Además de afectar el suministro de agua potable, la sequía histórica que vive Ecuador trajo problemas agrícolas y favoreció la propagación de incendios forestales. Según las autoridades, el nivel del agua de los embalses llegó a niveles críticos. Las centrales hidroeléctricas cubren el 70 por ciento de la demanda energética de todo el país.

Los apagones programados comenzaron el domingo entre las 8 y las 17 locales, en 12 de las 24 provincias, incluidas Carchi (fronteriza con Colombia, norte) y las seis amazónicas (cinco de ellas limítrofes con Perú).

Además, el gobierno programó apagones nocturnos hasta el jueves, entre las 22 y las 6.

Ante la sequía, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional se instaló el jueves en sesión permanente y declaró en alerta roja a 15 provincias como la andina Pichincha, cuya capital es Quito.

El organismo resolvió este sábado extender la alerta roja, que permite la priorización de recursos para enfrentar la emergencia, a otras cuatro provincias.

La Cámara de Comercio del puerto de Guayaquil estima que la nación pierde unos 12 millones de dólares por cada hora de apagón. "Durante los apagones registrados a principios de año, las pérdidas superaron los 1.440 millones de dólares (1,4% del PIB)", señaló el gremio hace dos semanas.

No es la primera vez que Ecuador sufre racionamientos de agua. En abril hubo cortes de hasta 13 horas al día tanto por el nivel del agua como por la acumulación de sedimentos en los diques, que afectó al normal funcionamiento de las centrales.

Entre el 23 de agosto y el 18 de septiembre se contabilizaron 1.337 incendios forestales, que han consumido 23.452 hectáreas de vegetación, de acuerdo con las autoridades.

Desde enero, el fuego arrasó unas 35.000 hectáreas de vegetación y dejó 11 heridos y unos 45.000 animales de granja muertos.