“El slam es como una mamá, porque más allá del arte, es humano querer sentirse cobijado y escuchado. El slam tiene eso. Es una mamá para todos los descarriados” dice So Sonia, una de las fundadoras del movimiento Slam de Zona Sur, que está festejando diez años de actividad desde sus primeros pasos en el centro cultural Espacio Asterico, el histórico sitio de Banfield. Se trata del segundo slam más antiguo de todo el país, y uno de los más antiguos de América del Sur.
El evento se realizaba dos sábados por mes, durante todo el año. “Venía gente increíble, importante. Personas que hoy tienen un nombre en la poesía arrancaron el Slam Zona Sur, no hace falta nombrarlos, porque no reniegan de sus orígenes. Me atrevo a decir que somos un semillero de poetas” afirma San Ficción, quien ahora ocupa su rol como coordinadora del evento. Al igual que So Sonia, ella también se crió y vive en el barrio. “Banfield es un lugar mágico. No lo digo solamente porque lo llevo en el corazón, sino porque cualquier persona que haya pasado un tiempo en este barrio hermoso lo sabe. Hay algo en el aire. Pareciera como si los árboles fueran más verdes”, sostiene.
San Ficción relata que, si bien escribe desde chica, nunca le había interesado la poesía. “Mi madre es cuentacuentos y a mí siempre me gustó mucho la literatura, pero no era una persona de leer mucha poesía, incluso me aburría. Pero en la poesía oral encontré otra cosa, sobre todo en lo performático. Yo estudié teatro también y fue una buena forma de conjugar ambas cosas, mi escritura y mis estudios. La poesía, en el conurbano, estaba asociada a un señor leyendo una rima bajo la luz de una vela, algo más solemne. El Slam puso en juego eso. Creo que lo que más marcó la diferencia en el territorio es eso, traer un formato nuevo de algo que suene antiguo y que la gente de repente pueda jugar con eso” relata San Ficción.
Un poco de historia
El slam es una competencia de poesía escénica y a la vez un subgénero poético que reúne diferentes estilos con múltiples influencias tales como el teatro, el rap, la comedia o la performance. Durante la competencia, los "slammers" disponen de 3 minutos de tiempo para presentar textos de autoría propia empleando tan solo su cuerpo y su voz a la audiencia, que es quien decide quien será el vencedor. Este carácter interactivo, en que el público es el jurado, es diferencial del formato, que toma sus bases del boxeo. A diferencia de la Batalla de Gallos propia del rap, los slammers no se enfrentan directamente ni se responden el uno al otro, sino que se valora tanto la calidad del texto como la interpretación individual de cada uno y como norma general, no improvisan sus textos.
En Argentina, el primer Slam de Poesía Oral nace el 23 de junio de 2011, de la mano de Sol Fantín y Sagrado Sebakis, en la Casa de Artistas Clandestina “Pachamama”, conocida como La Casita de Los Chasquidos, donde no se podía aplaudir y en cambio se chasqueaban los dedos, con el fin de que los vecinos no alertaran a la policía por ruidos molestos. Hasta el día de hoy, durante los recitados de slam se chasquean los dedos como forma de alentar a los poetas. Parte de la historia del Slam en la Ciudad de Buenos Aires se puede visualizar en el documental “Silencio: la palabra vuelve a tomarlo todo”. Rápidamente, los slams fueron expandiéndose al resto del país, y se convirtieron en emblemáticos en lugares como Rosario, Santa Fe y Posadas.
“Empezamos a hacerlo por diversión. Yo creo que lo lindo de nuestra historia con el Slam es que muchas cosas pasaron en un estado total de algarabía y entusiasmo y sin medir cómo ni cuál era la importancia de lo que hacíamos. Yo antes de eso no había leído poesía, me gustaba el teatro, pero no es que estaba en la movida. Fue como una pasión. Sentíamos que había algo del Slam que generaba la democratización de la palabra. Un espacio lúdico, divertido, menos acartonado, menos intelectual. Un espacio que brindaba muchas oportunidades para que cualquiera se acercara, porque si prestás atención las reglas son tan abiertas que ni siquiera hablan de poesía estrictamente. Solo te piden que pongas tu cuerpo al servicio del texto”, afirma Sonia.
Según sus protagonistas, el slam transformó la escena artística de la zona sur. Antes de que llegara nadie le prestaba atención a la poesía y casi era algo que causaba escozor, risas cómplices. Desde la organización comentan que son muchas las personas que se acercaron a la poesía en estos años gracias al Slam. Artistas de otras disciplinas, vecinos, poetas de todas las localidades. La propuesta de ellos es que la lectura sea acompañada por el cuerpo, un tono de voz distinto, otros movimientos. “El cuerpo mismo se vuelve el poema y transmite. En Zona Sur hay mucha movida de teatro y música. Pero esos espacios empezaron a parar la oreja cuando se enteraron de que los sábados en Asterisco, se llenaba el local de poetas y de repente había poetas por todos lados, como si hubieran estado escondidos” dice So Sonia.
Los diez años
Para este festejo aniversario, desde la organización confirman que esperan el retorno de “Roberta Sunshine”, tía fundadora, conductora emblemática del evento y alterego de Sonia. En la próxima edición sumarán una cuarta regla a las tres que ya caracterizan la competencia: leer de pie, con un texto de autoría propia y una duración máxima de tres minutos diez segundos, recitar con el cuerpo y sin objetos. Además de contar con jurado del público, tendrán un jurado especial que otorgará un premio distinto y también participarán fuera de la competencia varios campeones de copas pasadas.
El evento comienza siempre con la conducción de los organizadores del Slam, quienes explican las reglas, y a través del humor y sus relatos guían a los espectadores a la experiencia de la competencia. Luego abre la competencia la "Poeta Sacrificial", que ofrece la primera poesía de la noche y da lugar a la ceremonia.
Al día de hoy, hay muchos slams funcionando en el país y en la Provincia. Pero ninguno, dicen, como el de Zona Sur. “La diferencia que tenemos con otros slams es que no tenemos miedo. Aunque si te soy sincera, la verdadera diferencia se puede notar viniendo. Hay algo distinto en el aire, en nuestro público, en los textos, es como Banfield, algo mágico flota en el ambiente” asegura San Ficción.
Se puede seguir al Slam Zona Sur en sus redes sociales (@slamzonasur).