Los referentes de Piel de Lava eran bandas de rock y, aunque en sus inicios no había tantas bandas de chicas, ahora el panorama es otro. El nombre del grupo lleva las primeras letras de los de sus integrantes: Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Laura Paredes y Valeria Correa. Hoy ellas son el rock de las artes escénicas, contagian espíritu grupal adonde quiera que vayan y son las referentes de las nuevas camadas de creadorxs: una prueba viviente de que es posible trabajar con amigas y desarrollar un trayecto profesional colectivo, donde el todo está siempre por encima de sus partes y las potencia. Acaban de estrenar Parlamento, obra surgida durante una residencia en ArtHaus que ahora se presenta los martes a las 20 en el Teatro Picadero, y charlaron con Página/12 sobre la nueva creación y su recorrido en estos años.
El grupo venía de un hitazo: Petróleo, esa obra maravillosa en la que encarnan a cuatro trabajadores petroleros y exploran diversas masculinidades. Carricajo cuenta que cuando fueron invitadas por ArtHaus no imaginaban cómo sería la transición hacia un nuevo material entonces propusieron hacer una residencia con aperturas al público para ver si eventualmente eso podía convertirse en una obra. "Al estrenar no sabíamos muy bien, por eso había un audio que advertía que se trataba de una prueba. Fue un poco arrojado. Finalmente, eso que terminamos mostrando la primera vez fue una especie de maqueta de lo que es hoy, no hubo grandes cambios. Empezaba y terminaba más o menos igual. En el medio, mil cosas distintas. Hubo un trabajo de complejización del material, como si hubiésemos hecho un dibujo en lápiz para después pintarlo".
Parlamento narra las peripecias de cuatro diputadas que parlamentan en una nave fuera de órbita porque la Tierra está ardiendo: abajo el apocalipsis y el caos; arriba la política y el ¿orden? La pieza fue creada en la íntima cocina de ArtHaus, un espacio más acotado que venía bien para esa primera fase; después empezaron a expandir la idea hasta que esa distopía tomó por completo la ficción. "Cuando la mostramos en Chile fuimos a un lugar muy grande y ahí empezamos a sentir que le venían bien esas dimensiones porque la obra respiraba escénicamente de otra manera –recuerda Gamboa–. El traspaso al Picadero suponía probar ese trabajo ya cerrado en un espacio más grande para ver qué pasaba. La obra tiene algo un poco pomposo en lo expresivo entonces acá hay más aire y tenemos la sensación de que también relaja a los que miran. Estuvo bueno disponer de esa cocinita, con la posibilidad de hacer aperturas donde se nos permitió investigar todo lo que queríamos, sin ningún tipo de regla".
Lengua lúdica y distopía de lo real
En la primera parte de la investigación se fascinaron con los parlamentos europeos y las mujeres de ultraderecha: Vox en España; Giorgia Meloni en Italia. Paredes interpreta a Hortensia Caridad Morales (Cuba), cuyo slogan es "juntos vamos a recuperar el deseo original"; Carricajo encarna a Messina (Italia), quien proclama: "ante el caos, la civilización"; Correa da vida a Neve Da Cunha (Brasil) y lucha "por la libertad de autopercibirse en guerra"; Gamboa es quien preside el Parlamento en Órbita Global. Paredes dice que la cuestión de la lengua fue una decisión lúdica que tuvo que ver con la etapa de investigación: "Estábamos más enfocadas en los parlamentos mundiales y no tanto en la política local, entonces vimos esto como un dispositivo posible para probar distintas lenguas. A nosotras siempre nos divierte y nos viene bien el salto compositivo. Había en estas mujeres de la nueva derecha una gran exaltación femenina y, por lo general, tenían discursos anti-género, planteaban un retorno a lo tradicional. En términos performáticos había algo muy interesante, en el tipo de discurso y en lo que hacían al tomar los parlamentos".
Las Piel de Lava arrancaron el proyecto en febrero de 2023 y recuerdan que en algún momento la realidad empezó a competir con esa ficción distópica (ya no tan) delirada. "Empezamos a quedarnos cortinas –dice Gamboa–. Esto de la espectacularidad y la perfo... La realidad nos empezó a cachetear. En los parlamentos europeos veíamos a una diputada tirándole arena a otro diputado y el presidente diciéndole: 'Diputada, le llamo al orden, ocupe su escaño'. Nosotras empezamos a armarlo y en un momento teníamos que ir ganándole a la realidad porque, de golpe, había un Milei pegándole al Banco Central y una entrando disfrazada de Gatúbela, ¿se acuerdan? Pero todo eso no fue una referencia para nada".
