Los periodistas que compartieron el viaje de Francisco a Roma después de su gira asiática y que dialogaron con el pontífice durante 45 minutos con agenda abierta, coinciden en señalar que se el Papa se mostró cansado pero feliz y satisfecho. Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto internacional de Fiumicino había quedado a atrás una visita de once días a cuatro países, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, y el más extenso del pontificado de Jorge Bergoglio.

Francisco no descuida su vocación misionera y busca en forma permanente hacer gestos hacia “las periferias” de la sociedad, del mundo y de la propia Iglesia Católica. Los países ahora visitados han sido, de alguna manera, un objetivo “estratégico” del pontífice por un doble motivo: su rápido crecimiento y un escenario de diversidad religiosa donde los católicos son minoría.

También por ello uno de los propósitos fundamentales de Francisco en esta ocasión ha sido insistir en el diálogo interreligioso y seguir sentando bases del compromiso conjunto de las grandes religiones monoteístas a favor de la paz y el amor entre los hombres y mujeres del mundo.

Lo reflejó Andrea Tornielli en el editorial de Vatican News, órgano de la Santa Sede,  al destacar la imagen del “túnel de la fraternidad” que Francisco bendijo junto al Gran Imán de Yakarta. “En un momento en que los túneles se asocian a imágenes de guerra, terrorismo, violencia y muerte, este subterráneo que conecta la gran mezquita con la catedral católica es un signo y una semilla de esperanza. Los gestos de amistad y afecto que intercambiaron el Obispo de Roma y el Imán han tocado la fibra sensible de muchos en el mayor país musulmán del mundo”, escribió el periodista italiano.

Fue una idea que el Papa reforzó en su última actividad pública en Singapur: un encuentro interreligioso con jóvenes. A ellas y ellos los alentó a salir de las zonas de confort que “engordan la mente”, a usar las nuevas tecnologías “sin esclavizarse de ellas". En la misma ocasión le reclamó a los jóvenes dejar de lado "la dictadura del miedo", les pidió que "sean valientes y no tengan miedo de equivocarse" y les recordó que “todas las religiones son un camino para llegar a Dios”. Señaló que “son como diferentes idiomas para llegar allí. Pero Dios es Dios para todos”. Y no dudó en agradecer a la Iglesia de Singapur por "ser rica de dones, viva en crecimiento y en diálogo constructivo con las distintas confesiones y religiones con las que comparte esta maravillosa tierra”.

El diálogo antirreligioso es una preocupación que Francisco ha mantenido durante todo su pontificado, pero que también había marcado antes en su tarea como arzobispo de Buenos Aires. Un asunto que le acarrea no pocas críticas de parte de los sectores más conservadores de la Iglesia Católica que estiman que el Papa hace “concesiones”.

China está siempre en la agenda de Francisco y no lo oculta. Ahora estuvo en las puertas de la potencia asiática. “China para mí es una ilusión, yo querría visitar China, que es un gran país. Yo respeto China, es un país de cultura milenaria, de capacidad de diálogo, que va más allá de los sistemas democráticos que ha tenido (o no…). Creo que China es una promesa y una esperanza para la Iglesia”, afirmó en el vuelo de regreso a Roma. Y se mostró satisfecho con las conversaciones que está haciendo la Secretaría de Estado del Vaticano para avanzar en acuerdos con el gobierno chino en torno a la designación de obispos.

La preocupación por la paz y la tarea que el Vaticano tiene que cumplir con ese propósito estuvo presente en los discursos del pontífice y también en el intercambio con los periodistas en el viaje de regreso. Es un empeño que Francisco no abandona, aún admitiendo que varias de sus iniciativas no alcanzan los fines deseados. Se lamenta de la continuidad de la guerra entre Rusia y Ucrania, en la que él personalmente y la Santa Sede siguen haciendo gestiones sin que se vea mayor avance a favor de la paz.

Ahora el Papa volvió a decir que la Santa Sede sigue trabajando para encontrar un camino de paz entre israelíes y palestinos y recordó que él mismo llama todos los días por teléfono a la parroquia de Gaza. “Allí, en la parroquia y en el colegio, hay 600 personas: cristianos y musulmanes, pero viven como hermanos. Pero me cuentan cosas malas, cosas difíciles”. Y agregó que “no puedo calificar si esta acción de guerra es demasiado sangrienta o no. Pero, por favor, cuando se ven cadáveres de niños asesinados, cuando se ve que por presunción de que hay milicianos se bombardea una escuela, esto está mal, esto está mal. Es feo. A veces la gente dice que es una guerra defensiva o no, pero a veces pienso que es demasiada, demasiada guerra y que -me disculpo por decir esto-, pero no me parece que se estén dando pasos para hacer la paz,” sostuvo el Papa.

También hubo palabras para Venezuela. “No he seguido la situación en Venezuela, pero el mensaje que daré a los gobernantes es que dialoguen y hagan las paces” dijo Francisco en su viaje de regreso. “Las dictaduras no sirven de nada y acaban mal, tarde o temprano. Que el gobierno y el pueblo hagan todo lo posible por encontrar un camino de paz en Venezuela”.

Una pregunta que se reitera es si Francisco vendrá finalmente a la Argentina. No hay una respuesta terminante del Papa en ese sentido. Hablando con los periodistas volvió a decir que “es algo que todavía no está decidido. Me gustaría ir, es mi pueblo, me gustaría ir, pero aún no está decidido. Primero hay que resolver varias cosas”.

Si bien ha dicho que disminuirá su viajes por motivos de salud en dos semanas Francisco volverá a andar el camino para estar en Bélgica y Luxemburgo. Descartó ir a Paris para la inauguración de la restaurada basílica de Notre Dame, pero anticipó la posibilidad de una visita a las Islas Canarias.

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