La vigésimo sexta Marcha del Orgullo Lgbtiq volvió, como siempre, a levantar la bandera de la diversidad sexual, pero en lo ideológico-político puso límites muy claros y en el Triángulo de las Bermudas del rechazo, cayeron el presidente Mauricio Macri, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. La sola mención de sus nombres recibió abucheos y silbidos, además de inspirar un curioso juego de bolos en el cual eran premiados los que derribaran, con una pelota de color rojo, los que llevaban pegados los rostros de Macri, Vidal y Bullrich, precisamente. Los ganadores recibían como premio un sticker con los superhéroes Batman y Superman dándose un beso en la boca.
Desde el escenario, que esta vez se montó en la Plaza de Mayo, ante la negativa del gobierno de instalar uno frente al Congreso, se expusieron los ejes centrales de la marcha: la denuncia por los asesinatos de personas travestis y trans, el reclamo para que se ponga fin a la violencia institucional y la defensa de los derechos conquistados que están en riesgo a partir del cambio de gobierno en diciembre de 2015.
La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y 100% Diversidad y Derechos, integrantes de la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo, señalaron que “los crímenes de odio (travesticidios) se repiten en todo el país, a lo que se suma la falta de estadísticas oficiales y la ausencia de investigaciones judiciales eficientes y que combatan la impunidad”. Durante toda la jornada, desde el escenario, diferentes oradores mencionaron como “caso paradigmático” el asesinato de Diana Sacayán, colaboradora del suplemento Soy de PáginaI12, y una de las más importantes activistas trans de la Argentina. En este sentido, una de las demandas es la sanción del proyecto de ley ReconocerEsReparar, de reparación de daños a las víctimas de violencia institucional por su condición sexual. Otro reclamo que se hizo fuerte fue para que se lleve a la práctica la Ley de Cupos Laborales Trans en la provincia de Buenos Aires. La norma fue sancionada, pero todavía no fue reglamentada por el Ejecutivo bonaerense.
María Rachid, de la Federación Argentina LGBT, le dijo a este diario que antes de que comenzara la concentración en Plaza de Mayo, donde se instaló la tradicional feria de la diversidad, “nos habían puesto un camión hidrante policial frente al Cabildo, algo que nunca ocurrió en los 26 años que lleva la Marcha del Orgullo”. Luego de gestiones y rechazos a tal presencia, el camión y otros móviles policiales fueron desplazados hacia la calle San Martín, detrás de las vallas que “protegían” a la Catedral Metropolitana, como siempre ocurre, para evitar que se pinten leyendas contra la cúpula de la Iglesia Católica.
Al mismo tiempo, Rachid hizo saber que previo a la realización del acto, los organizadores enviaron mails a la gobernación bonaerense, a los Ministerios de Seguridad, Trabajo y Cultura de la Nación, y a la Superintendencia de Salud, comunicándoles que “su presencia en la marcha no iba a ser bienvenida por la actitud que vienen sosteniendo contra nuestra comunidad”. Otra de las consignas más escuchadas, en los discursos, y más leídas en las pancartas y banderas, fue el “rechazo total al protocolo de la ministra Patricia Bullrich” para “el registro o la detención de personas de la comunidad LGBT”.
Desde el escenario se pidió “respeto a nuestra identidad” dado que “en forma sistemática nuestra población ha sido violada, mutilada y asesinada frente a un Estado indiferente”. Puntualizaron que “la población travesti, transexual y transgénero ha sido víctima de un genocidio cuando nuestro único deseo es el de vivir en libertad”. Las protestas fueron matizadas con música, en la que prevaleció también la diversidad: de una versión remixada de No puedo quitar los ojos de tí, popularizada por Matt Monro en los años sesenta del siglo pasado, se pasaba sin más trámite, y con aclamación generalizada, a Miss Bolivia cantando “Bien warrior/sonido que se baila en el barrio/y no me importa si me para el comisario/voy a seguir poniendo todo el tiempo cumbia”. Pero el primer puesto, de acuerdo con la respuesta que recibió a nivel popular, fue “Teta con teta”, de la reggaeronera argentina Chocolate: “Me gusta la mujer empoderada, me gusta mucho más si se come esta empanada”.
Uno de los espacios más concurridos –y festejados por los asistentes– fue el de un juego en el que había que derribar con una pelota de plástico bolos a los que se le habían pegado fotos de Macri, Vidal, Bullrich e incluso del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, y del cineasta Woody Allen. Casi todos le apuntaban a Macri y a Bullrich, y cuando acertaban, los aplausos y vivas estallaban.
En su intervención desde el escenario, integrantes de la Red de Adolescentes y Jóvenes Argentinos Positivos, denunciaron la “falta de medicamentos, de reactivos y de políticas de prevención de ITS (infecciones de transmisión sexual) que los medios periodísticos callan mientras toda la comunidad sigue afectada por una epidemia que no retrocede”. Al mismo tiempo, rechazaron la realización de test de VIH en los análisis preocupacionales que ponen como condición algunas empresas.
Martín Canevaro, de 100% Diversidad y Derechos, denunció que “un tema de gran preocupación es la faltante de medicamentos contra el VIH, que se viene registrando desde finales de 2016”. Sobre el mismo tema, se exigió “la urgente sanción de una nueva Ley de VIH y Hepatitis que garantice atención, prevención y participación”. También se demandó “la aplicación efectiva de la ley de Educación Sexual Integral y la actualización de sus contenidos, porque a 11 años de su sanción los ministerios de Educación la siguen desconociendo”.
En lo relacionado con la violencia institucional, se puso énfasis en “la persecución que sufren las lesbianas, principalmente en el espacio público, situación que se suma a la histórica criminalización de las identidades trans”. En ese punto, se insistió con el rechazo al protocolo LGBT impulsado por el gobierno nacional. Además de las quejas, del baile y de la celebración general, hubo demostraciones deportivas a cargo de un grupo de jóvenes que pertenecen al Ciervos Pampas Rugby Club, “el primero en América Latina cuya finalidad central ex expresar la diversidad sexual a través de un espacio libre de toda discriminación, para la promoción, educación, reflexión, divulgación, respeto y valores de los derechos humanos del colectivo LGBT”.