Para Daniel Fanego, la vida no era otra cosa que la posibilidad maravillosa de vincularse con los otros y enriquecer el alma. “Me interesan las relaciones humanas”, subrayaba una y otra vez. Por eso, en su caso, odiaba que consideraran como una “carrera” a su extensa y fértil trayectoria artística en teatro, cine y TV. “Yo no creo en una carrera, no hago una carrera; lo mío es un oficio, es un andar en el que me encuentro con gente, proyectos, dificultades”, afirmó alguna vez con su pausada pero siempre sabia forma de hablar. Una visión social de la existencia humana que le impidió escindir su vida personal de la artística, las cuales siempre entrelazó con naturalidad, ya sea como uno de los fundadores de Teatro x la identidad, o como un simple ciudadano que militaba y participaba activamente de las causas que lo convocaban. El actor y director, que falleció el jueves 19 a los 69 años, dejó entonces mucho más que el recuerdo de sus papeles artísticos, sino fundamentalmente la sabiduría de haber vivido como quiso.
Apasionado pero siempre reflexivo, de buen humor pero nunca condescendiente, Daniel Fanego siempre tuvo claro que la actuación era mucho más que una condición laboral. Tal vez por eso es que al actor y director lo querían todos. “El trabajo es un ingrediente muy importante porque uno no solamente gana dinero o no, o gana poco -detalló hace un tiempo a este diario-. Uno se siente realizado, socializa, conoce otras personas, se enriquece. Tal vez no sea el único elemento para buscar y encontrar la felicidad. No creo en una felicidad de comedia musical. Creo que la felicidad es una construcción y es la aceptación, además, del paso del tiempo; es la aceptación de que no todos los días son iguales ni todos los tiempos son iguales. Se sube y se baja, hay momentos buenos y malos. Tal vez la felicidad sea encarar eso con la mayor vitalidad posible, y con mucha fe en uno y con los seres que uno ama. Y de los que se rodea afectivamente”.
No fue casualidad, entonces, que Fanego se haya despedido de esta dimensión en su hogar y acompañado de las personas que amó y lo aman. "Se fue Dani Fanego en su casa rodeado del amor de familiares y amistades absolutamente en paz", expresó en sus redes su hijo Manu, con el que se dio el lujo de trabajar el año pasado en Modestamente Fanego, el unipersonal en el que Daniel compartió autoría con Daniel Casablanca y Mariano Saba. “Fue el mejor papá del mundo, sabelo”, subrayó su hijo en la publicación. Fue solamente una de las tantas muestras de dolor y amor que colegas y ciudadanos expresaron en las redes sociales ante la noticia de su muerte.
Incluso, Abuelas de Plaza de Mayo le dedicó un sentido mensaje a quién fue el primer director de A propósito de la duda. Esa fue la obra que el 5 de junio de 2000 dio comienzo a Teatro x la identidad, la maravillosa iniciativa que ya lleva mas de 20 años de búsqueda de nietos con el arte como herramienta. “Ya había aparecido Cavallo; los actores veníamos de una huelga importante en el ’99. Se dio un compañerismo singular, muy fuerte. A medida que se iba sumando gente, se iba poniendo más contundente, efervescente, lleno de ideas”, recordaba Fanego sobre la acción artística que surgió al calor de la crisis social.
“Con profunda tristeza -señala el comunicado de Abuelas- despedimos a un amigo que desde los orígenes de Teatro por la Identidad (TxI) se sumó a la búsqueda de nuestros nietos y nietas, y desde entonces, con creatividad y solidaridad, nos acompañó de manera incondicional para pensar y repensar nuevas formas de llegar a quienes dudan de su origen. Dani fue de los fundadores de TxI y participó de cada nueva edición. Además, colaboró con la dirección y guion de tres de los últimos spots televisivos de Abuelas, en los que puso toda su pasión y compromiso. Fue nuestro asesor, compañero creativo; extrañaremos las lluvias de ideas y su generosidad. A los compañeros y compañeras de TxI, a su familia y a sus seres queridos los abrazamos en este momento de dolor. ¡Dani querido, cuánto te vamos a extrañar, hasta siempre!”.
Desde aquellos dos primeros años en la dirección de A propósito de la duda hasta el año pasado, Fanego siempre formó parte de TxI y trabajó activamente, atravesado por la búsqueda de Abuelas. “Durante los dos años en que me tocó conducir el ciclo, prácticamente no tuve actividad profesional -reconoció-. Sí, encontrar a las Abuelas, encontrar a la palabra 'identidad' con todas las resonancias que rodeaban a la palabra 'identidad' en el contexto de la lucha de las Abuelas, fue para mí un antes y un después. Me cambió a mí como ser humano, como persona. Cambió el sentido de ser un actor”. A lo largo de los más de 20 años de TxI, Fanego presentó como director las obras Sardinas, Después del ensayo, Cristo vence, Roberto Zucco, A propósito de la duda y Cumbia morena cumbia, entre tantas otras.
Los primeros años de Fanego (30 de marzo de 1955) tras egresar del colegio secundario se dividieron entre las clases en la Facultad de Derecho y las de actuación. Fue recién cuando promediaba el cuarto año de la carrera de abogacía cuando decidió cambiar definitivamente las leyes por los libretos. Su debut en el teatro fue -literalmente- a flor de piel: a los 22 años formó parte de La lección de anatomía, la clásica obra en la que salía a escena completamente desnudo. Desde ese momento, no paró nunca de actuar en distintas obras teatrales, desde comedias hasta dramas, pasando por todos los géneros y numerosos personajes. Eso sí: ni la experiencia ni el paso del tiempo modificaron el “terror” que siempre sintió en la previa a una función.
