Todos nos acordamos de Milei hablando del Estado como “un pedófilo entrando a un jardín de infantes con los chicos encadenados y envaselinados”. Nos acordamos porque nos repugnó. Porque era inconcebible en un hombre público no solo esa expresión proveniente de la web profunda, sino en muchos sentidos paralelos que primero fueron opacados por el impacto pedófilo de la frase, pero que estaban ya ahí