El mundo del títere es mucho más amplio que la técnica del guante. Hay diversidad de métodos y recursos que son usados por quienes trabajan con la teatralidad de los objetos. Daniela Ocampos es ejemplo de esto. Directora, titiritera, actriz y educadora por el arte, se caracteriza por usar el formato Lambe Lambe.
El teatro Lambe Lambe es un teatro que sucede en el interior de una caja, en el sentido literal, que toma la forma de un escenario. El espectador se coloca auriculares y observa, por un pequeño visor, una obra de títeres y objetos en miniatura. En criollo una especie de teatro portátil y para un solo espectador. Suelen realizarse funciones en plazas y festivales. Fue creada en Brasil, en el año 1989 por Insmine Lima y Dennise Do Santos.
La historia cuenta que estas dos titiriteras buscaban una manera de representar un parto humano con pequeños títeres de espuma, pero sintieron que la escena era muy íntima para ser presentada abiertamente al público, como lo hacían de costumbre. Entonces, encontraron en su taller una cámara de fotógrafo Lambe Lambe. Ese es el nombre local de las cámaras de caja de madera que usaban los fotógrafos en las plazas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Decidieron adaptarla y usarla como si fuera un escenario. Así nació su primer espectáculo llamado “La Danza del Parto”.
Daniela cuenta que “me acuerdo que al principio no me sonaba llamarle Lambe Lambe y con el ímpetu de querer explicar en el nombre algo del formato, le llamaba teatro para espiar o teatro en miniatura. Pero cuando conocí la historia de esta técnica, me pareció necesario mantener el nombre de orígen. Es un teatro latinoamericano creado por mujeres. Este formato me dio mucha libertad creativa. Me parece un lindo desafío crear una síntesis poética visual y sonora. Son obras de corta duración y cada segundo es acción. Además, por su calidad de ser un teatro portátil, me permite poder estar en lugares muy diversos”.
Ella es oriunda de Los Álamos, en Glew. Tuvo que, en sus palabras, rajarse de chica del barrio, por decisión propia, pero cree que de alguna manera nunca se terminó de ir. “Mi forma de crear no es más que el recuerdo de haber jugado en esa casa grande, con un jardín enorme lleno de flores, una huerta y cacharros que se juntaban porque sí. De alguna manera sigo jugando con muñecas desarmadas y peluches sin cabeza”, cuenta.
Vivió siempre en distintos barrios de la Zona Sur, donde se fue formando. “Empecé estudiando teatro comunitario en La Toma, en Lomas de Zamora, dirigido por Oscar Ponzio. Ese fue un gran entrenamiento para mí, ahí era medio a todo terreno, a la que te criaste. Era un espacio autogestivo creado en el 2001 integrado por personas en situación de calle, pacientes externas del Estevez, personas con realidades de lo más diversas, que latía con la época. Aprender teatro con realidades tan hostiles me hizo ver al teatro de otra manera, me hizo pensar en el teatro como un derecho”.
Ocampos intentó ingresar en la carrera de formación del actor de la EMAD, pero no lo logró, porque no tenía terminado el secundario. Ese pequeño fracaso la condujo a su vocación. “Parte del monólogo final para el ingreso a la Emad era un texto de Chejov y me pidieron que subiera a una silla y lo diga como un discurso de Cristina. Lo cerré gritando: ¡y fue así cómo me convertí en titiritera!. No tengo idea de por qué dije eso, pero después se convirtió en mi oficio”.
Estudió en el Instituto de Teatro de Avellaneda y después la maestría en Teatro de Objetos en la Universidad de San Martín. Hace años vive en Lanús Oeste. “Me encanta el barrio. Cuando alguna amiga se anima a venir para estos lados, queda siempre impresionada de lo lindo y tranquilo que es por acá. Hay personas que le temen a estas zonas conurbanas, a mí la verdad que la única vez que me robaron no fue por acá, si no en capital” agrega.
