El proyecto de reforma laboral acordado entre la CGT y el Gobierno amplificó las diferencias que existen hacia el interior de la central obrera pero también abrió una grieta en la política. Por caso, ayer el titular de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, aseguró que el triunvirato “no consiguió nada a cambio” para los trabajadores. Diferente fue la posición del triunviro Juan Carlos Schmid, quien aseguró que el texto acordado “mantiene el núcleo de los derechos de la Ley de Contrato de Trabajo”. Pero las declaraciones de Pablo Moyano, que dijo que no iba a permitir que funcione la “Banelco” en el Senado, llevó a que el presidente del bloque del PJ-FpV de la Cámara alta, Miguel Pichetto exigiera que el triunvirato se presente la próxima semana a defender el proyecto u ordenará no votarlo. El problema es que la totalidad de la conducción cegetista se encuentra ya viajando a Roma para un encuentro internacional de sindicalistas que organiza el papa Francisco.
La negociación de la reforma laboral la llevó adelante el triunvirato junto a un reducido dirigentes que forman parte del Consejo Directivo de la CGT. Ayer, Schmid refrendó lo conseguido al sostener que el proyecto “mantiene el núcleo de los derechos de la Ley de Contrato de Trabajo”. Luego señaló que “al fin y al cabo, es una reforma, no a la ‘brasileña’, pero sí una reforma”. Por otra parte, agregó que “una vez que se sancione, veremos si lo que promovió el Ejecutivo tiene el resultado que se espera porque el argumento más sólido es que hay que darle respuesta a los trabajadores precarizados y sería bueno que hablemos en seis meses para ver si se logró el resultado que se espera”.
Pero lo acordado no es del agrado de todos, a pesar de que el texto final parece mejor que lo que el gobierno pretendía en un inicio. Por caso, Palazzo, el principal referente de la Corriente Federal de Trabajadores, es uno de los que considera que lo consensuado continúa siendo malo para los trabajadores. “El triunvirato no consiguió nada a cambio en estas reformas. El gobierno se llevó casi todo lo que vino a buscar y los trabajadores no nos llevamos nada”, aseguró. Por otra parte, indicó que el triunvirato considera que lograron morigerar el impacto negativo que tenía el proyecto original pero para Palazzo “es una victoria a lo pirro” porque no lograron nada que compensara las modificaciones aceptadas.
Palazzo reconoció que mantiene conversaciones con el dirigente camionero Pablo Moyano. Dijo que con el actual secretario Gremial de la CGT dialogan a partir de compartir las críticas para con el gobierno. Esas charlas incluyen la posibilidad de organizar una movilización para repudiar el tratamiento del proyecto oficialista. La fecha de la movilización y la lista de organizadores y convocantes surgirá el próximo lunes cuando la Corriente realice un plenario donde participarán, además de Moyano, las dos CTA que son conducidas por Pablo Micheli y Hugo Yasky.
El jueves pasado, Moyano anticipó la necesidad de marchar hacia el Senado, donde se debatirá la iniciativa, y advirtió que “no vamos a permitir la ‘Banelco’ y daremos la lucha en la calle”. La sola referencia a la posibilidad de sobornos como la que su padre había denunciado durante el gobierno de Fernando de la Rúa cuando se aprobó una ley similar, provocó la ira del jefe de los senadores del PJ-FPV. Colaboradores de Pichetto aseguraron que le cayó muy mal esa frase y, por lo tanto, decidió que “las partes involucradas en la negociación”, esto es el gobierno y la CGT, estén presentes durante el tratamiento del proyecto en comisiones. Es la forma que el senador rionegrino consideró que las partes no tengan díscolos entre sus filas. En ese sentido, el presidente del bloque pretende que el triunvirato esté presente durante la discusión en comisiones pero no piensa invitarlos sino que les mandó a decir que vengan por su cuenta y defiendan el texto consensuado. Pichetto planea comenzar a estudiar el proyecto la semana que viene justo en el momento que la mayoría del Consejo Directivo de la CGT estará en la ciudad de El Vaticano.