Apenas regresado de la reunión de gobernadores con el Presidente Mauricio Macri, el Gobernador Miguel Lifschitz convocó en la capital provincial a los principales dirigentes del Partido Socialista y del NEO, el nucleamiento de la UCR que se constituyó en el principal aliado a la hora de conformar y sostener el Frente Progresista. La reunión fue la primera de este tipo después de las elecciones del 22 de octubre y asistieron una docena de dirigentes de ambos partidos: Rubén Galassi, Eduardo Di Pollina, Enrique Estévez ‑para citar sólo algunos‑ por el socialismo, y Carlos Fascendini, Julio Genesini y otros referentes del radicalismo. Un dato que cabe consignar es que no fue de la partida Antonio Bonfatti, que el viernes por la mañana no estaba en Santa Fe.

Durante el cónclave se abordaron dos cuestiones fundamentales, los cambios en el gabinete provincial en primer lugar, para pasar luego a debatir sobre escenarios posibles para el 2018. Básicamente, dos: uno con reforma constitucional/reelección, y el otro sin reforma constitucional. En torno al primero de los ítems, el gobernador ratificó que los cambios en su elenco tendrán nombre y apellido recién sobre finales de noviembre, pero adelantó que serán cinco las modificaciones. Dos de ellas porque los titulares de las carteras ocuparán bancas. Al parlamento nacional irá el ministro de la Producción Luis Contigiani y en el Senado provincial asumirá Miguel González, actual ministro de Salud, sustituyendo a Emilio Jatón, ganador de los comicios para concejales de Santa Fe. Otros dos que se van son Julio Schneider, del Ministerio de Obras Públicas, y Eduardo Matozo, ministro de Ciencia y Tecnología. Si bien ambos dirigentes de la UCR son bien considerados por Lifschitz, su pertenencia al sector que conduce José Corral ‑a la sazón presidente del Comité Nacional de la UCR‑ hace que sea imposible su continuidad en el gobierno. El "quinto elemento" es Jacinto Speranza, cuyo relevo del Ministerio de Medio Ambiente obedecería a una cuestión funcional.

Tan importante como el adelanto de cuáles serían los relevos es la ratificación "ficta" de varios ministros cuya continuidad estaba en duda. El caso más mentado es el titular de Seguridad, Maximiliano Pullaro, cuyo nombre ocupó -como ningún otro- espacio los medios de comunicación, en especial después de "filtrarse" escuchas telefónicas que más allá de consideraciones en torno a la prudencia ‑o falta de ella‑ del ministro, no solo no constituyen ningún delito, sino que despejan las dudas y abren otros interrogantes aun más complejos que la supuesta trama de irregularidades que pretendieron adjudicarle al ministro. Sin dudas, el tema de las intervenciones telefónicas a ministros, la ignorancia de quién las autorizó y la utilización política de un instrumento de la justicia, son temas que merecerían una discusión más seria y profunda que la difusión de escuchas como si fuesen hits radiales. Más allá de las "construcciones escenográficas", el gobernador no tuvo nunca la menor duda en torno a la continuidad de Pullaro. "Es víctima de una operación política", dijo, y la ratificación en el cargo la hizo simultáneamente al dictado del procesamiento ‑acusado de medrar con las horas extras en la fuerza‑ del comisario Adrián Rodríguez, uno de los interlocutores del ministro en las escuchas difundidas.

Otro de los ministros que en algún momento se pensó que podría ser relevado es Pablo Farías. Lifschitz, aún después de la mala performance en las primarias, no trasladó el rol de campaña de su colaborador a su desempeño en la función. Para los comicios generales, Farías fue relegado en cuanto al manejo estratégico, pero eso no equivalía a descartarlo como ministro de Gobierno. Por último, Ricardo Silberstein será ratificado en Justicia.

Después de cambiar ideas y adelantar que solo serían cinco los nuevos ministros, el gobernador dijo algo así como: "y hasta acá llegamos con esto". Eso equivale a decir que los nombres se conocerán más adelante. El siguiente tema ofrecía menos certezas.

 

2018, escenarios posibles

A grandes rasgos, son dos las posibilidades: uno con reforma constitucional, el otro sin ella.

En el primero ‑aunque no se reconozca públicamente‑ el tema que define es la cláusula para la reelección del gobernador. En esta misma columna hace algunas semanas ‑‑pasados los comicios‑‑ se publicaron detalles de una reunión a solas entre Lifschitz y Bonfatti donde hablaron del asunto. Ninguno de los dos desmintió la información y sí, en cambio, le bajaron el perfil. El viernes, el tema volvió al tapete. Uno de los dirigentes presentes sugirió que el tema no era todavía para ser debatido en la mesa de conducción del Frente, ya que requería de pronunciamiento partidario previo. Esto supone al menos una o varias reuniones de los socialistas antes de buscar el apoyo de sus socios ‑que no tienen "internas" sobre el punto‑ y luego un sondeo fuera de los partidos del Frente, en especial en el PRO, cuyo principal dirigente, Federico Angelini ya adelantó que en principio su partido no apoyaría la reelección y ni siquiera una convocatoria a una Convención Constituyente, que obligaría a tener comicios nuevamente en 2018.

Ante esta situación, el segundo escenario ‑un 2018 sin comicios ni reforma‑ ofrece variantes que seguramente se profundizarán en la medida en que se vaya alejando la chance de que Lifschitz pueda aspirar a un segundo mandato. Aún después de las declaraciones de Angelini, las posiciones diferentes dentro de socialismo, y el clima político reinante, el gobernador no lo ve como una "causa perdida". La firma del pacto fiscal ‑que contiene el pago de la deuda a Santa Fe‑ revitalizó sus expectativas. No se sabe bien cuánto ni cuándo, pero en la Casa Gris se piden 50 mil millones y estarían satisfechos con 40 mil. "Es una montaña de dinero si se maneja en la provincia y no viene 'imputada' para obras que decida la Nación. Esa plata permitiría en los próximos años 'dar vuelta la provincia', y con ese impulso habría que ver quién se opondría a seguir adelante", dijo a este cronista una alta fuente del gobierno provincial, que agregó que "el viaje junto al Presidente Macri a New York es otro dato que va en ese mismo sentido".

Este segundo punto de la reunión entre socialistas y el Neo, ofrece menos certezas y permite poner en marcha la imaginación o transformar  la fábula de Icaro en metáfora política.