El lunes 8 de agosto del año pasado, cuando ya había comenzado a trascender que la Corte Suprema de Justicia evaluaba ponerle freno al tarifazo del gas por no haberse realizado una audiencia pública previa para discutir el aumento, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, sorprendió al asegurar que el gobierno convocaría a una “audiencia informativa ad hoc” para explicar cuál era el estado de situación del sector energético y por qué tuvieron que aumentar las tarifas de luz y gas en la magnitud en que lo hicieron. El objetivo de ese simulacro era enmendar el error que suponía no haber convocado a audiencia pública y tratar de convalidar así el aumento con carácter retroactivo. La jugada no funcionó y finalmente el 18 de agosto la Corte Suprema anuló el tarifazo y dejó en claro que cualquier ajuste sólo tendría validez si antes se realizaba una audiencia pública, mecanismo de participación ciudadana y control previo a cualquier modificación tarifaria.
Aranguren aprendió la lección y desde entonces convoca a audiencia pública cada vez que quiere avanzar con un ajuste. El problema es que en los hechos esas audiencias funcionan a imagen y semejanza del simulacro “ad hoc” que intentó implementar el año pasado para eludir la obligación prevista en la Constitución y en las leyes que regulan el sector eléctrico y gasífero.
Si bien la audiencia pública no es vinculante, el objetivo es que la ciudadanía pueda participar en el proceso de toma de decisiones manifestando su conocimiento, experiencia o perspectiva individual sobre la decisión que va a adoptarse. Sin embargo, es difícil que los interesados puedan opinar con fundamento sobre una información oficial que se difunde minutos antes de que tengan que exponer. La representante de la Defensoría del Pueblo de la Nación, Mariana Grosso, tuvo que hablar ayer inmediatamente después de que el secretario de Energía Eléctrica, Alejandro Sruoga, detallara la situación del mercado eléctrico y las características del próximo aumento. “Esta audiencia pública es una mera comunicación de los precios del mercado eléctrico mayorista sin tiempo para su análisis. No estamos debatiendo nada sobre los precios de la energía sino que los mismos se ponen en conocimiento en este acto”, denunció. La sensación generalizada es que está todo decidido de antemano. No parece un espacio de participación genuino sino más bien una farsa, aunque el ministro escuche con atención a los expositores desde la primera fila.