Un juez de la Corte Suprema de Brasil autorizó al Gobierno a modificar sus presupuestos sin que sea contabilizado en el cálculo fiscal y contratar créditos extraordinarios para combatir la "emergencia climática" provocada por los incendios que se expanden por el país.
Desde hace más de un mes, cerca del 60 % del territorio del país sufre una fuerte sequía, con temperaturas mucho más elevadas de lo habitual, lo cual ha generado miles de focos de incendios en todas las regiones, con una especial incidencia en zonas de la Amazonía, la sabana central del Cerrado y el Pantanal.
A ello se sumaron incendios provocados, en muchos casos por hacendados que preparan tierras para la siembra y que se descontrolaron, lo cual llevó a la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, a afirmar que el país, además del calentamiento global, también sufre lo que calificó de "terrorismo climático".
La decisión del juez Flávio Dino, hasta febrero pasado ministro de Justicia en el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, quien lo promovió al Supremo, permitirá que el gasto en el combate a los incendios no incida en el cálculo de las deficitarias cuentas públicas.
En ese marco, esa medida de corte administrativo también libera al Gobierno para la contratación temporal de nuevos efectivos para los cuerpos de Bomberos, al menos hasta fines de este año.
Según Dino, "no se puede negar el efectivo socorro a más de la mitad del territorio nacional, sus respectivas poblaciones y la flora y la fauna de la Amazonía o el Pantanal, bajo el pretexto del cumplimiento de una regla contable que no consta en la Carta Magna".
Sostuvo que "las consecuencias negativas para la responsabilidad fiscal serán mayores por la erosión de las actividades productivas en las áreas afectadas por el fuego y la sequía, que las causadas por la suspensión momentánea" de las normas que regulan el gasto del Estado.
Una "pandemia de incendios forestales"
Una medida similar había sido adoptada en 2021, cuando irrumpió en el país la pandemia de covid-19, frente a la cual el Gobierno debió incurrir en gastos extraordinarias para atender la emergencia sanitaria.
El propio magistrado Dino ya había comparado la situación esta semana, al declarar en un acto público que Brasil debía redoblar las medidas contra el fuego frente a lo que consideró como una "pandemia de incendios forestales".
Según el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), que vigila la situación por una red de satélites, este domingo había en Brasil un total de 2.793 focos de incendios, concentrados sobre todo la región amazónica, que sufre la peor sequía que se ha registrado en el país desde la década de 1950.
La situación había mejorado ligeramente en relación al sábado, cuando los focos de llamas eran 3.820 en todos el territorio del país. En parte, esa mejoría fue atribuida a la llegada de un frente de aire frío desde el sur, que trajo además algunas ligeras lluvias a algunas de las regiones afectadas por las llamas.
Durante las últimas semanas, la humareda que se desprende de los incendios ha viajado con los vientos y deteriorado la calidad del aire en buena parte del país, con un consecuente un aumento de los casos de problemas respiratorios entre la población.