“Siempre subir a un escenario genera una adrenalina extraordinaria -confesó-. No conozco una sensación similar. En el momento anterior a salir al escenario (no el día del estreno sino en cada función), sentís que se está abriendo el telón, que estás en la caja esperando, como cortando clavos. Examinás todos los instrumentos, mirás alrededor, a tus compañeros. Es un momento muy holístico. Uno está muy abierto, muy perceptivo de todo. Y es una sensación de una emocionalidad que es muy difícil de transmitir. Parece adrenalina, pero es más que adrenalina porque es una emoción, un erotismo, un deseo. Y es un cagazo”.
Ese miedo interno a salir a escena, sin embargo, jamás lo trasladó a sus vastas y ricas interpretaciones teatrales. En las tablas, brilló en obras como Pareja abierta, Medea, Doce hombres en pugna, Porteños, Las tres hermanas, Camille, El misántropo, Pigmalion, Vuelo a Capistrano, Cartas de la ausente y El león en invierno, entre muchas otras. Hasta hace poco dirigió en Espacio Callejón Después del ensayo, una puesta sobre obra de Ingmar Bergman protagonizada por Vanesa González, Osmar Núñez y Silvina Sabater. Por sus trabajos teatrales recibió dos premios ACE: en 1995 como mejor director por Roberto Zucco y en 2013 como mejor actor dramático por El león en invierno.
A Fanego, la popularidad le llegó con sus trabajos en la pantalla chica, donde también supo participar de ficciones para todos los gustos. Desde El Rafa, Bárbara Narváez, Señora Ordóñez y Amar… al salvaje, hasta El elegido, Mujeres asesinas, Resistiré, Los machos, El primero de nosotros, Culpables, El jardín de bronce, Volver a nacer y La verdad, pasando por El marginal y El reino en plataformas, Fanego desplegó en la TV una capacidad actoral que lo convirtió en uno de los intérpretes más convocados de su generación.
Por sus numerosos trabajos en la pantalla chica Fanego fue reconocido con dos Martín Fierro, ambos como mejor actor de reparto. El año pasado ganó su estatuilla por su papel en El primero de nosotros (Telefe). Al recibir el galardón en la ceremonia realizada el 9 de julio de 2023, no perdió oportunidad para sentar posición. "Quiero celebrar el Día de la Patria con un gasoducto que va a llevar energía a muchas casas. A ver si bajan las tarifas ahora", reclamó ante el jet set local, además de pedir por la ficción en TV abierta “porque el 70% de los televisores no tienen plata para pagar plataformas". El otro Martin Fierro lo había obtenido en 2004 por su actuación en Resistiré, la recordada ficción de Telefe que marcó un antes y un después en la pantalla chica. "Una ficción de mucha categoría, de mucha altura, de mucha profundidad, con el atrevimiento de hablar de la muerte, del cáncer con todas las letras, de llamar a las cosas por su nombre y, así y todo, dar un mensaje esperanzador", señaló.
En la pantalla grande también supo dejar su marca. El Fausto criollo, El profesor punk, Todos tenemos un plan, Los amores de Laurita, Las nubes, El mundo contra mí, Akelarre, Eva no duerme, Acusada, Desde el abismo, Luna de Avellaneda, El ángel y Betibú fueron algunas de las películas en al que participó como actor. De hecho, a lo largo de su “oficio” de más de 50 años recibió tres Cóndor de Plata como mejor actor de reparto: por Luna de Avellaneda en 2004, por Todos tenemos un plan en 2013 y por El ángel en 2019. Su interés por sus compañeros lo llevó a formar parte de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Actores entre 1988 y 1990, ocupando el cargo de Secretario de Relaciones Internacionales.
Más allá de sus trabajos artísticos, Fanego siempre asumió públicamente su condición de peronista, al punto que durante la pandemia presentó junto a María Fiorentino y Gustavo Garzón un espectáculo online de lecturas de Una historia del peronismo, el libro de Pedro Saborido. “Uno de los grandes méritos de Néstor y Cristina fue haber acercado gente que antes no era peronista pero se sintió identificada con ciertos objetivos. El peronismo recobró su condición transformadora y su concepción integradora de la realidad, el humanismo de sus orígenes”, subrayó tiempo atrás. Fanego desdeñaba de quienes se autoproclaman como seres apolíticos. “Todos opinan sobre política, incluso los que dicen ser apolíticos. Cada vez que escucho a alguien decir eso, espero después una justificación para la existencia de la derecha neoliberal. Esa suerte de apoliticidad no existe. Todos los seres son políticos, incluso aquellos que no tienen una identificación partidaria”, puntualizaba con convicción.
Hace cinco años, con motivo de la presentación de la película Lobos, este diario le preguntó a Fanego sobre cómo se llevaba con el paso del tiempo. En su respuesta, el actor evaluó el camino recorrido con lógica sencilla y la tranquilidad de haber hecho lo correcto. “Pienso en el futuro. Y más cuando pasás los 60, decís: '¿a cuánto estaré del borde?'” (risas). Soy de pensar qué quiero de aquí en más. Eso me pasa, a veces, no es que todo el tiempo me levanto pensado '¿Y de aquí en más?'. Pero cada tanto uno hace una reflexión y dice: '¿Qué quiero para los próximos años de mi vida? ¿Dónde quiero estar?'. E insisto: eso es lo que te sirve a la hora de decir 'Esto no lo quiero' o 'Esto lo quiero'. Hubo muchos momentos en mi vida en los que dije 'Ahora, va por acá'. Y me alegra porque, en general, he estado feliz con esas decisiones que he tomado. No digo 'No me equivoqué' porque eso es muy presuntuoso, muy arrogante. Me he sentido conforme con decisiones que he tomado”. Palabra de un enorme actor que nunca quiso dejar de ser un ciudadano comprometido con sus pares y con su tiempo.