Al menos 14 personas, incluido un alto cargo del grupo chiíta Hezbolá, murieron este viernes en un bombardeo israelí contra un edificio en los suburbios del sur de Beirut, conocidos como el Dahye. Además, más de 65 personas resultaron heridas, según informó el Ministerio de Salud Pública del Líbano.

Las ambulancias de la Defensa Civil y la Cruz Roja Libanesa trasladaron a los heridos a distintos hospitales del país, entre ellos nueve en estado crítico, según informó el Centro de Operaciones de Emergencia de la cartera de Sanidad.

Un veterano de Hezbolá

El Ejército de Israel confirmó la muerte del jefe de Operaciones militares de Hezbolá, Ibrahim Aqil, en el bombardeo. "Bajo la precisa dirección de la División de Inteligencia, aviones de combate de la Fuerza Aérea atacaron el área de Beirut y mataron a Ibrahim Aqil, el jefe de Operaciones de la organización terrorista Hezbolá", indicó un comunicado castrense.

También fueron asesinados otros miembros del grupo, según el Ejército israelí, que no dio un número preciso en ese sentido. "Todos ellos estaban planeando el ataque la 'Conquista de Galilea', con el que Hezbolá pretendía infiltrarse en comunidades israelíes y asesinar a civiles inocentes", señaló la nota, que mencionó a Aqil como el cabecilla de este plan.

"Estos comandantes habían estado planeando su ‘7 de octubre’ en la frontera norte durante años. Llegamos a ellos y llegaremos a cualquiera que amenace la seguridad de los ciudadanos de Israel”, dijo por su parte el jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel, el teniente general Herzi Halevi.

Aqil se unió a Hezbolá en los años 80 y desde 2004 ejercía como jefe de Operaciones, siendo el responsable de los bombardeos y ataques con misiles anti-tanque, según el Ejercito israelí. Como miembro del Consejo de la Yihad (el principal organismo militar de Hezbolá) estaba también en busca y captura por Estados Unidos, que el año pasado ofreció una recompensa de 7 millones de dólares a cambio de información sobre su paradero.

Aqil estaba acusado de pertenecer a la célula terrorista que se atribuyó el atentado contra la delegación diplomática de EE.UU. en Beirut, donde 63 personas fallecieron en abril de 1983, y del ataque en octubre de ese mismo año contra el cuartel de los marines estadounidenses en el Líbano, donde fallecieron 241 uniformados. Washington también lo acusaba de haber participado en la década de los 80 en secuestros de ciudadanos estadounidenses y alemanes en Líbano.

"Nuestros objetivos son claros"

Tras el ataque, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se pronunció al respecto. "Nuestros objetivos son claros, y nuestras acciones hablan por sí mismas", señaló la Oficina del premier en una escueta publicación en la red social X.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, agregó que los ataques contra el Líbano continuarán hasta que los israelíes desplazados de las comunidades fronterizas en el norte del país puedan volver a sus hogares. "La serie de operaciones en la nueva fase de la guerra continuará hasta que logremos nuestro objetivo: garantizar el regreso seguro de las comunidades del norte de Israel a sus hogares”, dijo Gallant en un comunicado. "Seguiremos persiguiendo a nuestros enemigos para defender a nuestros ciudadanos, incluso en (los suburbios de) Dahyeh, en Beirut", advirtió, en referencia al reciente ataque que calificó de preciso.

Misiles de Hezbolá

En respuesta al bombardeo en el sur de la capital libanesa, Hezbolá lanzó una veintena de cohetes contra posiciones militares en el norte de Israel, a menos de 10 kilómetros de la frontera entre ambos países. La mayoría fueron interceptados en el aire, según informó el diario The Times of Israel. Antes del ataque a Beirut, el grupo chiíta ya había disparado contra Israel, elevando a unos 170 los proyectiles lanzados en el día por la milicia.

El reciente bombardeo de Israel es el tercero perpetrado contra el Dahye desde el inicio de su fuego cruzado con Hezbolá hace casi un año. Los dos anteriores mataron respectivamente al número dos de la oficina política en el movimiento islamista palestino Hamas, Saleh al Arouri, el pasado enero; y al máximo comandante militar de Hezbolá, Fuad Shukr, a finales del pasado julio.

La acción de este viernes se produce en medio de una creciente tensión, después de que esta semana dos olas de explosiones simultáneas en miles de aparatos de comunicación portados por integrantes de Hezbolá mataran a 37 personas e hirieran a casi 3.000 en el Líbano. Incluso, el jueves el líder del grupo chiíta libanés, Hasán Nasralá, manifestó en un discurso televisado: "El enemigo superó en esta operación todos los límites, las leyes y las líneas rojas, no le importó nada en absoluto".

Reducir las tensiones

Mientras tanto, el portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, instó a Israel y Líbano a reducir las tensiones y a ejercer la máxima moderación tras el ataque el reciente ataque en Beirut. "También instamos a las partes a regresar inmediatamente al cese de hostilidades y a implementar plenamente la resolución 1701 del Consejo de Seguridad. La región está al borde de una catástrofe", remarcó en una conferencia de prensa.

Asimismo, el portavoz pidió hacer todos los esfuerzos posibles para volver a la senda diplomática, detallando que la coordinadora especial de la ONU para Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, transmitió de forma insistente estos mensajes a sus interlocutores en Líbano e Israel.

Por otro lado, el portavoz del secretario general explicó que la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) sigue implementando su mandato en condiciones extremadamente difíciles para ayudar a evitar una mayor escalada. "El jefe de la misión de la ONU, el comandante Aroldo Lázaro, ha estado en constante comunicación con las Fuerzas Armadas Libanesas y las Fuerzas de Defensa de Israel para ayudar a evitar cualquier error de cálculo a lo largo de la 'línea azul' y apoyar los esfuerzos de mantenimiento de la paz", agregó.