El nuevo disco de Dani Pérez explora variedades rítmicas en un viaje íntimo, con un clima entre calmo y festivo; como explica el músico: “El nombre del disco, Estribillos, es en realidad por contraste, como diciendo que lo que está en los costados, para que esos estribillos brillen, también es igual de importante”. Dani Pérez y su grupo Los Versos presenta Estribillos este jueves a las 20.30 en Casa Brava (Pichincha 120).

“No sé si el disco sale directamente del final de Sucesores de la Bestia, mi banda anterior, pero fue apareciendo muy tímidamente. Con los Sucesores toqué 23 años, y nuestro último disco, 4:59 AM Club, con el que cumplimos el sueño de publicar en vinilo, era de 2018. Pero al poco tiempo la banda se separa, y el 2019 me encontó en un momento de bastante confusión. Luego de tantos años, se convierte en una identidad el hecho de formar parte de un proyecto, donde siempre fui el compositor y era un poco la cara de la banda. ¿Y ahora qué? ¿Para dónde voy? Estaba la posibilidad de no tocar más, de no seguir haciendo discos y no tocar más en vivo. Por otra parte, estaba muy lejos la idea de formar una banda. En 2020 viene la pandemia, pero componer canciones fue algo que se volvió a dar”, comenta Dani Pérez a Rosario/12.

“Algunas canciones las compuse en el piano, cosa que nunca antes había hecho; siempre lo hice más desde la guitarra. De todas formas, no estaba pensando en un disco. Digamos que el disco empezó a aparecer durante la pandemia, relacionándome con la escena nueva de la ciudad, con encuentros bastante limitados, juntándonos a zapar o a escuchar música, pero sin saber bien qué onda. A la vez, era una confusión cómoda, en la que yo no necesitaba definir nada, y fue por ese lado cómo apareció un poco el disco, desde un lugar más de preguntas que de cosas cerradas. De a poquito empezaron a aparecer las canciones y las ganas de grabarlas”, continúa el músico.

-¿Cómo fue ese proceso y el armado del grupo?

-Tengo un estudio donde trabajo todos los días, y empecé a grabar, así como lo hice con La Sombra del Primero, toqué todos los instrumentos yo, en completa soledad, pero conectándome con la escena nueva. Así lo conozco a Guido Castellotti y le ofrezco grabar la batería; si bien yo tenía programado todo en la computadora y no necesitaba grabar batería, me gustó la idea de abrir la puerta y ver qué podía aparecer. Guido la rompió, y al poquito tiempo comencé a juntarme con Lisandro Valdelomar, el bajista, compartiendo algunas maquetas de lo que venía haciendo. Entre las zapadas, tocamos canciones del disco, pero sin que sea un disco ni seamos una banda; hasta que Guido se enteró y llevó la bata. Ahí aparece el germen de la banda, Los versos, que se formó como de casualidad, porque se dio todo de manera natural. De golpe, estábamos tocando las canciones del disco y sentía que había que regrabar muchas cosas con estos músicos nuevos. De este modo, se termina sumando Nacho Seret en teclados, que tocaba con Guido en la banda de Manu Piró. Los Versos se terminaron apoderando de esas canciones, sin que nadie lo haya buscado intencionalmente. Fue un proceso novedoso, nunca me pasó algo así. Y positivo, porque sentí que el disco llevó su tiempo, sus años. A la vez, tomé clases de canto, quería reconectar con mi voz, ya tengo 44 años y la voz me fue cambiando mucho.

-¿Cómo llegás al título del disco?

-Una de las primeras canciones fue “Bill Murray”, la canción más corta de toda mi carrera. Durante meses estuve pensando en cómo hacer para hacerla más larga, porque la canción tiene una intro, una estrofa, un estribillo, y se termina. En ninguna parte se repite, algo que sería lo normal en toda canción. Y me di cuenta de que la canción era así, que las partes iban a estar una sola vez, y que los estribillos terminaban por lo general siendo una imposición. Sentí que en los versos y las estrofas también pasan cosas interesantes, y por eso el nombre del disco, Estribillos, que es en realidad por contraste, como diciendo que lo que está en los costados es igual de importante, y permite que esos estribillos brillen.

-Compusiste por primera vez al piano, ¿qué pasó ahí?

-El piano tiene esa cosa quizás grandilocuente, en donde también con pocos elementos podés construir hermosos climas, y muchas de las canciones que estaba escribiendo tienen tiempos lentos y bastante letra; el piano me permitía ese oxígeno, poder armar armonías que quedaran suspendidas en el aire, sin que hiciera falta esa cosa más rítmica, la de rasgar la guitarra. “Los que fuimos en verano” o “Piano ballad” son canciones que están muy craneadas desde lo que permite el piano, al tocar tempos lentos, con acordes largos.

-“Desequilibrista” tiene una propuesta llamativa, como si la canción se buscara a sí misma.

-Ese tema tiene algo más festivo, de celebración. Son como acercamientos míos, siempre estoy como dividido entre lo que es la música negra y la canción de autor, y a esta canción la llevé hacia algo más góspel o Stevie Wonder, también está hecha desde el piano, es un tema que tiene una cosa más barroca, suma muchas capas de instrumentos, arreglos, los ruidos del comienzo, es como una especie de caramelos para el oído, donde suceden cosas permanentemente. Desde lo rítmico, yo tenía ganas de que algunas canciones tuvieran timbres de baterías de hip hop, por ejemplo, aun cuando sobre eso esté también tocando Guido; como sucede en “Desequilibrista”, “Tus libros”, “Riri”.

 

En Estribillos participan Ana Lola Vélez en percusión y Diego Savioli en piano, junto a las voces de Fasciolo, China Roldán, Bifes con ensalada, Amelia, Nasir Catriel y Luisina Calligari. Todos estarán acompañando a Dani Pérez en la noche del jueves, “a excepción de la China Roldán, vive en Buenos Aires y justo tiene una fecha ese día; es una comunidad de músicos con la que estoy muy a gusto, y siento que los últimos recis que hemos tenido han sido de celebración; intentamos que haya invitados y gente amiga para sacar el foco del cantante o del compositor y hacer algo más compartido. Me parece que así es cómo surgen cosas inesperadas y más interesantes”.