También repararon en aquellos políticos que, sin pertenecer a las nuevas derechas, igual se aferraban a la performance "para que les dieran bola en el Congreso, para no pasar inadvertidos" porque está la idea de que "cuanto más apuestan, más posibilidades tienen de instalar agenda". En relación a este punto, Correa señala la inocencia respecto del abordaje: "No imaginábamos todo lo que iba a pasar en Argentina dos fotogramas después. Como muchos, lo veíamos venir pero sin esa certeza. No se trataba de observar lo local para sacar de ahí mecanismos teatrales; es mucho más fácil ver esos mecanismos en universos que no son propios, si no caeríamos en la parodia de lo que ya conocemos y no nos interesa. Cuando esas dinámicas empezaron a dialogar de un modo abrupto con lo local hubo que maniobrar para que la bajada no estuviese directamente asociada a la actualidad, pero la obra tenía una estructura maniobrable, ya la habíamos programado así".
Más allá de la caricatura
El grupo no trabaja a partir de metáforas o ideas previas muy concretas. Hay una permanente retroalimentación entre lo que emerge escénicamente a través de los cuerpos y aquello que luego encuentra su traducción en la dramaturgia: cuerpo y texto dialogan y así van apareciendo imágenes poderosas. Ese parlamento espacial, por ejemplo, remite de algún modo a una fractura total entre la política y la ciudadanía. Carricajo habla sobre este corte y dice que, si bien es algo que aparece muy claramente a nivel local, es un fenómeno mundial: "Hay una fractura entre los representantes y la ciudadanía. Por eso nos interesó pensar la política parlamentaria, que es donde puede haber vínculos más directos con un representante. El Ejecutivo es más inabarcable porque es un presidente para toda la Nación, pero en el caso de los diputados puede haber un vínculo más estrecho. Esos vínculos están fracturados hace un montón y la derechización de los discursos acentuó esto porque produce niveles de enfrentamiento terribles. En la obra empezó a aparecer una preocupación casi amorosa por esos cuerpos. Pensamos incluso en aquellos políticos que nos interesan… ¿cómo van a hacer para sobrevivir ahí adentro?".
Si hay algo que caracteriza a las Piel de Lava es la búsqueda lúdica y, a la vez, profunda. En ese salto compositivo al que aludía Paredes, los personajes esquivan lo caricaturesco y la parodia burda. Gamboa reflexiona sobre algunas cuestiones de actuación a partir de esa exploración en la complejidad de sus criaturas. "Es curioso porque se está quemando el mundo pero ellas no hablan de eso, cada una habla de otra cosa. ¿Creen que hablan de que se está quemando el mundo o no? ¿Cómo se actúa eso? Ellas no hablan de eso pero creen que sí y ahí hay una posibilidad de acercamiento con esos cuerpos, si no sería puro cinismo. Para mí esta gente cree que está haciendo el bien. No creo que se levanten a la mañana y piensen: 'Les voy a cagar la vida a los jubilados'. No creo que vivan de esa manera. Pero ahí está el horror puro porque no entendés muy bien adónde habita ese diablo".
En línea con esta idea, Correa agrega que en todas sus obras hay algo de eso pero esta vez hubo otro tipo de acercamiento. "Creo que ahora estamos mucho más emocionales. Las obras siempre están vivas y van mutando, pero en comparación con otras acá se fue dando de a poco. Nos interesa habitar personajes con emocionalidad y sensibilidad, aunque sean mundos lejanos. En este caso, llegar hasta ahí nos costó más porque tenemos una ideología y una postura, es gente que no entendemos pero a fuerza de hacerlas empezamos a poder habitar eso". Gamboa, por su parte, señala el error infantil de seguir pensando todo en términos de buenos/malos: "La política entrena eso porque le interesa que la gente tenga estos pensamientos infantiles, pero cuando te caga un bueno… ¡madre mía!". La realidad siempre es mucho más compleja que cualquier maniqueísmo.
