La dura crítica al gobierno de Javier Milei por la represión a los jubilados y quienes participan de la protesta social, no fue la única definición resonante del Papa sobre Argentina. Francisco también hizo pública una conversación con un empresario, que le contó que le habían pedido una coima.
El Papa habló de cosas que pasan en la Argentina al cabo de un encuentro con movimientos sociales en el Vaticano. Allí estaba Juan Grabois.
Francisco alentó a los referentes sociales a seguir siendo “protagonistas de la historia”. Y en su discurso se detuvo en la represión que, bajo el mando de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, despliega la administración de Milei ante la protesta social. “El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta a eso”, cuestionó el Papa tras contar que había visto cómo reprimían a los jubilados y quienes los acompañan en sus reclamos por ingresos dignos.
Durante su alocución reveló también que tomó conocimiento de un caso de coima en el país. Lo contó mientras hablaba sobre la “avaricia” de los sectores más ricos, a los que criticó por “oponerse a la realización de la justicia social”. Precisamente, uno de los tópicos de cada uno de los discursos de Javier Milei.
Al caso de coima lo refirió sin dar nombres ni precisiones. Relató que “un emprendedor internacional que estaba haciendo en Argentina inversiones de extensión” le contó que “fue a presentar al ministro el nuevo plan de nuevas extensiones. El ministro lo atendió muy bien y le dijo ‘déjemelo, ya lo van a llamar’”.
“Al día siguiente –prosiguió- lo llamó el secretario del ministro y le dijo: ‘Mire, dentro de unos días puede pasar así le entregamos el permiso y todo’. (A los días) pasó, le entregó las firmas y cuando se estaba por levantar (el secretario) le dijo: ‘¿Y para nosotros cuánto?’ Y para nosotros cuánto, la coima. El diablo entra por los bolsillos, no se olviden.”