La explosión simultánea de los beepers de miles de miembros del Hezbolá en Líbano parece resultado de una infiltración en la cadena logística del movimiento islamista proiraní y constituiría -en principio- un éxito de los servicios secretos israelíes.

Según dijo a AFP una fuente próxima a Hezbolá, "los pagers (un aparato de mensajería) que explotaron conciernen a una carga importada recientemente por Hezbolá de mil aparatos", que parecen haber sido "pirateados en origen".

"Según las grabaciones de video, seguramente se ocultó un pequeño explosivo de tipo plástico al lado de la batería (de los bíperes), para que fuera activado a distancia a través del envío de un mensaje", consideró en la red social X Charles Lister, experto en el Middle East Institute (MEI).

Según Lister, esto significa que el Mosad, servicio de inteligencia exterior israelí, "se infiltró en la cadena de suministro".

Los agentes quizá se "infiltraron en el proceso de producción y añadieron en los bíperes un componente explosivo y un detonador capaz de ser activado a distancia, sin despertar sospechas", apuntó el analista militar Elijah Magnier, radicado en Bruselas, quien aludió a "un fallo de seguridad importante en los protocolos de Hezbolá".

"Ya fuera haciéndose pasar por un proveedor o incorporando los equipos manipulados directamente en la cadena logística de Hezbolá a través de sus puntos de vulnerabilidad (camiones de transporte, buques mercantes), lograron distribuir los bíperes dentro de la organización", consideró Mike DiMino, experto en seguridad y exanalista de la CIA.

Otra hipótesis, según Riad Kahwaji, analista en temas de seguridad radicado en Dubái, sería que, como "Israel controla una gran parte de las industrias electrónicas del mundo, quizá una de las fábricas que posee fabricó y expidió esos aparatos explosivos que explotaron hoy".

Esta operación, un ciberataque sofisticado pero con herramientas muy pasadas de moda, supondría un nuevo éxito espectacular de los servicios israelíes, tras el asesinato en Teherán, a finales de julio, del líder político del movimiento islamista palestino Hamás, Ismail Haniyeh.

Según el New York Times, en esa ocasión se había ocultado una bomba dos meses antes en el edificio.

El experto Mike DiMino consideró que las explosiones del martes constituyen "una operación clásica de sabotaje, el trabajo de los servicios de inteligencia en su máxima expresión".

"Organizar de forma adecuada una operación de esa magnitud lleva meses, si no años". añadió DiMino en X.

La explosión de los bíperes se produjo en un contexto de crecientes tensiones entre Israel y el Hezbolá, aliado de Hamás.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció el martes que el regreso de los habitantes del norte del país, que tuvieron que abandonar sus hogares a causa de los disparos transfronterizos de Hezbolá, es uno de los objetivos de su gobierno.

El ataque "radical" del martes, "llevado a cabo con equipos muy básicos, probablemente aumente el estrés y el bochorno de los dirigentes del movimiento" libanés, comentó el exagente de los servicios de inteligencia israelíes Avi Melamed.

La explosión dejó 11 muertos y casi 4000 heridos, entre ellos 200 de gravedad. Entre las víctimas están los hijos de dos diputados de Hezbollah y resultó herido un embajador. El gobierno libanés confirmó que los bíperes habían llegado recientemente al país.

Fuente: AFP / Daphné Benoit