No solo con asados, obras y alianzas electorales paga el gobierno libertario la lealtad opositora, sino también con la agenda. Y la reforma electoral que el oficialismo pretende aprobar la primera semana de octubre en Diputados es eso: agenda para los aliados que pusieron el voto para blindar el veto al aumento de las jubilaciones y reclaman, ahora, algún triunfo propio con el que mostrar la cara Dos banderas del PRO que, de sancionarse, modificarán de lleno el mapa electoral de 2025. Podrían, incluso, impedir la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner.