Ernesto Sábato palpó en su costado izquierdo. En el bolsillo del saco encontró unas hojas dobladas. Se lo notaba nervioso mientras las desplegaba. El escritor se cambió los lentes. Aclaró que se tomaría unos minutos y comenzó a leer. “En nombre de la seguridad nacional, miles y miles de seres humanos, generalmente jóvenes y hasta adolescentes, pasaron a integrar una categoría tétrica y hasta fanta