Dice X que La Cintia es tendencia en Argentina. Es el día del anuncio del line-up de la edición 2025 del Lollapalooza local, y una pregunta invade las redes: ¿Quién es La Cintia?
El nombre propio, ubicado en la última posición de una grilla encabezada por Olivia Rodrigo, Justin Timberlake, Alanis Morissette, direccionó todas las miradas, sobre todo por ser precedido por el artículo singular femenino, y provocó el cuestionamiento colectivo, motivado por el desconocimiento y también, claro, el prejuicio. Como si una artista con nombre de chica de barrio, no pudiera ser parte de uno de los festivales más grandes del planeta.
Las respuestas incorrectas (sobre todo con respecto al género musical que una artista con nombre de chica precedido por su correspondiente artículo singular femenino debería representar), los chistes y alguna que otra defensa proliferaron y la posicionaron en el ranking de los temas más populares del momento. “No me preocupan los prejuicios”, dice Cintia Bustamante, aka La Cintia, DJ y productora cordobesa. “En este caso llamó la atención mi nombre y a mí me dio gracia, porque yo soy de La Francia, un pueblo en Córdoba, y ahí es muy natural usar el artículo antes del nombre. Me llamo Cintia, pero para los amigos soy La Cintia”, cuenta y justifica así la elección de su nombre artístico.
La Cintia empezó su carrera en Córdoba como cantante de un grupo de covers. Durante tres años cantó versiones de Los Abuelos de La Nada, Calamaro o Fabiana Cantilo hasta que la banda comenzó a desintegrarse y decidió mudarse a Buenos Aires para seguir su camino en la música. “Intenté hacer una banda acá, pero me fue difícil. Y un día, unos amigos me invitaron a conocer la escuela de música electrónica Arjaus y ahí me cayó la ficha”, relata.
El sello azul de La Cintia
Con ese aprendizaje y tomando como referentes a artistas como Romina Cohn, Carla Tintoré, Mai Lawson y Victoria Engel, se hizo un lugar en las cabinas de la ciudad, tocando tech-house: “un estilo de house con mucho groove, que genera un ambiente fiestero; mis sets son enérgicos, divertidos y una invitación al baile y a la comunicación en comunidad”, aclara. Luego se tiñó el pelo de azul y comenzó a impregnar de ese color todo el universo de La Cintia, que trasciende los sets y las noches. Su sello discográfico, su propia fiesta y una cápsula de moda con prendas azules (creadas en conjunto con Cristian Martínez y Rey Enrique) completan su mundo monocromático.
Bajo el sello La Blue Label, Cintia edita a otros artistas que hacen tech-house: “ritmo y fiesta con un sonido duro y agresivo”, describe. “La idea de armar mi propio sello surgió cuando caí en la cuenta de que en mis sets tocaba mucha música producida en Argentina. En el último año, hemos hecho más de 60 releases con productores del país, pero también de Uruguay, Brasil, Perú, Colombia y Chile”. Los artistas locales o de la región pueden enviar su material al correo del sello.
La música lanzada a través del sello de La Cintia suena también en La Blue Party, la fiesta itinerante que creó con su impronta, para darle más difusión a los representantes del género: “Es una fiesta color azul. Cada fecha es diferente, con el azul siempre como eje, y distintas temáticas alrededor. Toda la noche suena tech-house a cargo de los productores que lanzamos desde el sello”, detalla. “Estoy muy contenta porque este año la fiesta gira por casi toda la Argentina y en unos meses nos vamos a Chile”.
Como representante de una escena siempre en movimiento pero, acaso, aún regida por las mismas reglas del resto de la industria (léase del resto del planeta), Cintia opina sobre la presencia femenina detrás de los controles: “En la electrónica no es cuestión de género, sino más bien de trayectoria. Todo depende de los años que le dedicás estudiando, tocando, produciendo. Eso es lo único que suma y cada vez veo más mujeres trabajando en la escena, no solo como DJ´s sino también en otras posiciones”.
En marzo, con su pelo y su traje azul, La Cintia subirá a uno de los escenarios del Lollapalooza y marcará un hito en su historia: “Es una enorme oportunidad de mostrarme a gente que no me conoce y así seguir expandiendo mi música”, dice. Será una enorme oportunidad, también, para terminar de derribar los preconceptos tuiteros disparados por su nombre, el de la chica de pueblo que llegó para cumplir sus sueños sonoros.