El martes por la noche, mientras afuera de la Quinta de Olivos los jubilados caceroleaban, y antes de que comiencen los mozos a servir los chorizos, morcillas, chinchulines, vacío y tiras de asado entre los diputados, el presidente Javier Milei se paró en la cabecera de la mesa, agarró un micrófono con las dos manos y, después de agradecerles por haber blindado su veto en contra de un aumento para las jubilaciones, les propuso "armar un scrum".