguridad y Justicia, Marcelo Domínguez, por acompañar a las niñeces y adolescentes en esa instancia tan particular.
El terremoto de las desigualdes
Para muchos el Milagro concluyó ayer. La calle España, donde se encuentra la Catedral, quedó sin gente alrededor de las 18.30, y los fieles restantes eran guiados por la organización a ingresar al templo por una puerta lateral de la Catedral. Otro grupo continuó con sus rezos del novenario, en la recova del Banco Macro, leyendo el tradicional librito que cuenta la historia de cómo llegaron las imágenes a la ciudad de Salta.
En el microcentro salteño, grupos de peregrinos caminaban rumbo a sus casas cargando las imágenes que sacaron de sus hogares en verdadero misachico. Otros cargaban en camiones las bicicletas que los transportaron en peregrinación rodante, como paso previo al regreso a sus lugares de origen. Por la ciudad, estacionados, estaban los automóviles usados para el acompañamiento, portando carteles con los nombres de distintos rincones de la provincia: Urundel, Orán, Yariguarenda, Aguaray, Salvador Mazza, Pizarro, Anta.
Anoche se celebró la misa estacional, a cargo del obispo auxiliar de Orán, Claudio Castricone, que peregrinó con los fieles que arribaron a la ciudad el jueves por la tarde. Ayer recordó a los presentes, entre ellos el vicegobernador de la provincia, Antonio Marocco, que todo comenzó un 13 de septiembre de 1692 a las 10 de la mañana, cuando un gran temblor sacudió y arrasó la ciudad de Esteco, cerca del Río Piedras.
“Nosotros somos los continuadores de esa historia", afirmó el obispo. "Y como en aquel momento, aquí venimos todos: ricos y pobres, criollos y originarios. Aquí (por el templo) somos todos iguales. Pero esa igualdad no se percibe en nuestra vida diaria. Cuando en las estadísticas se habla de crecimiento, me pregunto ¿crecimiento de quiénes? De unos pocos", respondió. "Esas desigualdades son los terremotos de nuestra sociedad actual”, concluyó.