Lidia Cardozo es manzanera en el barrio Presidente Perón de Florencio Varela y así cuenta su experiencia: "Se siente felicidad, es como dar algo por el prójimo. Y creo que mis compañeras también sienten eso. Si no, no estaríamos acá. Y bueno, es un regocijo, hacemos algo para el otro y nos ayudamos mutuamente".

Norma Franco afirma que el trabajo comunitario es una vocación de vida: “A veces digo que lo voy a dejar, pero es como que uno lo lleva en el corazón, y es muy lindo trabajar con todas las compañeras y nuestra directora, Nélida Ruiz, que siempre nos defiende. Por eso, feliz de aquellos tiempos, y de cada época, cada etapa de estos 30 años”. 

Las dos participaron del festejo por los 30 años del actual Plan Más Vida, que nació como Plan Vida en 1994. 

Norma recuerda el día en que salió a caminar su barrio, el Ricardo Rojas de Florencio Varela. Su primera tarea fue el censo de los chicos de hasta 6 años que vivían en las cuatro manzanas de su barrio. 

El evento, encabezado por el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, contó con la participación del intendente local, Andrés Watson, el jefe comunal de Berazategui, Juan José Mussi, y la impulsora original del programa, Hilda “Chiche” Duhalde, acompañada de más de 800 manzaneras, mujeres que desempeñan tareas comunitarias en barrios de todo el territorio provincial para incluir socialmente a otras mujeres, atender a las franjas de riesgo y especialmente a las embarazadas, y a niños y niñas en situación de vulnerabilidad.

En 1994 gobernaba la Provincia Eduardo Duhalde. Larroque destacó que "el Plan Vida fue el comienzo de una política pública centrada en la presencia del Estado", y recordó que Florencio Varela jugó como uno de los primeros 51 distritos en implementarlo. Después el programa se extendió a toda la provincia. Hoy llega a los 135 municipios de Buenos Aires y alcanza a más de 42.181 personas. 

“El primer antecedente del programa fue en Lomas de Zamora bajo la intendencia de Duhalde", contó Larroque. "En ese momento llegó a sus oídos una problemática, la de los angelitos. ¿Qué eran los angelitos? Eran ataúdes pequeños para niños y niñas, bebés que fallecían prematuramente. Y entonces fue ahí que le encargó a su compañera, Chiche, estudiar la posibilidad de un programa”.

“Chiche” Duhalde dijo que el programa nació de “la necesidad de asistir a las familias más humildes, especialmente cuidando de los hijos y asegurándose de que las mujeres pudieran dar a luz en condiciones dignas y con felicidad”. La iniciativa, según ella, buscaba abordar de manera integral los problemas de malnutrición infantil y la  mortalidad, cuestiones que en ese momento afectaban gravemente a las comunidades más pobres de la provincia.

Los cimientos

Basado en una experiencia similar realizada en Chile bajo el gobierno de Salvador Allende (1970-1973), el programa buscaba distribuir alimentos, especialmente leche, a través de una red de trabajadoras vecinales conocidas como manzaneras.

Estas voluntarias no solo repartían los insumos, sino que también realizaban un trabajo de detección y acompañamiento de las familias en situación de riesgo, promoviendo la autogestión y el fortalecimiento comunitario.

En sus primeros tres años, el programa creció rápidamente y esta expansión fue posible gracias a la estructura de gestión descentralizada que involucraba tanto al Estado provincial como a los municipios y organizaciones comunitarias. El objetivo no era solo la asistencia directa. También la creación de redes solidarias que facilitaran la llegada de otros programas sociales y de salud.

En 2008, la modalidad de entrega de alimentos pasó a realizarse a través de tarjetas de débito, y aunque hubo momentos de discontinuidad, como ocurrió durante el gobierno de María Eugenia Vidal, el programa nunca dejó de existir. Bajo la gestión de Axel Kicillof, el gobierno bonaerense decidió retomarlo y fortalecerlo. Aumentó las prestaciones económicas y el número de manzaneras activas, que hoy superan las 11 mil.

A partir de esta disposición, el Plan Más Vida determina como beneficiarias a las familias que cuenten entre sus miembros a mujeres embarazadas, madres en periodo de lactancia que estén amamantando a niños hasta los 6 meses, y niños desde los 6 meses hasta la edad de ingreso escolar (entre 5 y 6 años). Además, una de las particularidades del programa es que, tras su descentralización, cada municipio es responsable de aportar sus propios equipos para implementar la política.

Actualmente, el aporte mensual para las familias beneficiarias ha aumentado de manera significativa, pasando de 876 en 2019 a 24.600 pesos en 2024, un aumento nominal del 2.700 por ciento. Además, el gobierno bonaerense ha reinstaurado los subsidios para las manzaneras, que habían sido suspendidos durante la gestión de Vidal, y que ahora ascienden a 84.000 pesos mensuales, lo que implica un incremento nominal del 6.436 por ciento partiendo del importe de 1.285 pesos que tenía inicialmente en 2019, y de revalorizar y jerarquizar el rol comunitario de las manzaneras.

Además, el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad realiza otras acciones complementarias para potenciar y expandir el alcance del programa. Se desarrollan talleres y capacitaciones en 26 municipios, con eje en el fortalecimiento del rol comunitario; la promoción de la lactancia y alimentación saludable (niños de 1 a 5 años); la manipulación segura de alimentos; el programa Qunita, vacunación y parto respetado (Ministerio de Salud); y obligaciones alimentarias (Ministerio de Mujeres).

La conmemoración se realizó en el Predio Cura Brochero, en el barrio El Rocío de Varela. Se entregaron 15 subsidios a manzaneras que trabajaron por más de 25 años en sus comunidades de manera voluntaria y gratuita. 

"Nosotros no solo creemos en un Estado presente, y eficiente, sino que creemos fundamentalmente en un Estado sensible, y la sensibilidad viene de aquellos y aquellas que están todos los días pateando el territorio", dijo Larroque. La prioridad es "proteger a una comunidad afectada por políticas nacionales adversas". Las manzaneras, explicó, juegan un papel central en esta protección, sobre todo en el ámbito familiar, donde "la madre, la mujer, tiene un rol fundamental debido a su sensibilidad".

En simultáneo, Larroque señaló que el Estado debe garantizar que los recursos lleguen adonde más se necesitan, pero también resaltó la importancia de la organización comunitaria para asegurar que esos recursos se utilicen de la mejor manera.