“Este en un espacio donde el adulto mayor se siente bien porque se siente contenido, querido, acompañado y comprendido por sus pares, este es un espacio donde la vida siempre comienza”. Así inicia el relato la directora de la Universidad de la Tercera Edad (UNATE), Susana Tessio, quien, sentada en su oficina de puertas abiertas donde docentes y alumnos entran y salen, historiza la experiencia.
“Es un proyecto educativo que nace en Finlandia con Universidades Abiertas de la Tercera Edad. Son universidades donde no se exige el título universitario, pero tampoco se otorga título de grado, sino que la idea es estudiar por afición”.
Recordando al pionero que motorizó la idea en Salta, Susana rememora: “el profesor Miguel Kortsarz cuando se jubila piensa ‘¿y ahora qué hago? porque tengo un bagaje de conocimientos muy grandes y me siento joven, me siento activo para seguir'”.
A partir de la premisa de Kortsarz, se toma contacto con las ideas que planteaba el sistema finlandés y se adaptan a la realidad salteña, convirtiéndose hacia 1989 en la primera universidad del este tipo en toda la Argentina, abriendo camino y poniendo la mirada sobre una de las poblaciones más olvidadas.
Susana comenzó a trabajar en la Universidad en el año 1996 por llamado de Kortsarz, desempeñándose en el área de difusión, prensa y luego también impartió clases con técnicas de comunicación en radio y TV, “pasaron unos cuantos años y en el 2019 tomé la dirección de la UNATE, haciendo que con esa responsabilidad, la experiencia sea aún más linda y gratificante”.
“Acá recibimos gente desde los 57 años en adelante, y la razón es que tengan un grupo de pares, que éste sea un lugar específico para los mayores. Tenemos una matrícula estimada en 4000 alumnos, una cantidad que pudimos incrementar gracias a la construcción de una cocina, un patio y una galería, algo que amplió y mejoró mucho el espacio”, remarca Tessio.
Los 4000 alumnos y alumnas que transitan la Universidad, dependiente del Gobierno de la Provincía a través de la Secretaria de la Personas Mayores, la llenan de vida desde las 8 de la mañana, cuando abre sus puertas, hasta las 20, cuando se cierran. Concurren a una grande y variada oferta de espacios de aprendizaje: “Tenemos 102 talleres: de memoria, ajedrez, idiomas, tenemos convenio con Lenguas Vivas y damos inglés, francés, portugués e italiano; también, computación y manejo de celular, que en el contexto de hoy, es la vedette. También hay tejido, bordado, pintura sobre tela, pintura al óleo, acuarela, canto, Tai Chi, yoga, gimnasia, entre tantos otros”.
Todas estas actividades, tal como recalca Susana, se dan con una cuota voluntaria de 2.000 pesos, “y aunque es simbólico porque el gobierno provincial nos ayuda con los sueldos y las refacciones, la gente se siente bien colaborando, es una manera de sentirse parte. Y por supuesto que el que no puede pagar, no paga, ya que no es una obligación, sino es un aporte voluntario”.
Más allá del estudio
La Universidad, que en su comienzo funcionaba muy precariamente, “todo a pulmón”, dirá Susana, comenzó a trabajar más organizadamente y con esto, a permitir un crecimiento sostenido, así como aggiornándose a los requerimientos del alumnado y brindando un espacio de gran contención,. “En las aulas ves todos los días una fiesta, sea de cumpleaños, del día del profesor, día del maestro, festejan todo porque realmente tienen la necesidad de estar juntos, de contenerse entre pares y con sus profesores. Este es un lugar es de aprendizaje pero también de encuentro y contención emocional y afectiva”.
Justamente, es en el espacio de talleres donde la currícula se extiende para compartir tanto alegrías como tristezas, “por ejemplo, puede pasar que hay una persona que es maltratada en su ámbito íntimo, lo comenta y resulta que hay otra a la que también le sucedió, y otra que sabe cuál es el camino, cómo hizo, cuál es la gente que tienen que ver y el organismo al cual recurrir”, enfatiza la directora de la UNATE, resaltando el cuidado mutuo y la resolución colectiva de diferentes problemáticas personales que hacen a la vida cotidiana de los alumnos.
