La historia del comunismo se presta, por los resabios de la Guerra Fría, a las posiciones maníqueas, a la nostalgia ajena o al morbo demonizador, según los casos. Le historia del comunismo en la Europa del Este, en particular, añade a esos prejuicios cierta opacidad por su condición "periférica" respecto de la Unión Soviética, el principal centro (aunque no el único) donde se consumó el llamado "socialismo realmente existente".
Un reciente trabajo, publicado dentro de la colección "Pasados que insisten" (a cargo de Vera Carnovale) analiza y recorre los procesos experimentados en Checoslovaquia, Yugoslavia, Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumania y la República Democrática Alemana. El libro, llamado Nueva historia del comunismo en Europa del Este fue escrito por los historiadores Agustín Cosovschi y José Luis Aguilar y condensa, de manera magistral, las complejidades históricas, sociales, políticas y culturales que atravesó cada uno de estos países.
Ese es uno de los grandes méritos de esta investigación: haber indagado en los pliegues donde los particularismos, las especificidades encuentran su lugar frente a ese "todo" supuestamente homogéneo con el que se suele asociar a la "Europa del Este". El libro no elude las arbitrariedades en las que cayeron muchos de los líderes y las burocracias estatales desde que se estableció la llamada "cortina de hierro". Pero no cae, tampoco, en la simplificación propagandista de reducir las experiencias comunistas en la región al terror totalitario.
Los sinuosos vínculos con Moscú, la incidencia de las "cuestiones étnicas y las causas nacionales" (muy didáctico el recorrido por el complejísimo "caso yugoslavo" en este terreno), las tensiones entre los estados asociados al Pacto de Varsovia, los diversos niveles de desarrollo y los distintos grados de apertura o de ortodoxia económica que alentaron determinados gobiernos, las demandas satisfechas y las no satisfechas de la gente común, atraviesan estas páginas que en ningún momento descuidan los contextos globales que condicionaron y fueron condicionados por estos procesos.
Nombres conocidos como los del Mariscal Tito o Nicolae Ceausescu conviven con otros que han pasado al olvido en casi todo el mundo, menos en los lugares donde marcaron a fuego a varias generaciones. A más de treinta años de la caída del Muro de Berlín, esta historia que se vuelve a contar, ahora con más perspectiva, renueva los debates sobre un sistema que implosionó pero sigue atravesando, con sus esquirlas, la vida del post comunismo.