El 3 de marzo de 1991, en Los Ángeles, un joven taxista de 26 años llamado Rodney King conducía su auto al anochecer. Había cumplido una condena por un delito menor y estaba intentando reconstruir su vida, una tarea ardua para los jóvenes negros de su barrio, quienes, como él, enfrentaban un sistema diseñado para marginarlos. Esa noche, al notar las luces de un patrullero indicándole que se detuviera, King decidió seguir de largo. Sabía que si paraba perdería lo poco que había ganado ese día y podría ser arrestado nuevamente. Sin embargo, pocos minutos después, ya no había salida: una caravana de patrulleros lo seguía, obligándolo a detenerse. Lo que vino después fue una brutal golpiza por parte de varios oficiales de policía que lo atacaron con tonfas mientras George Holliday, un canadiense criado en Argentina, que por ese entonces trabajaba de plomero en Los Ángeles, desde su apartamento, filmaba la escena. Ese video, una captura casera de la violencia sistémica tantas veces encubierta, se transmitió en todos los noticieros del país, exponiendo la crudeza de la brutalidad policial.
Al año siguiente, los policías implicados fueron absueltos en un juicio que desató una ola de protestas a lo largo de Estados Unidos y tuvo como saldo más de 60 muertos. En medio de ese caos, salió a la luz que la policía de Los Ángeles utilizaba el acrónimo "N.H.I." para referirse a los jóvenes afrodescendientes: "No Humans Involved" (Ningún Humano Involucrado). Con este término como punto de partida, Sylvia Wynter escribió un documento crucial, no sólo como un llamado a la acción dirigido a sus colegas intelectuales afroestadounidenses, sino como una denuncia rotunda contra la violencia institucional racista.
Sylvia Wynter, tiene actualmente 96 años, es una filósofa, novelista y dramaturga nacida en Jamaica. Sin dudas es una de las voces más influyentes en el campo del pensamiento decolonial y los estudios sobre la raza. A lo largo de su obra, Wynter se ha dedicado a desmantelar las narrativas eurocéntricas que sostienen las jerarquías raciales, y sus trabajos invitan a repensar la noción misma de lo que significa ser humano. Sus ideas, profundamente enraizadas en la experiencia histórica de los afrodescendientes, han sido fundamentales para el desarrollo de teorías críticas sobre la raza, la clase y el género.
En N.H.I., Sylvia Wynter no solo expone el acrónimo con el que la policía deshumanizaba a los jóvenes negros, sino que ahonda en cómo ese concepto se inscribe en un sistema histórico de opresión. Wynter nos invita a reflexionar sobre el papel de las estructuras de poder en la construcción del concepto de humanidad, y cómo ciertos grupos han sido sistemáticamente excluidos de esa categoría. Con una escritura afilada y profundamente analítica, la autora conecta la violencia física, como la sufrida por Rodney King, con una violencia simbólica aún más profunda: la de la exclusión de los afrodescendientes del orden social y humano.
Wynter señala que esta última forma de violencia está estrechamente ligada al sistema educativo. Retomando los planteamientos de Woodson y Du Bois, desarrolla una serie de argumentos que subrayan cómo la violencia física es sólo el último eslabón de una cadena de violencias que los jóvenes enfrentan desde su nacimiento. En este contexto, su reflexión sobre el propósito final de la educación resulta particularmente relevante para el caso argentino: “(...) La exclusión curricular impuesta sobre todas y todos los negros estadounidenses, [es] funcional para que EE.UU. se continuara concibiendo a sí mismo como una nación de inmigrantes blanca y euro-norteamericana”.
El texto de Wynter es tanto una crítica radical a la racialización del sufrimiento como una propuesta para redefinir lo que significa ser humano. A través de una relectura de la historia colonial y moderna, cuestiona las formas en que las instituciones occidentales –desde las jurídicas hasta las culturales– han configurado una jerarquía de vidas, donde algunas son consideradas "no-humanas". Wynter no solo dirige su crítica a los mecanismos explícitos de violencia, sino también a los intelectuales y académicos que han sido cómplices, en silencio, de esa exclusión.
La obra se siente como una interpelación urgente, que trasciende los eventos de los noventa para hablarnos del presente. Wynter plantea que, mientras no repensemos la propia noción de humanidad desde una perspectiva inclusiva y plural, la violencia racista seguirá encontrando formas de legitimarse. N.H.I. es un documento clave para quienes buscan entender los mecanismos profundos de la opresión racial, y al mismo tiempo un llamado para la construcción de nuevas formas de pensar el mundo, donde todas las vidas sean reconocidas como humanas.
El libro ofrece una doble experiencia al lector. Por un lado, su prosa es ágil y directa, lo que lo convierte en una lectura sencilla para el público general. Pero, a la vez, está plagado de citas que, como hipervínculos, permiten profundizar en distintos ángulos de análisis. La edición de septiembre de 2023, publicada por Ediciones del Signo, incluye un prólogo escrito por el intelectual y activista Federico Pita, quien también aborda estas problemáticas en el contexto actual de Argentina, donde dice: “Este libro es un llamado a la acción, una invitación a construir una Argentina en la que todas las personas sean reconocidas y valoradas en su plena humanidad, independientemente de su raza u origen. Este libro nos invita a develar el racismo arraigado, a desafiar las estructuras de poder y a construir una humanidad liberada de las cadenas raciales. A través de su lectura, encontraremos el impulso para ser agentes de cambio y para construir una Argentina más inclusiva y equitativa. En clave argentina, “Ningún Humano Involucrado” nos invita a cuestionar el mito de una argentinidad blanca, europea y homogénea. Nos desafía a reconocer y celebrar la diversidad de nuestras identidades y a reconocer las contribuciones de las comunidades afrodescendientes e indígenas en la construcción de nuestra nación”.