“Aunque parezca increíble, hay charlas de orientación vocacional”, comenta entre risas Susana, “mucha gente me pregunta, '¿cómo orientación vocacional?' y, porque alguien se jubila, y si bien trabajó, por ejemplo, de administrativa toda su vida, la vocación era ser maestra, escribir, cantar o tocar la guitarra… entonces nunca es tarde y ahora es el tiempo de esa vocación, entonces la intención es descubrir que la vida siempre comienza, que no se acaba cuando te jubilás y cumplís determinada edad”.
El espíritu joven y la fuerza de reinventarse a cada paso, se vio reflejado en la pandemia, cuando si bien se perdió una parte muy importante, el contacto y los lazos sociales, se llevó adelante un sistema virtual que funcionó de gran manera, “primero comenzó sencillito usando las herramientas que todos tenían que era el WhatsApp. Los profesores se adaptaron a este sistema y las clases resultaron magistrales. Luego se tomaban fotos, videos, y así fue creciendo y mejorando cada vez más. Hoy por hoy hasta usan Tik Tok”, comenta orgullosa la directora de la Universidad.
Para llevar adelante este objetivo, “tenemos un equipo de profesores realmente brillantes que están especializados en el trato con la persona mayor, porque trabajar con un niño de jardín, de los grados, o de secundario tiene su metodología, entonces trabajar con el adulto mayor también, es un desafío muy grande. Muchos docentes jóvenes llegan a la UNATE y después no se quieren ir”.
Esta interrelación con la juventud docente nutre de manera horizontal tanto al alumnado como a los profesores. “También tenemos otros jóvenes alumnos de Universidades y terciarios que se interesan y vienen a hacer sus tesis e investigaciones, y esta es otra pata que aprovechamos. Con los trabajos de tesis nos nutrimos y nos sirven para ver en que podemos mejorar. Por ejemplo, nos pasó con chicos de la carrera de Psicología que hicieron encuestas para ver necesidades y falencias y detectaron que la gente no sabía cómo elaborar los duelos, pero no solamente el duelo de una muerte, sino el duelo de la pérdida del trabajo, el duelo por la pérdida de un cargo, de una jerarquía, de un rol”.
Seguir y soñar
Si existe un factor común que atraviesa y se respira en la UNATE, es la alegría y la necesidad de celebrar la vida. Toda efeméride es transformada en una fiesta, en un encuentro. “Hacemos exposiciones en las plazas de todos los talleres, de los trabajos que se hacen y siempre después termina con un baile. Estos días, por la primavera, tuvimos la elección de la reina y después hubo un gran baile con canilla libre de bebidas sin alcohol”.
Según comenta Susana, los campeonatos de loba llegaron para quedarse. Nacieron casi por casualidad y ahora forman parte de una currícula extendida que dura largas horas, uniendo y afianzando aún más los lazos sociales. “Hace muy poquito también hicimos el día de las colectividades, a partir del día del inmigrante, una actividad que salió genial, con comidas típicas de cada lugar de sus antepasados. Inclusive ahora estamos planeando hacer una murga”.
Uno de los objetivos que la UNATE trazó desde sus inicios, es poder llegar a toda la provincia, algo que lentamente va sucediendo, “hace poco se abrió una sede en La Caldera y vamos a inaugurar otra en Las Lajitas, para que también ellos tengan su espacio. Aunque parezca increíble, hay mucha gente que viene del interior y llega hasta Salta para hacer los talleres, gente que se sacrifica mucho para venir al menos una vez a la semana”.
Su fundador, Miguel Kortsarz, falleció en 2020, pero dejó una semilla sembrada que no para de crecer, y que justamente brota y florece con mucha más fuerza en momentos históricos como éste, cuando el ser jubilado o jubilada parece ser más un castigo que un derecho adquirido por haber trabajado toda la vida.
Preparando las próximas muestras y sobre todo la gala de fin de año en el Teatro Provincial, la UNATE sigue persiguiendo sueños, algo que construye de manera cotidiana y colectiva, demostrándose a cada paso que la tercera edad es una etapa más de la vida, y que nunca es tarde para volver a construir y reconstruir sueños.