Al menos 20 personas murieron y 450 resultaron heridas el miércoles por estallidos de walkie talkies de Hezbolá en el Líbano, avivando los temores de una guerra total regional al día siguiente de las explosiones de bipers de miembros del movimiento chiita. En dos días esas explosiones, atribuidas por Hezbolá a Israel, dejaron 32 muertos y más de 3.200 heridos de acuerdo a los balances oficiales libaneses. 

Las detonaciones en esta ocasión parecen haber sido más potentes que las del martes y se registraron incendios en viviendas y vehículos calcinados. El gobierno israelí liderado por Benjamin Netanyahu no se pronunció sobre los ataques, pero da por hecho que la guerra entró en "una nueva fase" y prepara a su Ejército en el norte.

"Completamente cubiertos en sangre"

Una fuente cercana a Hezbolá indicó el miércoles que varios aparatos de comunicación "explotaron en el suburbio del sur de Beirut", uno de sus bastiones, en tanto que medios de comunicación estatales informaron de explosiones en el sur y el este del país. Imágenes difundidas por la prensa local mostraron a personas corriendo para ponerse a salvo luego de una explosión durante el funeral de cuatro milicianos de Hezbolá fallecidos el martes.

Al igual que el martes, la Cruz Roja libanesa movilizó a decenas de sus ambulancias, distintas organizaciones lanzaron llamados a donar sangre en masa y el Ejército salió a advertir contra las aglomeraciones en los puntos afectados para permitir el paso de los equipos médicos. La Defensa Civil libanesa informó que sus equipos participaron en la extinción de incendios desencadenados en decenas de inmuebles y vehículos a causa de las detonaciones de "aparatos inalámbricos y lectores de huellas dactilares".

Según el recuento de Defensa Civil, solo en la provincia meridional de Nabatieh ardieron 60 viviendas y establecimientos, así como 15 coches y decenas de motos. También se registraron fuegos en menor medida en las demarcaciones administrativas de Bekaa y Baalbek-Hermel, en el este y sur del Líbano. En el Dahye, en el extrarradio de Beirut, un testigo que pidió el anonimato aseguró a la agencia EFE que presenció una detonación de baja intensidad ocurrida en el interior de un vehículo, de donde vio salir a dos pasajeros "completamente cubiertos en sangre".

El incidente de este miércoles sorprendió al país aún con la resaca del golpe anterior, horas después de que el ministro de Salud, Firas Abiad, visitara una serie de hospitales de la capital en los que se encuentran parte de los ingresados el miércoles. Unos dos tercios de los heridos en la primera ola requirieron ingreso hospitalario y poco menos de 300 de ellos se encuentran en estado crítico. En el hospital Hôtel-Dieu de Beirut, la socorrista Joelle Khadra relató que la mayoría de los heridos tenía lesiones en los ojos y en las manos, con amputaciones de dedos, y que algunos perdieron la vista

La guerra va "hacia el norte"

Poco después de los ataques registrados este miércoles, el primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró que Israel devolverá "a los residentes del norte a sus hogares", en sus primeras declaraciones desde que empezó la oleada de explosiones. "Ya dije que devolveremos a los residentes del norte (de Israel) a salvo a sus hogares, y eso es exactamente lo que haremos", dijo Netanyahu en un breve mensaje de video.

En la noche del lunes, las autoridades israelíes decidieron incluir oficialmente en los objetivos de la guerra el regreso de los 60 mil residentes desplazados a sus hogares en el norte del país. Poco antes de que la oficina de Netanyahu publicara el breve video, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ya había avisado en una visita a las tropas de la fuerza aérea que el país se dirige a una "nueva fase" de la guerra en Gaza, a medida que despliega más fuerzas y recursos en la frontera con Líbano.

"Creo que estamos a las puertas de una nueva fase en esta guerra, y necesitamos adaptarnos. El centro de gravedad se está desplazando hacia el norte", dijo Gallant. Por su parte el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, mantuvo el miércoles una reunión con el responsable del Comando Norte y aprobó "planes de ataque y defensa" en el norte, en plena escalada de la tensión, informaron las fuerzas armadas en un comunicado.

"Tenemos muchas capacidades que todavía no hemos activado", aseguró Halevi, quien agregó que "en cada fase, las dos próximas fases ya están preparadas, y en cada fase el precio para Hizbulá debería ser alto". Este jueves está previsto que el líder de Hezbolá, Hassan Nasrala, pronuncie su primer discurso tras los ataques de esto dos días, que la milicia chiita atribuye a los servicios secretos de Israel. 

Hamas condenó "enérgicamente la agresión sionista contra el hermano pueblo libanés" y afirmó que esas operaciones "amenazan la seguridad y la estabilidad" de la región. El ministro libanés de Relaciones Exteriores, Abdallah Bou Habib, indicó que el "flagrante asalto a la soberanía y la seguridad del Líbano" podía "ser indicio de una guerra más amplia".

La Casa Blanca advirtió este miércoles a todas las partes contra una "escalada" en Medio Oriente. "Seguimos sin querer ver una escalada de ningún tipo. No creemos que la forma de resolver esta crisis sea mediante operaciones militares adicionales", declaró a periodistas el vocero del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby. La embajada de Estados Unidos en el Líbano hizo un llamamiento a sus ciudadanos en territorio libanés para que mantengan "perfil bajo" y tomen medidas de precaución.

Representantes de Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido conversarán el jueves en París sobre las negociaciones de tregua en Gaza y sobre la situación en el Líbano, informaron fuentes diplomáticas, antes de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU prevista para el viernes. La Asamblea General de la ONU pidió el fin de la ocupación israelí de los territorios palestinos en un plazo de 12 meses, en una resolución no vinculante denunciada por Israel.

El "mayor golpe" contra Hezbolá

Los ataques asestaron un duro revés a Hezbolá, ya preocupado por la seguridad de sus comunicaciones después de haber perdido a varios comandantes en ataques aéreos selectivos en los últimos meses. Según una fuente cercana al movimiento libanés, se trata del "mayor golpe jamás dado a la formación" por parte de Israel. Desde que empezó la guerra en Gaza, la frontera con el Líbano se convirtió en escenario de duelos de artillería casi diarios entre el Ejército israelí y Hezbolá, que provocaron el desplazamiento de decenas de miles de civiles en ambos países.  

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, declaró que el ataque del martes se produjo en un "momento extremadamente inestable" y consideró "inaceptable" su impacto en la población civil. "Atacar simultáneamente a miles de personas, sean civiles o miembros de grupos armados, sin saber quién estaba en posesión de los artefactos atacados, su ubicación y su entorno en el momento del ataque, viola el derecho internacional de los derechos humanos el derecho internacional humanitario", alertó Turk.

En la misma línea el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, afirmó que los "objetos civiles" no deberían ser transformados en armas. "La lógica de explotar todos estos artefactos es hacerlo como un ataque preventivo antes de una operación militar importante. Esto es la indicación que confirma que existe un grave riesgo de una dramática escalada en Líbano, y hay que hacer todo lo posible para evitarla", afirmó Guterres durante una rueda de prensa en la sede de la ONU en Nueva York.

A diferencia de las explosiones del martes, que el grupo libanés reconoció y condenó rápidamente, Hezbolá no emitió una declaración oficial tras los ataques mortales del miércoles. En cambio el grupo publicó anuncios de varias operaciones militares que dijo haber llevado a cabo contra las fuerzas israelíes, incluidos ataques con cohetes contra bases en el norte de Israel.