Daniela es parte de “Tundra, mujeres de cajas tomar”. Son un grupo de once titiriteras del conurbano y juntas crearon un espectaculo de obras Lambe Lambe de carácter feminista. Tenían la urgencia de contar las cosas que habían vivido. El “Ni una Menos” sonaba fuerte en las calles y querían aportar con su hacer artístico. “ Nos juntamos durante una semana en mi casa. Cada una creó una historia distinta en su dramaturgia y en su realización. Abordamos desde el acoso callejero hasta la violencia obstétrica”.
El formato les permitía itinerar y circular de forma colectiva, llegando a la mayor cantidad de lugares posibles con sus historias, que eran las historias de muchas mujeres. El espectáculo lo realizaron en calles, en cárceles, en centros culturales.
A la luz de ese trabajo, Ocampos se inspiró para crear su segunda obra “Guajojó, la mujer pájaro” que va a estar presentando el 4 de octubre, a la luz de un aniversario del género teatral en un centro cultural de la Capital Federal. “Cuenta la leyenda, que la mujer para poder liberarse se convierte en este pájaro, se sube a la rama más alta del árbol y no vuelve nunca más. Durante el proceso creativo descubrí que a este pájaro, en Argentina lo conocemos como Kakuy, y me llamó la atención que en algunas regiones le decían bruja. Encontré que la mayoría de las leyendas sobre este pájaro, tenían como protagonista a la mujer, pero siempre castigada, corregida o asesinada. Entonces me decidí a crear mi propia leyenda recreando a una mujer pájaro, que con el efecto de los espejos podemos ver que no es una sola, si no infinita” dice Ocampos, quien se sigue viendo conmovida por el poder de síntesis espacial y poética que propone el formato. “El Lambe Lambe es muy desafiante porque no se trata solo de montar una obra, sino también de construir un teatro. Eso te da muchas posibilidades. Hay que crear la parrilla de luces, la sala, el lugar desde dónde va a mirar y escuchar el espectador” agrega.
También es parte de Objetantes, con el que están creando una adaptación de Alicia con títeres de mesa y teatro negro, por ahora sin fecha de estreno.
Ocampos brinda talleres para explorar esta técnica y difundirla. El 28 y 29 de septiembre ofrecerá el seminario “Un susurro hecho teatro” destinado a principiantes y avanzados, en formato virtual. En el taller, abordará la exploración como camino a la creación de cada participante, compartirá una de sus obras y hará un desmontaje para ver qué cosas se ponen en juego a la hora de crear una obra y cuáles son las necesidades técnicas que acarrea.
El primer día se dedicarán a explorar y viajar por cada historia en miniatura descubriendo en el propio hacer las distintas maneras de contar a través del teatro Lambe. En el segundo día, compartirá técnicas y conceptos sobre iluminación y montaje sonoro. “ A veces sucede que al Lambe por pequeño se lo confunde con sencillo y por sencillo rápido en su realización y no es así. La creación de una obra Lambe poco tiene que ver con la velocidad a la que venimos empujados. Ese detalle que nos cautiva al mirar por un visor es el resultado de una búsqueda curiosa y atrevida” expresa. Para inscribirse y estar al tanto de nuevas actividades, pueden contactarla a través de sus redes sociales Dani con títeres (@danielaocampos_).
El 4 de octubre se festejan 35 años de Lambe Lambe. El evento será en el Centro Cultural Nuestra América a las 20.30 hs. En Capital Federal, Perón 3390, Almagro. Las obras que hacen parte de este festejo y que podrán verse esa noche, además de Guaguajo, la mujer pájaro de Daniela Ocampos @danielaocampos, son: La Orilla de Clelia Pucci, Cante ante todo de Magdalena Ciucci @magdalenaciucci, La niña de Adriana Hiertz @adritarh, Sortilegio de Omayra Martínez Garzón @omayramartinezgarzon, La danza de la muerte de Cecilia Vieytes @adho_mukhaa, Tejiendo historias de Lorena de la Fuente @lorenadelafuente_ y Juanito de Ana Galati @anitraflute. La entrada será a la gorra sugerida.