El humor y lo sonoro
Cuando se les pregunta por los desafíos a la hora de trabajar humorísticamente lo que está cerca y duele, Paredes responde: "Nosotras nos reímos de lo que nos preocupa mucho entonces nunca hubo un temor de reírse de algo grave porque es nuestra manera de vivir y convivir. Nos reímos de lo que nos duele, tenemos ese vínculo con el teatro. Si a alguien le parece que esto es frívolo será un problema del que lea eso porque para nosotras es un tema que nos sensibiliza y el humor sale. Somos así: nos reímos de las desgracias". Carricajo recuerda que el año pasado costaba un poco más porque eran episodios muy recientes: "Cuando alguien se está por morir no te podés reír, pero cuando vas al velorio por ahí se habilita ese espacio. Hay algo de eso". Gamboa, por su parte, agrega: "En algún sentido, yo creo que esto es el velorio de la política". Y Correa concluye: "La obra plantea un presente y un futuro pesimista, pero eso no quiere decir que seamos apolíticas o que no estemos a favor de la buena política. Es el fin de algo: la obra tiene rasgos pesimistas, pero no es un planteo apolítico".
En términos formales, Parlamento trabaja sobre la mediatización de la política. La comunicación entre representantes y representados aparenta ser cada vez más directa y, sin embargo, acá las diputadas graban spots desde el espacio con ayuda de los "cromas" para hablar de sus proyectos. La obra explora esa conciencia audiovisual ante la cámara que (como un Dios) todo lo registra. Gamboa dice que es una exploración más intuitiva pero es un universo que están descubriendo "con el cuerpo ahí, en las funciones". "Sabíamos que queríamos experimentar con el universo sonoro, algo que nunca habíamos hecho así. Por eso llamamos a Zypce, que canta y está en escena. Lo sonoro sí tiene unas reglas más precisas que organizan la escena", explica Correa. Carricajo dice que hace poco empezó a hablarles "a unos que están ahí afuera" y se pregunta: ¿quién es la autoridad que las pone y las saca del aire? Una deidad omnisciente, el ojo que todo lo ve.
Historia, contagio y coyuntura
Sobre el recorrido grupal, la reciente visibilidad a partir de la retrospectiva en el Teatro Sarmiento y el éxito de Petróleo, las integrantes dicen que es "pura alegría". "Cuando no nos iba bien o hacíamos una función con poca gente, había que ver cómo revertir eso pero nunca sentimos que lo que hacíamos era malo. Nunca nos planteamos la necesidad de hacer otra cosa. Somos muy trabajadoras y en estos años fuimos elaborando un lenguaje sin siquiera pensar que estábamos haciéndolo. Que ahora eso lo pueda ver un montón de gente nos da mucha alegría. Nunca proyectamos que llegaríamos a este momento cuando lo estábamos atravesando pero, a la vez, estábamos trabajando para que sucediera", reflexionan.
La primera obra que estrenaron fue Colores verdaderos (2003). Después vinieron Neblina (2005), Tren (2010), Museo (2014), Petróleo (2018) como cierre de aquella retrospectiva impulsada por Vivi Tellas y ahora Parlamento. Las Piel de Lava son arrolladoras y contagian espíritu colectivo. Hace poco dieron un taller de creación grupal en Córdoba y la persona que las fue a buscar les contó algo que las emocionó. "Ella es una actriz de la comedia y nos contó que con dos amigas querían empezar a hacer algo y su hija le mostró un video nuestro: 'Mirá cómo se organizaron estas chicas, mamá'. Y nosotras llorando en el auto. Esa es nuestra obsesión: queremos seguir trabajando como trabajábamos en los talleres de teatro, ahora con el expertise de 20 años". Mientras Laura cuenta la anécdota a Pilar se le llenan los ojos de lágrimas. Las cuatro definen lo colectivo como "una manera de estar en el mundo" y no imaginan cómo hubiese sido el camino sin el grupo.
En relación a la coyuntura dentro del campo cultural, declaran: "Casi que no nos pensábamos como sector hasta que nos atacaron. Apareció con fuerza esta idea de que somos personas que no trabajan, que viven del Estado. Eso es muy interesante. No sé quiénes ni cómo vivían del Estado. Si fantaseamos con alguna articulación entre la producción de políticas culturales y el Estado, las que son más fructíferas se han implementado cuando el Estado observa las estructuras que existen y genera diálogos que puedan acompañar eso que ya existe. Tratándose de un sector tan efervescente y con tanta organización, lo que habría que hacer es apoyar esas estructuras que existen, acompañarlas, preguntarles qué necesitan y construir a partir de eso".
*Parlamento se puede ver los martes a las 20 en el Teatro Picadero (Pje. Santos Discépolo 1857) y Petróleo se presentará los miércoles de octubre a las 20 en el Teatro Metropolitan (Av. Corrientes 1343). Entradas por Plateanet.